Quien siguiese el pasado jueves el debate de investidura del nuevo presidente de la Comunidad Valenciana, el popular Carlos Mazón, pudo observar a un PSPV-PSOE de Ximo Puig en franca retirada. Lo mismo que sucederá, si todo sigue así y Tezanos sigue tirando el prestigio del CIS por el lodo, a partir del 23J en el ámbito nacional. Los socialistas valencianos carecen ya de un referente y los socialistas españoles, en mayor medida si cabe, lo perderán en una semana cuando acabe el sanchismo.
Mazón consiguió en apenas unas horas despejar cualquier duda. No tiene a nadie enfrente. Puig, que aspira a ser senador territorial y a retirarse en Madrid como su admirado y primer empleador, Joan Lerma, dejará el PSPV-PSOE hecho un erial por sus profundos errores en estas dos legislaturas. Los principales, apartarse de los verdaderos problemas de la mayoría de la ciudadanía y reducir la estructura de su partido a una panda de palmeros sin capacidad crítica.
Y es que el PSOE ha dejado de ser partido de los trabajadores y las clases medias para convertirse en altavoz de todo tipo de movimientos minoritarios de diferente pelaje que apenas interesan a la mayoría de la población moderada y que ha subsistido gracias al pesebre de las subvenciones y ayudas a todo tipo de movimientos y segmentos sociales. Feminismo extremo, ecologismo extremo, revanchismo guerracivilista, identitarismo... no forma parte de la vida de la mayoría de los votantes, y se lo han hecho saber. Como mucho, los socialistas ya solo pueden aspirar a representar a una parte del funcionariado que han hecho crecer hasta la saciedad en estos años.
También Baldoví, de Compromís, se presentó como un 'salvapatrias', y a las primeras de cambio salió trasquilado. Llegaba desde Madrid a sentar cátedra y la primera respuesta, con retranca, que se llevó de Mazón le puso los pies en el suelo: los nacionalistas han sido los que más apoyos han perdido en las pasadas elecciones del 28M. "Hágaselo mirar". Baldoví arremetió contra el pacto de PP y Vox y Mazón le contestó que fueron ellos los que a cambio de un puesto en la mesa de las Cortes (pasteleo parlamentario de toda la vida), votaron a una presidenta de la Cámara de Vox. "Hágaselo mirar", de nuevo.
PSOE y Compromís tienen a partir de ahora cuatro años para buscar el camino perdido. En breve empezaremos a conocer los nombres de los consellers, de los secretarios autonómicos y de los directores generales llamados a gestionar una nueva época en la Comunidad Valenciana. La izquierda tratará en este tiempo de sacar todo el rédito político que pueda del pacto alcanzado por PP y Vox sin darse cuenta de que sus principales problemas tienen que buscarlos en sí mismos y en lo que han hecho.
Y esa errónea estrategia pronto se demostrará inútil. Mazón terminará fagocitando a Vox como Puig fagocitó a Podemos. Incluso con más éxito, porque a diferencia de lo que ha pasado en las legislaturas anteriores, no habrá "mestizaje" ni intercambio de puestos en las áreas. Cada uno deberá ocuparse y responsabilizarse de lo suyo y por ahora, que sepamos, Vox carece de las estructuras y banquillo necesarios para llevar a buen puerto sus políticas. Pero cada cosa a su tiempo.