Mask Singer: adivina quién canta regresa a Antena 3 este lunes con una nueva edición que promete doblar la apuesta con nuevas máscaras, más emoción y novedades en su mecánica.
El concurso, cuya primera temporada arrasó en la cadena, seguirá contando con Arturo Valls como maestro de ceremonias, mientras que en la mesa de los investigadores se incorpora la ganadora de la primera edición, Paz Vega, en sustitución de Malú. BLUPER ha conversado con el presentador y con la actriz para descubrir todos los detalles de esta nueva entrega.
Arturo, ¿cómo definirías esta segunda edición de Mask Singer?
Arturo Valls: Es como cuando te subes a una montaña rusa de las buenas, que el primer viaje te flipa, pero no sabes muy bien lo que ha pasado. Pues en esta segunda edición vamos a disfrutar, a masticar un poquito más el formato, porque la primera fue tal shock que esta vez hemos disfrutado mucho más. Además, todo ha aumentado un poco: las actuaciones, los famosos, las máscaras... Va a haber máscaras mucho más carismáticas y divertidas, con mucha más alma. Era necesaria una segunda edición y espero que el espectador la disfrute tanto como nosotros.
Paz, ¿cómo has vivido el privilegio de ser investigadora en la segunda edición?
Paz Vega: Estoy feliz, me siento afortunada de poder estar aquí y disfrutar del show, ahora desde el otro lado. Lo pasé en grande siendo Catrina, pero el trabajo era mucho más limitado, hacía mi show y me iba a casa. Ahora que estoy en la mesa con Los Javis y con Mota es un viaje alucinante, de tripi, y muy divertido. Estaba todo el rato emocionada y con la adrenalina a tope. Flipamos con las actuaciones y con la gente que está dentro. En el primer programa, cuando descubrimos la identidad del primer famoso pensamos "si esto es así, ¿qué vendrá después?".
¿Cómo viviste la temporada pasada al verla como espectadora?
P.V.: Lo viví intensamente, lo vi con mis hijos, pero intentaba despistarles. Mi hija llegó a decirme "¿esa eres tú, mamá?". Yo le decía que no podía estar ahí porque estaba en casa, pero otro día me dijo "¿eso no está grabado?". Me pasaba todo el tiempo intentando despistar, pero cuando enseñaron como pista mi foto de Hillary Clinton me metí en el cuarto de baño porque esa foto está en mi salón. Vinieron todos como locos a buscarme con la foto en la mano.
Arturo, ¿te preguntan mucho en tu entorno quiénes son las máscaras?
A.V.: Yo creo que la gente entiende que tener información le resta magia y emoción al programa. Yo entro a casa y digo "bueno, no sabéis quién ha salido hoy" y no quieren que les diga nada porque les gusta el formato. Con mis amigos pasa igual, al principio de la primera edición sí lo intentaban, pero cuando fue avanzando se dieron cuenta de que no tenía gracia tener más pista que los demás.
En la rueda de prensa se dijo que este año se ha reforzado la seguridad. ¿Cómo vivisteis las filtraciones en redes de fotos que daban a entender quiénes eran algunos concursantes de la edición pasada?
A.V.: La gente también se dio cuenta de que las filtraciones hacían que tuviera menos gracia. Aún así, el momento de descubrir al famoso es tan emocionante que supera eso, la gente no puede evitar emocionarse aunque tenga sospechas de quién puede ser.
P.V.: Sí, hasta ese último momento dudas. Yo el año pasado vi esas filtraciones y dudaba de si era algo que decían para despistar.
Paz, ¿usaste algún truco para despistar a los investigadores y poder ganar?
P.V.: Yo, como era Catrina, le puse acento mexicano y eso ya me salvó. Además, es importante la manera de moverse. La máscara tiene que tener vida e identidad por sí misma. Eso este año está muy acentuado, todas las máscaras salen al escenario con una personalidad: simpática, graciosa, pizpireta, sensible...
¿Tenéis amigos que os hayan dicho que quieren concursar?
P.V.: A mí sí me han mandado mensajes diciéndome que no habían visto el programa y que me han visto ahora. Me preguntan cómo fue la experiencia y les digo "¿por qué? ¿Te han llamado?" (ríe). Yo siempre le digo a todo el mundo que, a quien llamen, se lancen, porque es una experiencia preciosa, un regalo.
A.V.: Esta edición va a facilitar que mucha gente se anime. Yo sé que mucha gente se ha ofrecido y también hay gente que ha dicho que no, pero que es posible que tras ver esta segunda edición se anime. Va a haber gente muy top y muy fuera de su hábitat natural.
¿Esperáis que esta experiencia os abra las puertas a nuevos proyectos en televisión?
P.V.: Yo soy actriz y es a lo que me quiero dedicar, pero venir aquí lo considero más que un trabajo, un regalo. El hecho de estar aquí no me quita nada como actriz, todo esto suma y la cuestión es encajar fechas para seguir trabajando en ambos formatos.
A.V.: El objetivo tampoco es que esto haga que nos lleguen más cosas. A mí me apetecía probar un formato tan diferente y fresco, pero no hay nada planificado. Es lo que te vas encontrando, yo me muevo más por impulsos y por lo que me apetece. Por eso me da pena la gente que tiene prejuicios y no acepta cosas que son tan divertidas.
Paz, hace poco se ha puesto en tela de juicio el formato MasterChef Celebrity asegurando cosas como que se sabe quién gana desde el principio. ¿Tu experiencia en el concurso coincide con esas afirmaciones?
P.V.: Para nada. Yo entré sin expectativas. Ahí no te hacen un contrato diciéndote los capítulos en los que vas a estar. Tú vas y si la cagas, te echan. Si eres incapaz de hacer un huevo frito, te echan y se ha visto. Por eso el nivel de intensidad es tan fuerte, porque no quieres hacerlo mal y quedar mal. Quieres llegar a algo y te lo tomas en serio. Si eso estuviera pactado, ni yo me hubiese llevado los berrinches que me he llevado y los ataques de ansiedad que he tenido. Yo no sé la experiencia de otros, pero en mi caso, fue muy intenso, también muy divertido, porque coincidí con gente que éramos amigos y tengo buenos recuerdos, y muy duro también. Fue durísimo. Yo llegaba a casa llorando. Si eso está pactado, que venga Dios y lo vea... Yo estudiaba, cocinaba como una burra y le daba a mi familia todas las porquerías que experimentaba.