Producto, fuego de leña y tiempo son los tres pilares sobre los que construye su cocina el restaurante de la ciudad de Alicante Pintxo Kalea. Y sobre ellos Diego López y Vanessa Agulló renuevan su carta. En ella no faltan sus clásicos, como las imprescindibles croquetas o chipirones, y apuestan por el plato de cuchara los jueves, que arrancan con el rabo de toro.
Después de un intenso servicio para repasar las propuestas con la que encaran el nuevo año, Diego y Vanessa valoran el trabajo hecho a EL ESPAÑOL en esta presentación. Lo hacen con el orgullo de quien ha puesto su corazón en ello y de quien se preocupa por cómo comen sus clientes.
Esa es la idea de origen por la que lanzan el guiso de la semana. "Se está perdiendo el hacer guisos y al final comeremos envasados o el pollo recalentado. ¿Dónde vas a comer un guiso que alguien lo ha elaborado?", razona el cocinero. Y para dedicarle el tiempo que merece solo se plantea como plato, no como menú, y así darle su importancia.
La buena acogida que está teniendo el rabo de toro en las dos semanas que llevan esperan que sea el inicio de una oferta que pretenden consolidar los jueves al mediodía. "Queríamos que tuviera importancia y que estuviera a la altura del resto de platos", destacan.
[Estos son los cinco restaurantes de la provincia de Alicante que están en los cien mejores de España]
La tortilla vasca de cuatro huevos, el bacalao al pil pil, los chipirones encebollados a la bilbaína, el solomillo de vaca asturiana con fua a la brasa y la salsa demi-glacé son los clásicos que saben que no pueden tocar al reordenar su carta. Y con todos ellos se reivindican también como restaurante de mesa y no de barra.
Un local en el que "no nos sale recortar", como señala risueño Diego. "Nos hemos caracterizado por platos abundantes" y "no veo hacer ensaladas más pequeñas, por ejemplo. Yo quiero estar orgulloso de la ensalada y que se salga del plato".
[Estos son los diez restaurantes del año en la provincia de Alicante]
Lo que también tienen claro ambos es que "no queremos que nuestra carta se parezca a los demás", afirman con rotundidad, "no le voy a poner a la croqueta cosas encima porque esté ahora de moda". Y así se mantiene al presentar sus platos: "Se ve lo que estás comiendo. Es producto, salsa y guarnición".
La carta reordenada la abren con 'Verde y fresco', su selección de ensaladas que incluye también una ensaladilla noruega o tomate con encurtidos. En 'Calentito y marinero' ya entran en los productos del mar, como sus deliciosas kokotxas rebozadas con vinagreta de ají, o el revuelto de gamba roja.
'Un poquito de por favor' agrupa esos caprichos por los que uno quiere volver a un restaurante. En su caso, ¿cómo no hacerlo por las croquetas de cabrales caramelizadas? Y, ya como transición a los platos de leña, aquí también ofrecen txistorra a la leña, tosta de solomillo de cerdo o solomillo de ternera con queso gorgonzola.
"La carne también ha sido parte de la esencia", recalcan. Por eso es fácil elegir entre opciones como sus tres solomillos, ternasco nacional, txuletón de vaca o el corte t-bone de ternera nacional.
Y de remate, 'Un dulce final'. Un apartado en el que ponen especial cariño ya que incluyen dos de sus platos fuertes: un inolvidable flan de naranja y un no menos imprescindible Ahívalahostia de torrija con membrillo y helado de pacharán.