Apenas unas horas después de culminar el apasionante misterio del destino último de las fases finales del Concurso Artístico -que retornarán a la Ciudad de la Luz-, gozando de una divertida pelea de gallos entre Ayuntamiento y Generalitat -con la ondulante actitud de la presidenta de la Federació de Fogueres como marco de referencia-, al mostrarse adalides en su ayuda a les Fogueres, nuestro consistorio lanzaba un anuncio de considerable calado.
La concesión de 728.000 euros como ayuda directa a las comisiones cara al próximo junio, supone algo más que un balón de oxígeno. Con ello se dota de seguridad a unas hogueras que han reiniciado, por fortuna con considerable fuerza, lo que podríamos denominar la etapa post Covid.
Cantidades que suponen un enorme soporte y albergan especial repercusión en las diez comisiones que plantarán en categoría especial, que pasarán de los 9.000 euros recibidos en 2019 -Ha llovido tanto desde entonces- a los 23.500 euros de la cercana edición festera.
Hay que subrayar que ya en 2020 y 2021, los dos años en que Alicante se ausentó de les Fogueres -aunque la vida de las comisiones siguió viva, siquiera fuera de manera latente-, por parte municipal se articularon subvenciones considerables, que permitieron mantener encendida la llama en una situación de extrema complejidad.
El anuncio efectuado hace meses de este considerable aumento permitió el alza de baremos en la máxima categoría, a un mínimo de 82.500 euros. Pero, sobre todo, va a lograr mantener el nivel de la misma, en unas circunstancias donde la enorme crisis y el encarecimiento de materiales está asfixiando el arte efímero valenciano ¿En que se va a sustanciar ello?
A mi modo de ver, en mantener el buen nivel que, en líneas generales, y con algunas excepciones, se pudo apreciar el pasado junio. Ya me hubiera gustado en los 80 o los 90, haber contemplado en las calles de Alicante la calidad de los últimos años. Es cierto que sobre todo en la primera de estas décadas se plantaron obras históricas, pero no es menos evidente que además de menor número de estas, en más ocasiones de las deseables se colaban propuestas de escaso nivel, escondidas tras la imagen de las justamente recordadas.
Así pues, que nadie espere estas próximas fiestas ver un enorme salto. Más bien una pequeña mejora que, ante todo, consolida una élite y, al menos, permite dar un paso adelante, para acercarnos siquiera mínimamente a los importes invertidos en la vecina Valencia en marzo.
¿Qué en buena medida todo ello se motiva por la cercanía electoral? Sin duda, aunque es cierto que en años inmediatamente precedentes el sendero del aumento ya estaba iniciado ¿Qué es una medida positiva? Por supuesto ¿Qué parte de este montante se podría haber invertido en otros elementos de la Festa para enriquecer facetas que hoy día se encuentran desfasadas? También ¿Qué este dinero se notará en una mayor brillantez sobre todo en la máxima categoría? Ahí es donde entran mis dudas, dado que la importancia de ese aumento de coste en materiales quizá se coma buena parte de este dinero.
En cualquier caso, y aunque tan solo sea para compensar una situación que hubiera menguado el principal escaparte de nuestra celebración, bienvenido sea este combustible para el fuego.