La televisión de este país despide a una de sus grandes colaboradoras. La periodista Mila Ximénez no ha podido superar el cáncer de pulmón con ramificaciones que le fue detectado el pasado mes de junio de 2020, y que la llevó a estar apartada de la televisión en las últimas semanas.
Con ella se va uno de los grandes personajes del universo rosa de Telecinco, una mujer que tenía una mano de acero cubierta por un guante de terciopelo, que sabía cuando mostrar su cara más dura y áspera, y cuando ser vulnerable.
Nacida en Sevilla en 1952, Mila se hizo famosa a raíz de su matrimonio con el tenista Manolo Santana. Entonces comienza a colaborar en diferentes medios de comunicación, en los que se presentaba como Mila Santana. Quizá la parte más recordada de aquella etapa es la que vivió en el programa Directamente Encarna, junto a Encarna Sánchez.
Tras una década retirada de los medios, Mila Ximénez resurgió cual ave fénix a mediados de la década de 2000. En el programa de corazón Aquí hay tomate, presentado por Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde, la periodista se convierte en el principal azote de Isabel Pantoja, a la que llama “depredadora, rara, siniestra, extraña y oscura”.
Pronto pasaría a colaborar en Crónicas Marcianas, programa en el que amortizó todos los recuerdos que guardaba junto a Encarna Sánchez. Como se suele decir en Telecinco, Mila remó a favor de obra y dio grandes momentos al programa, como la vez le dijo a Marujita Díaz “Tú hacías de mamporrera de Encarna”, o la vez que confesó haber tenido una noche de sexo con la propia Encarna.
Años después supimos que aquel encuentro fue mentira, y que para ella, Crónicas Marcianas fue “la colaboración más humillante de mi vida”. “Dije una vez que tuve relaciones con ella y dije 20 que no, pero si me dan medio millón de euros y tengo que decir que sí, pues lo hago de nuevo”, le diría a Risto Mejide en el programa Chester.
“Para mí, Crónicas marcianas era la única manera de salir de la vida que tenía. Pero ahora si pudiera borrar de mi vida cualquier rastro en Crónicas, pagaría lo que fuera”, aseguró. En aquella misma entrevista reveló que cuando le ofrecieron trabajar en Sálvame se negó, por miedo a reabrir heridas causadas por Crónicas Marcianas.
La carrera televisiva de Mila Ximénez continuó de la mano de Telecinco, en programas como A tu lado, TNT y La Noria. Hasta que en 2009 llega Sálvame, un magacín de corazón que cada tarde repasa la actualidad rosa desde un prisma muy particular.
Uno de los pilares de 'Sálvame'
Mila se convierte en uno de los pilares clave del programa, y hasta pone voz a la sintonía del programa (la canción Sálvame de Bibiana Fernández) durante un tiempo. En el programa de La Fábrica de la Tele la hemos visto hacer de todo: se disfrazó de Menina con un cabreo considerable, se ha peleado con todos, y también se ha reconciliado. Hasta se abrazó con Isabel Pantoja por los pasillos de Mediaset, en cierta ocasión.
“Me van a llamar pelota, pero ven para acá”, decía Mila a Isabel. “Ahora es cuando te estoy conociendo”, añadía. Isabel quiso aprovechar para preguntar el “por qué” de todo el daño que le había hecho con sus declaraciones, y Mila se limitó a decir un sincero “no lo sé”.
De forma paralela, Mila se convierte en un perfil todo terreno para los realities de la cadena. Se alza uno de los grandes fichajes de Supervivientes en el año 2016, y llega a la final. No alcanza el premio de 200.000 euros pero se puede considerar la ganadora económica de la edición: su caché era tal que se embolsó más dinero que el propio Jorge Díaz, al que la audiencia eligió como vencedor.
Fue una competición muy dura, pero casi la vimos sufrir más en Gran Hermano VIP, cuando concursó en la edición de 2019. Ya el primer día se negó a seguir le juego de la organización y entrar a gatas a la casa. Chocó muy pronto con Hugo Castejón, y un día llegó a vomitar al saber que se había salvado de la nominación. Otro día le dio un ataque de ansiedad al quedarse encerrada con el músico.
A pesar de ello, Mila aguantó el chaparrón y se convirtió, de nuevo, en finalista, aunque la audiencia decidió que el máximo premio fuese en aquella ocasión para Adara Molinero.
A mediados de junio de 2020, en plena crisis sanitaria por el coronavirus, saltan las alarmas en Telecinco. Mila llevaba diez días sin ir a Sálvame y muchos se preguntaban si estaba bien. El programa estuvo toda una tarde cebando que tenían que dar una noticia “triste y dolorosa” que dejaría a los espectadores apenados. La protagonista fue la propia Mila.
“Tengo un tumor, un cancer de pulmon. Me lo van a tratar. Está localizado. No se le puede pegar el tiro porque hay ciertas ramificaciones que no están controladas. Vamos a un tratamiento de radioterapia y quimioterapia”, decía entonces.
A diferencia de otras profesionales de la televisión que tienen pánico a pronunciar la palabra cáncer, Mila ha hablado de su enfermedad en varias ocasiones, con total naturalidad. En diciembre acudía a una edición nocturna de Socialité para narrarle a María Patiño que aceptaba la enfermedad, pero que le costaba el tratamiento.
“Ya tenía edad de descansar y disfrutar y, que en este momento tenga este parón, me ha parecido una jugarreta del destino muy cabrona. Estoy muy cabreada con esto”, reconocía la sevillana, que añadía que prefería “una vida más corta pero más vida. Con más calidad de vida”.
Leyendo entre líneas, Mila se empezaba a despedir de la televisión, aunque sin querer decir la palabra adiós. Este mes de marzo regresaba al plató de Sálvame tras un mes sin pisarlo, y ahora ya mostraba un discurso desalentador.
“He estado casi un mes sin moverme de la cama”, afirmaba, apuntando que en dos semanas “todo se decidiría”. “Cada vez me cuesta más sacar fuerzas y levantarme” reconocía, a la vez que solo tenía una petición, en referencia a cómo había perdido el miedo a su enfermedad y a la muerte: “Quiero normalizar la situación. Cuando me tenga que ir, me iré tranquila”.