Día triste. Tristísimo, negro para la televisión. Porque Mila Ximénez fue mucho, y más allá, en el ámbito del corazón y la esfera socialité, pero como televisiva, aguerrida y polemista -sobre todo, en lo que nos aborda: Superviviventes-, hizo historia. Fue la caña de España. La mejor, en lo bueno y lo malo. Una grande del show y de aquello de agitar el avispero. A Mila la querías o la odiabas. Mi abuela siempre decía: "¿Quién? ¿Esa mujer que siempre grita? Está de mal humor todo el rollo". No había término medio. Era tu mejor amiga, pero tu peor enemiga. No la tuvieras en la otra barrera: salías perdiendo. Pero, ¡cómo era Mila!
El alma del todo, el engranaje fresco en tardes y noches televisivas estancadas. Ella, con su Ni Mila ni Milo ni Milu, tenía un olfato especial para saber cuándo había que arrimar el hombro. Ximénez hizo mucho en y por Supervivientes. Entendía el oficio como las viejas glorias: echarle pico y pala sin mesura. Perdonen, pero es de recibo: como con Gran Hermano VIP posteriormente, fue de las primeras en ponerse el guante contra los prejuicios de la edad. Con la misma garra que se enfrentó a la enfermedad, pero con un pero: no era un miura que ella pudiera rejonear. Por eso, este miércoles Jorge Javier Vázquez (50) ha querido darle su sitio, su hueco, su emoción ajustada.
Mila se quitó el miedo, los prejuicios y, por qué no decirlo, alguna que otra deuda. Se liberó y terminó por respirar. El concurso le debe mucho, pero también él a ella. "Muy buenas noches, aunque no es un día agradable para muchos de nosotros. Estamos consternados y totalmente bloqueados porque ha fallecido nuestra compañera Mila Ximénez, fabulosa concursante de Supervivientes en la edición de 2016". Y ha añadido, con esa pericia Vázquez para surfear con maestría entre el dolor y el sarcasmo de la vida; entre el canto y los silbos y el tono pertinente que solo desliza el adiós: "Queremos dedicarle todo el programa de hoy. Queremos homenajear su memoria y recordar su paso por Honduras".
Me sacudo la emoción. La vida sigue, pese a todo. La vida debe seguir. Siempre sigue. Vamos a dar algo de información. Alejandro y Lara son los nominados. Me han desgarrado, hasta el alma, las palabras de Lola tras la expulsión de Palito Dominguín (25). "Todo me recuerda a ella, pero intento no desenamorarme de ella porque sé que no me dejaría derrumbarme", suelta con un hilo de voz la pobre Lola. Se rompe, se quiebra, se lame las heridas y asevera: "Lo siento si estoy en shock, pero la voy a echar mucho de menos, es parte de mí. Lo voy a hacer todo por ti".
Y suma, soñadora: "En cualquier momento va a parecer". Hombre, he de decir que, teniendo el panorama tristón que hemos vivido hoy, esas lágrimas me suenan más lejanas, frías, endebles e incomprensibles. La tiranía de las emociones: qué dicta o incita más lacrimógeno o urgente. A saber. Ahora andamos allí: en Honduras, ajenos a la vida, y a la muerte de Ximénez. Hay que decir que la que ha tenido una noche compleja ha sido Anabel Pantoja (34). Lástima de ella. La acusan de haber largado más de la cuenta de información de España.
Y se ponen los vídeos indiscretos en acción. Anabel, cazada. ¿Se han hecho palomitas? Entren y disfruten. Le habla Anabel a su chico. "Tienes que salir más tarde que otros. No te fíes de quien te dice que te quiere mucho, solo te fíes de Alejandro. Alegría, que aquí haya sangre. ¡Había veces que parecías una estatua! En tu voto lo di todo. Me da pena Palito, pero es lo que hay. No tienes que pedirle perdón a nadie, tú has dado comida y cedido tu coco. ¡Tendrías que haber dicho que te quedabas con el coco! Porque salías a por él. Uno juega con sus seguidores. Gianmarco no juega bien", han sido, más o menos, sus palabras.
Y suscribía la tía, cuando creía que nadie la grababa: "Gianmarco es igual a reality". Cuando Jorge Javier intenta cercarla y estrangularla, ella se revira: "Que yo sepa me basé solo en lo que se había emitido, no creo que haya dado información que les perjudique. Si es así, pido perdón, pero no di información para perjudicar a nadie. Tengo también el derecho de opinar sobre cada uno". Y yo te apoyo, a full, compa. Pero te diré: si damos, damos; y si no damos, no damos. Tú me entiendes.
Anabel bracea, cuando no boquea, en su último intento: "He tenido conversaciones con ellos rollo '¿cómo está todo?'. Ellos me dicen que 'normal', no he hablado de cosas chungas. Los vi destrozados y quise darles ánimo porque no tienen el mismo apoyo que los demás" -refiriéndose a Lola y su chico-. Pero, esperen, esperen. Que Anabel ahonda y se explaya con su boda. Pletórica, se la larga a Omar: "El tema de la boda va a cambiar todo, no será como tienes pensado. Será en una islita allí en Canarias".
Y se sigue delatando la ingenua y chivata Anabel, en secreteo con El Negro: "La gente te adora, cuando conectaban con vosotros era así. Cuando conectaban con los demás, era el mal rollo. Tenéis fuerza, menos que la otra, pero tenéis que ganar, porque lo he dejado todo maniatao. Al principio, Patiño te apoyaba mucho, Lydia también. Han buscado cosas de ti, te han buscado un niño que no han encontrado, tú sabes". Vale sí, aquí la Anabel cae y no remonta: Jorge la ahoga en el pozo de la vergüenza, hasta que las convulsiones bajo agua de Anabel la hacen sobrevivir, boquear y disculparse: "No tenga excusa, lo siento. Pensaba que no eran cosas importantes".
Y Jorge, ese que dice ser el enano dictador de Mediaset, se muestra implacable: "La organización se plantea una sanción económica para ti". Le dicen "súbete a la barca" y ahí se acabó su aventura. O mejor, por qué no llamarlo desventura selvática. Qué poca y mala suerte tiene Anabel, que la chiquilla va a ver a su novio y dura menos, mucho menos, que cuando concursó allá en el pasado remoto: en aquella ocasión no duró dos semanas. Ahora, tan solo unos días tontos y fútiles.
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