El nueve de septiembre del 2021 arrancó Secret Story: La casa de los secretos, un nuevo reality que aterrizaba en la parrilla dispuesto a aportar la dosis de telerrealidad con la que cuenta Telecinco en cada temporada. Si bien es cierto que muchos espectadores asiduos a la cadena de Fuencarral esperaban volver a engancharse al emblemático Gran Hermano VIP, la cadena de Paolo Vasile decidió que el formato siguiera en 'stand-by' y apostar por un nuevo concurso. Un espacio de telerrealidad que pese a compartir muchas similitudes con el ya citado, parecía llegar cargado de novedades.
"Dieciséis concursantes conocidos encerrados en la mítica casa de Guadalix de la Sierra y rodeados de cámaras y micrófonos las 24 horas del día". Hasta aquí las premisas son exactamente las mismas que las de GH VIP, pero Secret Story cuenta con una peculiaridad: los participantes tienen que guardar una serie secretos íntimos hasta el final y al mismo tiempo intentar descubrir cuales son los que esconden celosamente sus rivales. Vivencias desconocidas por todos que han marcado sus vidas y que de ser averiguadas podrían hacer ganar al improvisado investigador hasta 50.000 euros. Un juego que puede provocar mucha intriga y dada la trascendencia mediática de los protagonistas, también proporcionar un jugoso contenido para fuera.
Pese a que la mecánica en sí puede resultar interesante, la escasez de primeras figuras del 'famoseo' patrio y la intrascendencia de la mayoría de secretos hace que esta novedad haya quedado relegada a un simple elemento decorativo. Un juego que prometía ser la trama principal del programa, la de descubrir escabrosos secretos de los concursantes, y que finalmente se ha convertido en un mero ornamento. Esta realidad provoca que Secret Story'se haya reducido a un mero concurso de convivencia, lo que le acerca peligrosamente a lo que en esencia es Gran Hermano, pero... ¿Había intenciones reales en romper con el que durante años ha sido el formato estrella de Zeppelin?
Si bien es cierto que en un primer momento intentaron vender el concurso como algo nuevo, la reutilización del plató añadiendo algunos elementos, la casa y los presentadores hacía presagiar todo lo contrario. Ejemplo de esta realidad pudo verse en la última gala de expulsión, que usó la temática de Halloween ante la víspera del día de difuntos. Una fecha que durante años ha sido la favorita de los seguidores de Gran Hermano, dado que los concursantes tenían el reto de hacer frente a su noche más terrorífica dentro de la casa de Guadalix.
Se puede afirmar que Secret Story calcó a la perfección la mítica gala de Halloween de GH. Actores convertidos en seres inmundos, pruebas a la hora de nominar y litros de materia pringosa cayendo sobre los concursantes fueron algunos de los detalles que resultaron más que familiares en la gala. Por no mencionar la aparición de Payasín, uno de los grandes iconos de la noche más terrorífica del programa que presentaba Mercedes Milá, que junto a Miguel Frigenti sembraron el pánico entre los participantes. Pero si algo trasportó a la audiencia a Gran Hermano de manera definitiva fue volver a escuchar a uno de los elementos más distintivos del formato: el Súper. "Yo a ti te conozco de algo", dijo Floren, persona que está detrás de la voz distorsionada que guiaba y conversaba con los concursantes, a Adara, que rápidamente desbloqueó el recuerdo del reality que la hizo saltar a la fama en el año 2017.
Fueron tantas las similitudes entre el Halloween que realizó Secret Story con el que durante años realizó Gran Hermano, que las redes sociales desempolvaron algunos de los vídeos más desternillantes del mítico programa de telerrealidad. Imágenes que corroboraban que se trata de un formato totalmente sucedáneo del original que cada vez pretende menos ocultar su innegable parecido. Este hecho parece que lo tienen muy presentes también algunas de las personas que se sientan en plató cada una de las galas, como María Jesús Ruíz, cuyo inconsciente le ha traicionado en alguna ocasión refiriéndose al formato como Gran Hermano'o el veterano presentador Jordi González, que también ha tenido lapsus del mismo estilo al, suponemos, no encontrar demasiadas diferencias entre uno y otro.
Resulta evidente que Mediaset se niega a no tener dentro de su programación un programa como Gran Hermano aunque para ello tenga que renombrar y 'maquillar' un nuevo formato y venderlo como tal. Una decisión que resulta bastante poco arriesgada, dado que evidencia que no existe intención alguna de apostar por algo radicalmente diferente.
El temor de que la audiencia de la cadena no responda bien ante algo nuevo es el motivo por el que desde Fuencarral se empeñan en crear el mismo programa con distinto nombre. Estrategia que es el resultado de los problemas en los que GH se ha visto envuelto desde el año 2018 y que aún está pendiente de resolver en los juzgados. Un frente nada cómodo para Telecinco, que da muestras de desear volver a hacer sonar la emocionante sintonía del formato que cambió la manera de hacer televisión en nuestro país hace ya más de dos décadas.