El macabro negocio descubierto el pasado 29 de enero en Valencia relacionado con un entramado criminal que sacaba cuerpos de la morgue falsificando documentación para venderlos a universidades por un precio de 1.200 euros, más el cobro de la posterior incineración que no realizaban, ha puesto el foco en la utilización de seres humanos con fin científico. Uno de los centros más avanzados del mundo en el uso de cadáveres es el espacio Cyborg del campus de San Juan de la Universidad Miguel Hernández (UMH), donde los estudiantes practican con muertos muy vivos.
El proyecto no tiene el objetivo de devolver a la vida los cuerpos donados, pero casi parecen hacerlo con las técnicas avanzadas que emplean. Los silenciosos pacientes son capaces de respirar, sangrar, tener una piel elástica y con buen color, e incluso pueden padecer arritmias y otras patologías provocadas.
El centro experimental es pionero en conseguir estos efectos vanguardistas a nivel mundial gracias a su avanzada tecnología. Los pulmones de los cadáveres vuelven a funcionar mediante el uso de microchips para estimularlos, y con su 'pseudosangre', capaz de coagular, sangran en medio de una operación como cualquier persona.
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Esto se realiza con un procedimiento que consiste en el lavado de los vasos sanguíneos y el bombeo del novedoso líquido con una máquina externa. Las posibilidades que ofrecen no se pueden comparar con los cuerpos de animales o los muñecos realistas, ya que se requieren características muy concretas para poner en práctica los conocimientos adquiridos. Todos estos factores hacen que sea "una de las mejores instalaciones de Europa en conservación de cadáveres", señala Domingo Orozco, vicerrector de Planificación y Responsabilidad Social de la UMH.
Orozco explica que los difuntos pasan allí "una media de dos años antes de ser incinerados". Su gran estado de conservación es fruto de un proceso que se inicia con su almacenaje en cámaras frigoríficas, donde reposan a una temperatura de entre 4 y 5 grados.
Después se limpian y se retiran los objetos que puedan contener en su interior de su paso por el hospital, y de ahí se les esterilizan antes de ser bañados en una balsa de Thiel, un elemento que ha sustituido al formol en los últimos años por mantener el aspecto, la plasticidad, la textura y flexibilidad, a diferencia del anterior químico, que los dejaba rígidos, por lo que era difícil manipularlos.
La finalidad de este espacio es ofrecer las mejores condiciones a los estudiantes y que el día de mañana estén preparados cuando les toque enfrentarse a una situación complicada con un paciente real. "Los cadáveres no solo se usan en Medicina, también en Anatomía y otros grados, y son utilizados para la formación continuada de especialistas quirúrgicos para que los cirujanos completen sus habilidades", comenta.
Desde el centro esperan "convertir a la provincia en un verdadero referente internacional en el campo de las ciencias de la salud para que estudiantes y expertos potencien su formación sanitaria como nunca antes se ha hecho en España y Europa". Además, tiene otros campos punteros como la digitalización de la salud (e-health) y la ingeniería biomédica.
Donar el cuerpo a la ciencia
El responsable de la UMH asegura que cada año 200 personas acuden a la institución para sacarse el carnet de donante, aunque desde la universidad no se hace publicidad sobre este asunto y se transmite "por el boca a boca", indica. Muchos de ellos son extranjeros que han vivido los últimos años de sus vidas en España y quieren devolver su agradecimiento apoyando la Sanidad. Para contribuir al avance de la ciencia tan solo hay que rellenar un documento y aceptar las condiciones, y tras ello se obtiene un carnet de donante.
Una vez que la persona fallece, la UMH se pone en contacto con la familia y se encarga de todo el procedimiento de traslado y de la futura incineración, "sin que haya ninguna transacción", remarca Orozco tras la trama que ha salpicado a universidades de Valencia. Por último, el vicerrector agradece "a todas las personas que han sido o piensan serlo" y anima a hacerlo "porque es una labor altruista muy importante que ayuda a los profesionales sanitarios y a los pacientes".