El presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el expresidente de EEUU Donald Trump.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el expresidente de EEUU Donald Trump. Reuters

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Chiste y política

Fernando Domínguez
Publicada

En abril del 22, TV5 emitió el primer capítulo de Servidor del Pueblo, la conocida serie satírica que lanzó a la política al actual presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

No es casualidad que un payaso, en el sentido amplio del término, acabe triunfando como líder político, pues muchas veces cuesta distinguir ambos conceptos.

De hecho, muchos chistes tratan sobre política, y muchas veces la práctica política no es, en el fondo, más que un mal chiste.

En último extremo, comparten el deseo de cierto control sobre a quienes se dirigen: y siempre es más sencillo lograrlo con una teoría que los sustente.

Muchas técnicas de la creación del chiste pueden basarse en su teoría freudiana, sin excesivas objeciones...

El equivalente márketing político, hoy, tiene la rémora de la equívoca elección del mismo nombre de la carrera asociada: "Ciencias Políticas".

'Ciencia', hoy, es aquello en lo que se aplica, como fundamento básico, el método científico, algo estrictamente definido.

La Medicina del Medievo, por ejemplo, no lo cumple en muchas ocasiones, y se queda en una protociencia.

La Astronomía de la misma época, sumamente vinculada con la Astrología, convierte hoy a la Astrología en una pseudociencia.

La Psicología, estudiada tradicionalmente en las facultades de "Filosofía y Letras", por su propia evolución, hoy se estudia en las de "Ciencias".

Cosas como la 'Ciencia Histórica', como alternativa a 'Historia', sólo encuentra su lugar en el campo de la ciencia ficción.

Ni siquiera hoy la misma Filosofía es estudiable en las Facultades de Ciencias, ni lo será nunca salvo severo desorden mental y social.

Resumiendo: usando "Ciencias Políticas" se crea una contradicción en la que tanto 'ciencia' como 'política' pierden valor.

Siguiendo en esta línea, el plan antibulos del actual Gobierno no deja de ser más que otro ejemplo de que política y chiste convergen algo más de lo necesario cuando se aplica el análisis metódico y se olvida uno del componente manipulador que subyace en el fondo.

Dejo al lector la búsqueda de más ejemplos cercanos en nuestro entorno: quizás se le escape una sonrisa...

O tal vez no: como lados de una misma moneda, la ambivalencia entre chiste y política termina devaluando nuestra democracia.

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