Después de lograr dos terceras posiciones tras su vuelta al Festival de Eurovisión Junior gracias a Melani García y Soleá, el pequeño Levi Díaz, ganador de la última edición de La Voz, intentará mantener el listón alto este domingo en la 19ª edición del certamen musical que se celebra en París.
Competirá por el mini micrófono de cristal con la canción Reír, pop optimista lleno de energía y emoción compuesto por David Roma, en una gala que comenzará en La 1 a las 16:00 horas y que será retransmitida por Tony Aguilar y Julia Valera.
También intentará atrapar el interés de la audiencia después de que el pasado año el festival perdiera audiencia al pasar de los 1.487.000 espectadores congregados en 2019 a los 1.082.000 espectadores en 2020.
Sea como fuera, paradójicamente el dato de audiencia será de los más alto cosechados en el continente europeo, ya que el interés por esta versión junior del mítico festival es prácticamente nulo, como así revelan sus datos de audiencia.
Tanto es así que de no ser por Polonia, país donde el pasado año se disparó la audiencia hasta los seis millones de espectadores, el festival no lograría alcanzar ni siquiera la barrera de los 10 millones de espectadores.
También ayudan a elevar sus registros Francia y España, que hasta hace unos años daban la espalda al certamen. France TV, que regresó en 2018, congregó el año pasado a 1.210.000 espectadores gracias a la victoria de Valentina Tronel con J'imagine. Mientras, TVE sumó 1.082.000 espectadores.
En el resto del continente, donde muchos países optan por emitir el certamen en sus canales infantiles o secundarios, datos muy pobres. Así, por ejemplo, según datos publicados por ESCPlus, Alemania sumó 370.000 espectadores, Rusia unos 400.000 espectadores, Países Bajos unos 350.000 espectadores y Ucrania unos 316.000 espectadores.
En YouTube, más de lo mismo. El festival apenas tiene 1,2 millones de visualizaciones, siendo la actuación de su ganadora Valentina la más vista con 12 millones de visualizaciones. Soleá es de las más vistas con 4,5 millones de visualizaciones.
Promoción turística
Pero, ¿por qué se sigue celebrando este festival que no cuenta con países con larga tradición en Eurovisión como Suecia, Noruega, Dinamarca o Reino Unido? Lo primero de todo por los países del Este, que han encontrado en este certamen una forma de promocionarse turísticamente.
Al ser un evento con un presupuesto mucho menor al Eurovisión de adultos y al no estar el país ganador obligado a celebrar el certamen al año siguiente, la UER recibe ofertas de las distintas televisiones públicas europeas.
De esta manera, en los últimos años Eurovision Junior se ha celebrado en países que nunca han ganado el festival de adultos como Rumanía (Bucarest), Chipre (Limassol), Bielorrusia (Minsk), Armenia (Ereván), Malta (Marsa y La Valeta), Bulgaria (Sofía), Georgia (Tífilis) o Polonia (Gliwice y Varsovia). Una oportunidad única para dar a conocer estas ciudades al resto de Europa.
Este año, con la celebración en Francia (París), el certamen regresa a uno de los países con mayor tradición. Algo que no sucedía desde 2012, el Heineken Music Hall de Ámsterdam (Países Bajos) acogió el festival. Lo hace, además, en periodo navideño convirtiendo así el evento en un atractivo producto navideño para las televisiones.
Paradójicamente la ciudad apenas se ha volcado con el certamen y no es extraño que los turistas que visitan estos días la capital gala ni siquiera tengan constancia de la celebración de este evento en la ciudad ya que no existe ningún tipo de iniciativa en sus calles.
También mantienen vivo Eurovision Junior los eurofans, quiénes se movilizan año tras año en redes sociales, acaparando la conversación social durante la semana del evento y haciendo visible la marca durante semanas. Sin ellos es probable que el festival hubiese desaparecido durante sus peores años en las ediciones de 2012 y 2013.
Tampoco podemos olvidar que Eurovision Junior es una gran oportunidad para las televisiones pública para conectar con el público infantil y que así no rompan el vínculo emocional con sus cadenas. Es también una manera de crear 'eurofans' para el futuro que mantengan viva la marca Eurovisión.
Sin ir más lejos, la última edición del festival, con la victoria de Maneskin, logró un enorme 52,8% en jóvenes de entre 15 a 24 años. Además, de los 50,6 millones de espectadores únicos en el canal oficial de YouTube, un 71% fueron jóvenes de 18 a 34 años.
Asimismo, las cuentas de redes sociales oficiales del Festival generaron 14 millones de acciones de participación en publicaciones (Instagram, Facebook, Twitter, TikTok). El nuevo canal de TikTok también generó 4,3 millones de acciones de participación.
Este, sin embargo, es el gran reto de TVE: atrapar al público joven. Y es que la emisión de Eurovision Junior 2020 destacó especialmente entre los mayores de 65 años, franja de edad en la que alcanzó un 9,6% de cuota de pantalla. Entre los jóvenes con edades comprendidas entre 13 y 24 años apenas logró un 7,9% de audiencia.
De ahí que se antoja vital que la televisión pública rediseñe su estrategia. En Australia, por ejemplo, la SBS ha lanzado un concurso a través de Tik Tok para elegir a uno de los candidatos de su preselección.