Arqueólogo, escritor, pintor y político, Aureliano Ibarra i Manzoni fue una de las personas más influyentes en la historia de Elche. Esta semana se conmemora el 190 aniversario de un personaje que dejó su huella en la ciudad ilicitana a pesar de nacer en Alicante.

Nace en el año 1834 y al poco tiempo su familia se traslada a Elche. Su padre, José Ibarra Sempere, es el mismo que el de su hermanastro, Pedro Ibarra, el hombre más célebre del municipio. Así, los Ibarra impulsarían la cultura local como ninguna otra familia. Juntos formaron en Elche uno de los archivos más completos de toda la Comunitat Valenciana.

Aunque Pedro es el más conocido, Aureliano desempeñó un papel tan importante como el de su hermanastro pequeño, entrando en el Olimpo de las personalidades ilicitanas. El historiador e investigador Borja Rodríguez explica por qué este hombre fue tan relevante. 

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El experto cuenta que tenía "una personalidad muy singular, carismática y honorable". Pronto se interesaría por las artes y la cultura, trasladándose a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, "donde se rodearía de grandes pensadores y políticos de la época, un ámbito de sufragismo y de democracia". Estar en contacto con aquella Barcelona de mediados del siglo XIX donde se estaba construyendo la nación liberal española le llevó a crear el Partido Democrático a su retorno.

Su carrera política le hizo tener "una alta popularidad a nivel local, provincial y nacional, manteniendo amistades con Castelar, Maisonnave o Pi i Margall", como indica Rodríguez en su cuenta de Instagram Patrimonioilicitano, donde se dedica a divulgar sobre la historia de Elche. De hecho, Euleterio Maisonnave, de madre italiana como Aurelio, se unió al partido y fue diputado a Cortes, ministro de la Gobernación durante la Primera República y alcalde de Alicante.

La sociedad en la que vivió el mayor de los Ibarra se caracterizó por ser un momento de construcción del estado liberal tras la muerte de Fernando VII y el final del Antiguo Régimen. "Empieza a haber un crecimiento de la clase social en derechos sociales y en derechos sufragistas para que todo el mundo pudiese votar independientemente de su condición social, poder económico o de formación académica", afirma el investigador, quien aclara que se trataba de "sufragio universal masculino y no femenino, cualquier hombre mayor de 25 años".

Fruto de su matrimonio con Reyes Santamaría saldrían tres hijos: Cèlia Clotilde, Aureliano y Asunción. De ellos "solo sobreviviría Asunción Ibarra, quien le visitaría durante su estancia en la prisión del Castillo de Santa Bárbara de Alicante en 1866", subraya.

Rodríguez sostiene que fue encerrado en la fortaleza debido a su papel en la Sublevación del cuartel de artillería de San Gil contra la reina Isabel II en 1866, "ya que los progresistas que participaron o se exiliaron o fueron encerrados". Sin embargo, su privación de libertad tan solo fue de un año "y podía recibir visitas habitualmente".

Tras el fallido motín dirigiría la Junta Revolucionaria de la villa en la Revolución del 68, conocida como la Gloriosa, con la que se consiguió destronar a la reina. Pero pronto sería cuestionado por no ser participe de la revolución, por lo que terminaría dejando la política activa y se dedicaría a la administración y al estudio de la arqueología, siendo uno de los primeros arqueólogos que trabajaron en el yacimiento de La Alcudia.

El historiador destaca que su mayor obra fue publicar Illici: su situación y antigüedades (1879). Además, donó su colección arqueológica al Museo Nacional de Arqueología, donde destaca el mosaico de Galatea, una pieza romana de gran embergadura y valor.

"Son múltiples los trabajos que realizó en temática cultural y política en Elche, y todo ello fue recogido por su hermanastro Pedro Ibarra, quien continuó su trabajo documental y cultural como lo conocemos", comenta el historiador. Murió joven, a los 56 años a causa de una pulmonía, y su fallecimiento "conmovió a toda la sociedad ilicitana, provocando el cierre de fábricas, comercios y un acompañamiento al féretro multitudinario, que está enterrado en uno de los panteones más bonitos del Cementerio Viejo de Elche", concluye Rodríguez.