Torre de la Calahorra.

Torre de la Calahorra.

Elche

La Torre de la Calahorra, el lugar más misterioso de Elche: espíritus, túneles y enigmas

El edificio del siglo XIII es uno de los más importantes de la ciudad y es protagonista de numerosas leyendas e interrogantes aún sin resolver.

26 febrero, 2024 06:13
Alicante

De entre los muchos edificios que forman el rico patrimonio de Elche, la Torre de la Calahorra es probablemente el más especial. Las historias y leyendas que tiene la infraestructura le hacen ser objeto misterios que le han acompañado durante sus más de 800 años, siendo construida en el siglo XIII.

En la actualidad mide 10 metros, pero antes del terremoto que sacudió la ciudad en 1829 se elevaba hasta los 25. Con su tipología almohade, la Calahorra custodiaba desde la antigua muralla islámica, junto con otra atalaya más pequeña situada enfrente, la puerta más importante de la villa murada, la Lucentina, que encaraba el camino de Alicante. 

La experta en la historia y las leyendas de Elche Verónica Cano explica que está situada en un lugar estratégico y que se ha utilizado para muchos fines, más allá de las labores defensivas. En los siglos XV-XVI se le adosó extramuros una casa señorial, con dos plantas y un sótano, para aprovechar el almudín (almacén de grano) de la época, sostiene el portal turístico VisitElche.

"Es entonces cuando se crea la famosa sala de la logia masónica, una habitación plagada de frescos con motivos egipcios esotéricos y símbolos masónicos sobre la vida y la muerte", señala. Esto crea la confusión para los visitantes sobre qué ritos masónicos se hacían en Elche, aunque Cano lo tiene claro y cree que "se practicaba la alternativa egipcia en vez de la inglesa en una de las pocas salas de la logia que sobrevivirá al franquismo, también se usaría como un salón de baile, estando vinculada a los rituales".

La leyenda más famosas sobre la torre es la historia del corsario Ben Tragel, un pirata temido y conocido por sus saqueos que fue encerrado en la Calahorra hasta que se convierte al cristianismo tras la visita noche tras noche de la Virgen de la Asunción, la patrona de Elche. Cano ve esta historia como "la típica historia para decirle a la gente que sea buena y que se aleje del islam" y asegura que la fortaleza tiene muchos otros secretos.

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"Antiguamente, había una red de túneles subterráneos que conectaban la torre con el mar y comunicaba todo el centro histórico de la ciudad, y se han podido comprobar algunos tramos a los que no se pueden acceder porque han quedado destruidos con el paso de los siglos", añade. La experta cuenta que había una trampilla que conectaba la sala de la logia con los túneles para utilizarlos como vía de escape si eran descubiertos durante reuniones clandestinas que estaban "muy perseguidas".

La tradición oral relaciona la desaparición de la Virgen de la Asunción en el año 1936 con estos pasadizos. Cano explica que "la patrona original que vino en un arca por mar en el siglo XIV se perdió el 19 de febrero de 1936 en la quema de iglesias que se produjo por las elecciones durante la guerra". Su imagen estaba en la Basílica de Santa María y nadie la vio quemarse, lo que despertó el misterio, "hay quien dice que sí se quemó, pero otros dicen que no".

Una de las teorías sostiene que "fue extraída entre las llamas con trapos para protegerla y que la introdujeron en la Torre de la Calahorra para esconderla en los túneles que luego fueron cerrados". Verdad o mentira, aún se desconoce porque no se han estudiado las ruinas, que se encuentran en la misma calle que la basílica. Aún hay gente que confía plenamente en que alguien la tiene guardada. Actualmente se utiliza una representación que hizo un escultor tras su pérdida en las celebraciones locales. Estas leyendas "mantienen viva la llama del misterio", comenta.

La tradición oral también involucra al personaje más importante de la historia de Elche, el arqueólogo, investigador, escritor y pintor Pedro Ibarra. Ibarra era íntimo amigo del capitán Lagier, quien introdujo el espiritismo en España a través de Barcelona en pleno siglo XIX. "Al ilicitano le gustaba el espiritismo y juntos organizaron alguna que otra reunión con libros prohibídos en la torre para jugar a lo que sería la mamá de la guija, mesas parlantes que funcionaban con golpes para conectar con los espíritus, en función del movimiento de la mesa, los golpes daban en una letra u otra. Luego se verificó que era un fraude, pero la gente era tremendamente confiada en aquella época", expresa Cano.

Verónica Cano da ponencias y es autora de tres libros sobre estas temáticas: Elche, misterio, leyenda y tradición, Los misterios del Baix Vinalopó y Cementerios insólitos de Elche. En ellos cuenta historias de todo tipo sobre curiosidades y sucesos que van desde la grave epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad en 1811 hasta la simbología oculta y enigmas escondidos por la ciudad.