Alicante

La prestigiosa revista National Geographic acaba de actualizar su listado de los 100 pueblos más bonitos de España y en él vuelven a aparecer, un año más, Altea y Guadalest

Realizada bajo los criterios editoriales de los diferentes miembros de la sección Viajes National Geographic, se puede leer en su página web, esta es una selección con las localidades más representativas de la belleza rural del país, desde pueblos costeros hasta joyas de montaña, y de eso la provincia de Alicante sabe de lo que habla, añadimos nosotros. 

Encabezado por La Alberca (Salamanca), seguido por Buitrago de Lozoya (Comunidad de Madrid) y por Campo de la Criptana (Cádiz) en tercer lugar, la primera población alicantina escogida es Altea en el puesto número 12, ¿por qué? La publicación avanza con una narración literaria, casi poética, que "hasta hace poco, la calle del Sol todavía olía a pescado y a saladura, y de las puertas colgaban cortinas negras, indicando que se estaba en el barrio marinero".

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Con todo, señala que "ahora, esta calle se enfila por el barrio de El Fornet, con sus callejuelas empedradas y sus casas blancas engalanadas con la algarabía cromática de geranios, jazmines y buganvillas".

Luego, el experto apunta a que, "subiendo por la calle Major, sin saber cómo, uno se topa con el primer peldaño de la escalera de la iglesia, toda embaldosada de una piedra negruzca que conduce hasta Nuestra Señora del Consuelo". De ella queda asombrado por sus dos cúpulas, "cubiertas de tejas vidriadas azules, raciman a su alrededor las calles blancas tan típicas del Mediterráneo, rodeadas por la Torre de Galera y la de Bellaguarda y los accesos de Portal Nou y Portal Vell".

"En cada balconada hay un mirador en el que detenerse desde donde se alcanzan a ver las sierras de Aitana, de Bèrnia y el Puigcampana a un lado, y la Punta de l’Albir, el Morró de Toix y el Penyal d’Ifac envolviendo la bahía por el otro", concluye. 

Por su parte, Guadalest está situada en el puesto 75 sobre 100 pero, a diferencia de Altea, sí entra en otro ranking, la selección de los 20 primeros pueblos, otro listado más personal realizado por los mismos autores en un intento de recoger la muestra más representantiva del país. 

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¿Qué decir de Guadalest que no se haya dicho ya? Los responsables recuerdan para empezar que "la voz del escritor alicantino Gabriel Miró resuena entre los muros que conducen al centro histórico de Guadalest, un 'túnel con puertas clavadizas y poyo de sal'.

Al atravesarlo, las palabras que dejó en Años y Lenguas "se hacen eco por lo que describió como 'galerías que corren por rocas verticales, donde se descuelgan los cactos, los algarrobos...'. 

Y es que Guadalest "fue moldeado por la mano del hombre y por la fuerza de la naturaleza después de los terremotos de 1644 y 1748, cuando el defensivo castillo de San José quedó prácticamente destruido. Sin embargo, hoy pervive orgulloso cerca del cielo con varios pedazos de muralla y la inconfundible torre del homenaje".

Le acompaña un blanco campanario y el castillo de la Alcozaiba, que recuerda el origen medieval del pueblo y desde donde se vislumbran las sierras de Xortà y Serrella, la de Aitana y la de Bèrnia, se puede leer.

Entre estos colores pardos y verdes de sus aledaños, "se hace hueco el azul turquesa del embalse de Guadalest". Vistas similares se obtienen desde la plaza del Ayuntamiento, presidida por la estatua de San Gregorio y donde se puede visitar la prisión medieval bajo la casa consistorial. O la Casa de los Orduña, familia ligada al pueblo desde el siglo XVI hasta 1934 tras la muerte de Carlos Torres de Orduña.