Si hay un producto estrella estos días previos al día de Todos los Santos son las flores. Los cementerios y, en especial, el cementerio de Torrero, se convierten en un gran mausoleo de coronas y centros de flores para rendir homenaje a sus seres queridos.
Las manos que están detrás de estos múltiples arreglos florales, desde hace 46 años, son de Cristina Villafranca. Ella, junto a sus seis trabajadoras, conforma Floristería Cristina ubicada a las puertas del cementerio.
A primera hora de la mañana ya se encuentran trabajando cuatro de ellas y poniendo a punto las flores para aquellos que se pasen para adquirir sus ramos a lo largo del día. A pesar del mal tiempo que está acaeciendo estos días, el trabajo no para. "Todos los Santos es una fecha que no falla. La gente sigue viniendo y aunque el tiempo no acompaña, se está vendiendo", señala Cristina.
Lo que han apreciado a lo largo de los años es la comodidad que supone para la gente tener un puesto a las puertas del cementerio. "Puedes aparcar en la puerta, no hay ningún problema. Hay flor preparada, para llegar y coger sin hacer filas", comenta.
La gran avenida de trabajo hace que tengan que ampliar el puesto para poder acoger todos los encargos. Tres casetas de madera acompañan a su puesto donde, muy ordenadamente, se sitúan todos los centros y ramos. "Dejamos todo hecho con un día de antelación. Una vez que cerramos, por la tarde nos dedicamos a preparar todo para el día siguiente", explica Vanessa Castro, trabajadora de la floristería. La alta demanda hace que trabajen de media unas doce horas diarias para tener todo previsto.
Sin embargo, el trabajo no solo se comprime en la semana previa al día 1 de noviembre: "Empezamos con los preparativos dos semanas después del Pilar. Luego, cara al público son dos semanas de venta constante", aclara Cristina. Y aunque estas semanas significan mucho trabajo, señalan que el resto del año se trabaja igual: "Aquí trabajo nunca nos falta".
Flores más modernas
A lo largo de los años han visto como los estilos y los pedidos van cambiando. "Se sigue vendiendo mucho el clavel, el lilium, las rosas, pero ahora traemos una cantidad variada de flor, y la verdad es que sí que tienen éxito", explica la propietaria de la floristería. Ahora, también se pueden encontrar hortensias, anthurium, verdes africanas, entre otras muchas.
Aunque parezca que la gente joven ha perdido la costumbre de ir al cementerio, estas floristas no han notado esa falta y ven que cogen muchas ideas de las redes sociales: "Empiezan a tener más cultura de la flor y piden otras variedades que las quieren llevar hacia el cementerio", señala Vanessa. Por ejemplo, ven una tendencia a no comprar crisantemo por estas generaciones porque lo consideran "de muerto o de cementerio".
Además de nueva clientela, siguen manteniendo clientes que ya son fijos y tienen confianza plena en ellas. "Ves muchos encargos que piden 'lo de todos años' o 'lo que vea mejor Cristina' y es una aventura, pero ella tiene muy buena memoria”, bromea Vanessa.