Después de la docuserie de Rocío Carrasco, en la que su protagonista relataba cómo había sido su relación sentimental con Antonio David Flores, su posterior divorcio y el grave infortunio vivido con su hija, la primogénita de la chipionera más universal anunció el estreno en otoño de 2021 de una segunda parte.
Sin embargo, en esta ocasión sería su familia el objeto de análisis, ya que eran muchas las dudas que existían y existen en torno a la desvinculación de Carrasco con las personas que más cerca estuvieron de su madre hasta el final de sus días.
Documentos privados y manuscritos de la mano de la cantante eran, supuestamente, los que desvelarían el porqué de esta enemistad. Un tema que ha traído mucha cola y que ha acabado con la judicialización del asunto a petición de la otra hija de la artista: Gloria Camila Ortega. Y es que este asunto ha hecho que el tan esperado documental no haya podido ver la luz aún, inconveniente ante el cual Telecinco creó un plan b.
El último viaje de Rocío y Montealto han formado parte de ese plan, han sido los dos productos televisivos que han servido para rellenar la espera de la docuserie que promete aclarar todas las dudas en torno a la familia Mohedano. Formatos a modo de homenaje a Rocío Jurado, donde además de repasar su legado personal, artístico y patrimonial, han servido como cebo de lo que, aseguran, está por venir.
El relativo éxito de El último viaje de Rocío, el primero de estos homenajes, parecía ser la confirmación de que el chicle podía seguir siendo estirado sin necesidad de destripar ni un ápice la segunda parte de la docuserie que aún está por venir. Una hipótesis errónea que ha sido demostrada con Montealto.
La audiencia empieza a cansarse
El programa donde se ha recreado la vivienda en la que la chipionera vivió sus últimos años no ha logrado conquistar a la audiencia. Los trajes y elementos domésticos de Rocío Jurado expuestos públicamente parecen haber generado interés a solo una parte del público, aquella que aprecia positivamente la figura de la cantante o de su hija, que en todo momento ha estado presente. Sin embargo, otra parte de la audiencia ha terminado cansándose del show de Telecinco y Rocío Carrasco y le han dado la espalda.
Un hartazgo que, sin embargo, han sabido resolver bien en Telecinco jugándose todo a una carta. Y es que, si bien es cierto que el programa del pasado viernes prometía mostrar las estancias que aún no habían sido reveladas de la reconstrucción de la vivienda de la Jurado, un plan de última hora dio al traste con dicha premisa.
El precio del silencio, una pieza documental de 50 minutos que repasaba las reacciones televivas de la familia de Rocío Carrasco desde la eclosión mediática que provocó la docuserie hasta nuestros días, cambió la escaleta. Un especial acompañado de comentarios en plató en el que la audiencia volvió a recordar aquel material que tanto impactó en marzo del pasado año.
El jaleo mediático generado alrededor de la figura de Carrasco, acompañada de su sobreexposición impulsada por su productora, La Fábrica de la Tele, había hecho que la audiencia, que es muy olvidadiza, borrase de sus memorias los matices de la verdadera causa que llevó a que la hija de Rocío Jurado rompiese su silencio. Una situación que inclusive implicó una cierta pérdida de credibilidad mediática, situación que no otorgaba buenos augurios a la serie documental que se está gestando en estos momentos.
El pasado viernes 11 de febrero, y después de muchos meses de barullo mediático, gran parte de la audiencia volvió a reconciliarse con Rocío Carrasco. El público revivió cómo se fueron desarrollando públicamente los personajes involucrados en este tema, un documento totalmente necesario de ver al completo si lo que se pretende es que la gente siga empatizando e interesándose por la historia de la hija de la Jurado. Una misión que han cumplido con creces y que ha sido muy bien aderezada por una llamada que nadie nunca esperó, la del portazoz de la familia Mohedano y tío político de Rocío, José Antonio Rodríguez.
La llamada que lo cambia todo
El marido de Gloria Mohedano, hermana de Rocío Jurado, entró en directo para compartir con los presentes en plató, incluida la propia Rocío Carrasco, su versión de los hechos. Un discurso inexacto, cogido con pinzas y en ocasiones demasiado básico, convirtió de nuevo a Rocío Carrasco en víctima de su propia familia. Un documento en forma de llamada que no ha hecho más que volver a encender la mecha en la mediática familia y devolver el interés al público.
Y es que, según datos de Kantar, la última entrega de Montealto fue congratulada con un 19'1% de share y una media de 1.889.000 espectadores. Una notoria mejoría respecto a su anterior emisión en martes, en la que generó un deslucido 9,7% y 1.536.000 telespectadores.
De ahí no es de extrañar que para este viernes La Fábrica de la Tele se haya sacado de la manga nuevo contenido para atraer el interés de la audiencia. Por una parte, mostrará un adelanto de 52 minutos de lo que se podrá ver en la docuserie En el nombre de Rocío que llevará el nombre de Licencia para hablar. Y, por otra, Carrasco anunció que también mostraría 48 documentos en los que Rocío Jurado "narra lo que ha sufrido con el ser, lo narra de una forma descarnada y muy fuerte".