Sensores en una plantilla conectados a una aplicación. Este es el punto de partida de una zapatilla del futuro que es ya presente en Elda. En esta localidad de Alicante la Agència Valenciana de Innovació ha dirigido Neurocalçat, un proyecto de calzado inteligente que previene las lesiones al avisar de cómo se está caminando.
"Es un proyecto dirigido a personas mayores de 50 años y con patologías crónicas a las que se les pide que aumenten la actividad física", explica la coordinadora de I+D de Inescop, Paqui Arán. El problema, como explica, es que "no siempre se realiza de manera adecuada, lo que puede conducir a lesiones".
En el centro tecnológico del calzado situado en la comarca del Medio Vinalopó han dirigido durante casi dos años este proyecto. Este "dispositivo sanitario electrónico no invasivo en forma de calzado monitoriza la pisada en tiempo real y emite estímulos que hacen consciente a la persona de que la actividad la hace de forma correcta o no".
[¿Suelas de zapatos hechas de cáscara de huevo? Un estudio valenciano determinará si es posible]
Como recalca Arán, es "un producto sanitario que debe ser prescrito por especialistas de la salud y utilizado bajo la supervisión de los mismos". Es decir, el proyecto nace pensado para que los usuarios lo aprovechen "en función de la patología que padecen" y bajo "los criterios de profesionales sanitarios".
La financiación de la Conselleria de Innovación a través de la AVI ha permitido que esta colaboración con la Universitat Politècnica de València con una marca como Oca Loca y Podólogo Deportivo Valencia tenga ya disponible un prototipo. Eso sí, Arán se muestra cauta y señala que para su comercialización aún "hay que seguir trabajando".
Cómo se ha hecho
Lograr ese prototipo ha necesitado de la intensa colaboración de los diferentes expertos para ensamblar sus diferentes partes: sensores, programación de la aplicación y diseño. Todo para que quepa en una plantilla que necesita de un zapato a medida para su uso.
Los seis sensores de presión distribuidos a lo largo de la plantilla se encargan de recibir los datos del pie al caminar. Estos se interpretan con algoritmos basados en inteligencia artificial que monitorizan esa pisada para analizarla y evaluarla.
Esos resultados son los que se envían a la aplicación móvil desarrollada específicamente que incluye el expediente sanitario del usuario y todo lo relacionado con la patología. En ese desarrollo se ha tenido en cuenta la facilidad de manejo tanto por parte del paciente como de los profesionales de la salud que han de leer los datos aportados.
[La pandemia cambia el paso al zapato de tacón]
Arán resalta que una de las claves que diferencian este prototipo ya funcional de otros proyectos que incluyen el uso de sensores en el calzado está en la interpretación de los datos. Más allá de la medición, Neurocalçat es capaz de medir si se está haciendo correctamente y de avisar para su corrección.
El desarrollo en Elda tiene también en cuenta otra variable: el diseño. "Cuando hablamos del zapato ortopédico tú no quieres que lo vean, quieres llevar un zapato de moda y que te ayude a mejorar tu patología", apunta la directora. La plantilla creada necesita de un zapato específico por el tamaño, pero es extraíble y el calzado en el que va ajustada está pensado "para que sea cómodo". "Queremos que sea un producto amigable, como un calzado más, y que se olviden de que sea un producto sanitario", concluye.