La consellera de Sanidad, la socialista Ana Barceló, anunció ayer a bombo y platillo que los presupuestos de su departamento para 2022 contemplan crear 6.000 plazas estructurales en Sanidad -un incremento del 10 % sobre la actual plantilla del sistema público sanitario-. Pero analizados los presupuestos autonómicos, no cuadran.
Y es que los datos ofrecidos por la Conselleria hacen agua por todos los sitios. Así se lo ha recriminado en su intervención el diputado del grupo popular en las Cortes Valencianas, José Juan Zaplana. Si Sanidad contempla un aumento de la partida de Gastos de Personal de apenas 89 millones de euros, de los 3.384 millones de euros de 2021 a los 3.473 millones de euros de 2022, ¿de dónde sale el dinero para contratar a esos 6.000 trabajadores?
Con una simple división se demuestra que 89 millones entre 6.000 personas sale un sueldo medio bruto anual por cada nuevo contrato de 14.800 euros, muy alejado de los que cobra un celador y a años luz de los que cobra un médico especialista como sueldo base, a lo que hay que añadir complementos de destino, complementes específicos y guardias.
Por si esto no fuese suficientemente ilustrativo, el diputado le ha explicado a la consellera que según los datos de su propio departamento, en el año 2021 ha habido 44.981 trabajadores en el sistema público de salud. Y en los presupuestos de 2022 se estima un aumento de la plantilla hasta los 46.963 trabajadores. La operación es igual de sencilla: Sanidad sólo prevé contratar a 1.982 personas más, no las 6.000 que dice Barceló.
Recortes
Pero es que por capítulos, los Presupuestos de la Generalitat se contradicen con lo que afirma la consellera. En 2021 se consignaron 2.157 millones y en 2022 se van a consignar 1.998 millones, es decir, 159 millones menos.
Las cifras de personal y de gasto corriente son muy similares porque el gasto de la conselleria de Sanidad pilota en este capítulo, que es dónde está prácticamente todo lo "asistencial". El incremento se produce en el capítulo de inversiones incorporando obras a los presupuestos (con los gastos aparejados de licitación del proyecto, redacción, licitación de la obra, adjudicación, ejecución…).
Y es precisamente ahí donde, en un momento determinado, la Conselleria puede derivar dinero si no ejecuta esas obras (algo habitual en el departamento de Barceló) de esa partida a otras.
Además, se da la circunstancia de que con la reversión del Hospital Universitario de Torrevieja, hasta octubre en gestión público-privada por parte de Ribera Salud, la Conselleria tiene un hospital más que atender y 22 centros de salud y ambulatorios en la comarca, lo que dificulta más las cuentas.
Además, la consellera no supo responder qué pasará con los 6.000 trabajadores de refuerzo contratados durante lo más duros de la pandemia de Covid-19 (3.000 de los 9.000 iniciales terminaron el contrato en mayo) cuya vinculación con la Conselleria termina en diciembre.