Jordi Cruz Pérez sigue siendo, para muchos, Jordi "el de Art Attack" pese a que han pasado dos décadas del final de aquel programa. Puede que el exitoso formato de manualidades sea su trabajo más emblemático y recordado, pero lo cierto es que este presentador, locutor y deejay está lejos de ser el juguete roto que algunas personas insinúan cuando le preguntan por la calle "¿ya no haces nada?".
Aquel dicharachero artemaníaco ahora tiene 45 años, aunque mantiene la mirada chispeante de aquel niño que jugaba a inventarse programas de televisión en su cuarto y que añadía fantasía a sus vivencias para hacerlas más interesantes, una práctica por la que sus padres le acabaron llevando al psicólogo.
Ahora Jordi ha condensado sus anécdotas, su trayectoria profesional y algunos de los momentos más importantes de su vida en Mejor no te lo creas, su primer libro. Los lectores podrán descubrir que el presentador se postuló para conducir el Benidorm Fest y no recibió respuesta, que fue el artífice del resurgir del tema Resistiré durante la pandemia o que trabajó en el doblaje de Bichos con la mismísima Rigoberta Bandini.
Tu libro se llama 'Mejor no te lo creas' y empiezas contando que te llevaron al psicólogo por inventarte que te habías ido de vacaciones a Disneyland. ¿Qué me puedo creer de esta entrevista?
Técnicamente no mentí, provoqué un momento de fantasía y vi que si no la entienden muy bien te puede jugar malas pasadas, porque te pueden acusar de mentir. El libro juega con esas dos versiones. Todo es verdad, superverdad. Sí que es cierto que una de mis películas favoritas es Big Fish, que cuenta una historia y la llena de detalles para que gane en fuerza, eso me gusta mucho y es una inspiración para este libro, pero no hay nada inventado.
¿Cómo recuerdas tu infancia? ¿Fue traumático que te llevaran al psicólogo?
Es que yo me había olvidado de todo eso. Cuando falleció mi padre y tuvimos que coger todas las cosas, vi que guardaba todas mis cosas y descubrí los informes del psicólogo. Ahí me quede un poquito como loco. Yo mi infancia la recuerdo muy feliz.
En esa época la televisión ya era muy importante para ti. ¿A qué programas jugabas en tu habitación?
Yo hacía un concurso todas las mañanas después de desayunar, mientras me cambiaba para ir al cole. Yo me iba inventando la llamada y decía "hola, ¿cómo te llamas? Escoge el número en este panel... El 5... ¡Has ganado! Mañana volvemos a las 7". Había mucha disciplina, no jugaba por jugar, había una escaleta, un horario... Eso lo recuerdo con mucho cariño.
¿Ya eras consciente de que te querías dedicar a eso?
Sí, aunque yo lo vivía como un superpoder, como algo muy interior que no podía compartir con todo el mundo porque perdía un poquito de realidad.
Siendo muy joven empezaste en la tele local. ¿Qué aprendiste?
Yo venía de tomarme un año sabático. La condición de mis padres para tomármelo fue que aprobar la selectividad y aprobé, no sé cómo, fue un milagro de la ciencia. Para mí fue un año de probar muchas cosas, salía de mi casa a las 8 de la mañana y volvía como a las 2. Lo que me enseñó la televisión local es algo que ahora también siento con Twitch: que tú tienes el control, que puedes hacer lo que tú quieras. Yo alucinaba y veía todo, era un constante aprender.
¿Lo vivías como un paso para poder acceder a la televisión nacional?
Estaba muy relajado porque no tenía una expectativa. Yo lo estaba disfrutando todo, sabía que al año siguiente tenía que volver a la Universidad porque era el trato que había hecho con mis padres, pero no me puse como loco a buscar castings. Todo me vino muy dado, me vino un amigo que había hecho una prueba para Club Disney y me dijo que había que mandar una cinta y yo la mandé.
De esa cinta cuentas que la agencia que representaba a tu amigo quitó tu nombre de la cinta y puso los datos de la empresa. ¿Ese fue tu primer desengaño en televisión?
Creo que fue la primera vez que entendí cómo funcionaba esto. Yo no sabía lo que era un representante ni nada de eso, mi amigo tampoco sabía nada. Ahí empecé a ver cómo iba el negocio, mi padre también me abrió mucho los ojos, me decía que hay gente que te quiere bien y hay gente que te dice que te quiere bien.
A 'Art Attack' llegaste por casualidad, te metieron al casting mientras pasabas por el pasillo. ¿Te ha pasado mucho en tu carrera eso de estar en el momento y en el lugar adecuados?
Yo creo que sí. Aunque yo también he sido muy proactivo. Por ejemplo, cuando dijeron que se iba a hacer el Benidorm Fest, yo mandé una cinta de vídeo a Televisión Española como si estuviera presentando el festival. Luego ni me llamaron ni me dijeron ni mu. ¿Pero por qué no ser proactivo y adelantarte a que alguien piense en ti? Eso lo he practicado toda mi vida y me ha ido muy bien, hay que ir a por ello.
Estuviste viendo el festival en Benidorm como espectador. ¿Pensaste 'yo quiero estar ahí presentando'?
Yo habría sido feliz hasta vendiendo camisetas del Benidorm Fest en la puerta. Hay cosas que te llaman la atención y te gustaría formar parte de eso. Al final formé parte como espectador y cero regrets en ese aspecto. También me gustaría, por ejemplo, formar parte de Operación Triunfo, pero si no lo soy voy a seguir viendo el programa, aplaudiendo y si puedo ir a las galas, iré.
Tú has trabajado con Gestmusic en 'Top Gamers Academy'. ¿No has hablado con Tinet Rubira del tema 'OT'?
No, me dio mucha vergüenza. Yo admiro mucho a Tinet y me parece un fantástico creador de programas. Creo que Operación Triunfo para Gestmusic significa mucho y se lo toman tan en serio que da como respeto postularse. Ellos me conocen y tienen mi referencia personal y profesional, pero la televisión depende de mucha gente y a lo mejor piensan que es mejor otro perfil. Inés Hernand, por ejemplo, lo haría perfecto.
¿Crees que es el momento de que vuelva 'OT'?
Sí, tiene que volver. Hay ciertos programas de la televisión que te dan ganas de que llegue el día y la hora para verlo. Eso me pasa con OT y con Maestros de la costura, por ejemplo. Eso lo consiguen muy pocos programas de televisión.
¿Te imaginabas la repercusión que iba a tener 'Art Attack'?
No, porque fue un programa que empezó para Disney Channel, que era una plataforma de pago. Yo no sabía que lo iba a comprar Telecinco, que luego lo emitiría Antena 3 entero de nuevo, luego en Latinoamérica... Además, se siguió emitiendo hasta cuatro años después de grabar, la gente pensaba que yo seguía haciendo el programa.
¿Te pagaron por esas reposiciones y por la emisión internacional?
No, Disney te paga y ya está.
¿Habrías negociado otras condiciones de haberlo sabido?
No sé, yo soy muy tontín para estas cosas. Yo también he sabido buscarle la rentabilidad, me he recorrido España y media América haciendo manualidades.
¿Nunca has renegado de ser Jordi el de 'Art Attack'?
¡Cómo vas a renegar de eso! La gente que reniega de sus principios a lo mejor es porque no se siente identificada o tenía poco poder de decisión, pero yo en Art Attack tenía una libertad enorme. El "¡hola, artemaníacos!" no existía en ese formato, en la versión original era "hello, children!" y yo dije "yo no puedo decir 'hola, niños'". Tenía total libertad.
En estos años no has dejado de trabajar, pero te han llamado 'juguete roto' muchas veces.
A mí me han matado por Internet, han pasado muchas cosas. De repente salió otro Jordi Cruz, que es un gran cocinero, y tuve ese momento de doble personalidad... La gente no lo hace a malas, pero te pregunta "¿ya no haces nada?". Creo que si te sienta mal eso es porque algo no está funcionando en ti. Yo en todo lo que he hecho me he sentido tan realizado que no me sienta mal que me pregunten si ya no hago nada, lo entiendo porque piensan que no hago nada en la tele.
Durante la pandemia estuviste en Cadena 100 y, a pesar de que el programa tuvo repercusión, acabaron prescindiendo de ti. ¿Crees que tu salida fue injusta?
Fue muy inesperada para mí, pero a veces por mucho que quieras las cosas no casan. Puedes perder el tiempo en buscarle explicaciones o decir "bueno, ya está, pa'lante". Yo discuto poco con el Universo, porque creo que es una pérdida de tiempo. Yo me valoro y sé cómo lo hacía, pero puede ser que no todo guste o encaje, cuando alguien te dice "no hemos conseguido los objetivos" está hablando de la empresa, pero yo mis objetivos personales los he conseguido, yo no dirijo la empresa y si deciden que no tengo que estar, recojo mis cuchillos y me voy.
¿Qué importancia tuvieron tus padres en tu trayectoria?
Pues mucha, para mí fueron un referente en muchos aspectos. Mis padres nunca me dijeron "no vales para esto" o "céntrate". Siempre confiaron en mí y yo les he devuelto esa confianza con creces, mi norma número uno es no dar disgustos a los padres. Sus pérdidas también me han marcado y me han hecho ser quien soy.
En el libro hablas de una conversación con tu madre en Ámsterdam en la que te pregunta las drogas y tú dices que le haces una promesa. ¿Cuál fue esa promesa?
La promesa ya la estaba cumpliendo. Yo no sé por qué, pero con 18 años, cobrando un millón de pesetas al mes, tuve la iluminación de saber que si empezaba a probar eso era muy probable que me gustara y que pudiera acceder con el dinero que tenía. Entonces, ¿para qué lo iba a probar? Esto no es un alegato antidrogas, que cada uno haga lo que quiera y viva su vida como quiera vivirla, pero yo veía mucho riesgo. Además, la vida me ha demostrado que puedo estar de marcha, soy buen bebedor, no me emborracho y si hay after me apunto.
¿Crees que se ha tenido una imagen errónea de ti porque disfrutas del mundo de la noche?
Yo creo que la gente suma 2+2 y piensa "pues ya está, se droga". Pero yo estoy muy tranquilo porque la gente que me conoce sabe perfectamente mi realidad y cómo soy. Con eso tengo suficiente.
¿Cómo ves tu futuro profesional? ¿Qué te queda por hacer?
¡Me queda todo! Yo vivo esto como una carrera de largo recorrido. Mientras llegan las llamadas que te cambian la vida, como me ha pasado con este libro, yo seguiré haciendo mis cosas para sentirme realizado, que es algo muy importante. Si no tienes la suerte de estar trabajando en lo que te gusta, tienes que buscarlo en otro lado y hacer otras cosas que te hagan sentir realizado.
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