En pleno proceso de aprobación de los Presupuestos Autonómicos y los Presupuestos Generales del Estado, la sensación general de la provincia de Alicante sigue siendo la del estancamiento y falta de confianza en un verdadero despegue económico y social.
De nada sirven las promesas del Gobierno central y del Gobierno autonómico, ambos en manos de socialistas y podemitas, con la unión de los nacionalistas como socio preferente en la región. No hay ningún proyecto verdaderamente ilusionante a la vista y el dinero territorializado en las cuentas presentadas se antoja "papel mojado" si se tiene en cuenta es escaso nivel de ejecución que año a año sufre la provincia.
Esta misma semana lo decían los empresarios de Ineca y la CEV. En los últimos años sólo se ha cumplido con el 50% de lo prometido. Ejercicio a ejercicio se reproduce los mismos proyectos porque no se terminan de llevar a cabo. Algo que en áreas como la Sanidad es cada vez más sangrante.
En las primeras legislaturas del PP en el Palau de la Generalitat con Eduardo Zaplana se fraguó la idea de la vertebración como eje aglutinador de las tres provincias en un futuro común, después de años de desapego de Alicante con las políticas socialistas de Joan Lerma, mentor del actual presidente de la Generalitat.
Sobre todo en el primer mandato el popular supo situar en el Consell a importantes referentes del partido en Alicante. En Valencia se hablaba incluso del "poder alicantino". Los grandes proyectos como la Ciudad de las Artes y las Ciencias tuvieron su reflejo también en Benidorm con Terra Mítica o en la capital con la Ciudad de la Luz. De aquella apuesta pública sólo queda la valenciana.
Luego vinieron los años de Francisco Camps. La provincia de Alicante ya había dejado de contar cuando la crisis económica de 2008 destrozó todos los proyectos para la provincia. ¿O es que el todavía no inaugurado Centro Cultural del Benidorm no es suficiente ejemplo? ¿O la paralización de la extensión del Tram?
Con Ximo Puig, esa vertebración devino en "conexión emocional" para la integración de territorios y ciudadanos. Pero tampoco en este caso se ha conseguido ningún avance. Políticas sectarias de Compromís en materia lingüística como en Educación o Sanidad producen más "desafección" al proyecto autonómico que afectos. La pusilánime posición del Consell frente a los ataques al Tajo-Segura de sus compañeros de partido hacen otro tanto.
Pero lo más graves es que los proyectos de futuro siguen sin llegar. No se vislumbra ningún tipo de acción que avale la fuerza de la provincia como el quinto territorio más importante de nación, pero sobre todo, que permita confiar en mantener y mejorar esa posición. Así que estamos ante otro año más. Tan sólo eso.