La visita el pasado viernes del director general de Aguas del Ministerio de Transición Ecológica, Teodoro Estrela, a Alicante ha terminado por certificar las intenciones del Gobierno de Pedro Sánchez de sustituir gradualmente el agua del trasvase del Tajo-Segura por agua desalada para la agricultura del sureste español.
Ante estas políticas, no obstante, expertos como Joaquín Melgarejo, catedrático de Historia e Instituciones Económicas del Departamento de Análisis Económico Aplicado y director del Instituto del Agua de la UA, alertan de la "hipoteca energética" que dejarán a los regantes con los años. Y en consecuencia, advierte del peligro real de falta de competitividad de los productos agroalimentarios de Almería, Murcia y Alicante en pocos años.
Esta situación se produce mientras desde del Ministerio se prevé que antes de fin de años se apruebe definitivamente el Plan Hidrológico del Tajo con unos caudales ecológicos que reducirán en 105 hectómetros cúbicos la llegada de agua del trasvase. Y eso, si sigue mandando agua desde Castilla-La Mancha, ya que en los últimos dos meses se ha dejado sin caudales al regadío, sólo enviando para los abastecimientos urbanos.
Y todo ello en un contexto de negociaciones entre Acuamed (dependiente del Miniserio) y los regantes para la subvención del agua desalada que actualmente se encuentra cerca de los 30 céntimos de euro el metro cúbico pese a que su coste real con la subida de la luz ha pasado de los 60 céntimos a 1,10 euros, se estima.
"Vivimos en la incertidumbre de qué va a pasar con el precio del agua desalada cuando ya no pueda subvencionarse, ya que la UE no permite subvencionar actividades competitivas, y la certidumbre que de que van a acabar con el trasvase", señala Melgarejo.
En este sentido, el catedrático recuerda que independientemente del coste repercutido al agricultor, está el coste medioambiental ya que impulsar agua del trasvase está costando 1 kw/h por metro cúbico mientras que producir e impulsar agua desalada cuesta 4,6 kw/h por metro cúbico.
"A esta hipoteca energética que nos van a dejar", continúa Melgarejo, "hay que añadir las hipotecas repercutidas en el propio recibo por las inversiones prometidas, varias veces anunciadas, y que todavía no se han hecho". El catedrático cita entre otras las obras de interconexión de las desaladoras de Torrevieja y Águilas con el embalse de la Pedrera, el azud de Ojós y el embalse de Algeciras (en tramitación).
También, la ampliación de la planta desaladora de Torrevieja 80 hectómetros cúbicos a 120 y los parques de energía fotovoltaica que se construirán según los planes del Gobierno para abaratar el precio. Dependiendo de que fondos se usen, tendrán que amortizarse entre los usuarios o no.