Hay quién se pasea por el Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela y queda estupefacto ante la presencia imponente de un óleo sobre lienzo del pinto Diego Velázquez en pleno corazón de la Vega Baja. ¿Habrá algún museo nacional cedido temporalmente la obra? Esto es lo que algunos visitantes se preguntan ante la contemplación de esta obra imponente con dimensiones de 244 cm por 203 cm en la capital de la Vega Baja. Sin embargo, la presencia de tal obra de arte no sorprende a quien conoce el estilo pintoresco del pintor sevillano, así como la historia religiosa de la ciudad de Orihuela y su gran patrimonio histórico y cultural.
Para responder a esta pregunta, "hace falta remontar a las primeras décadas del siglo XVII", tal y como lo informa la conservadora del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela, Gemma Ruiz. Entonces rey de España, Felipe IV mantenía una relación cercana con la ciudad de Orihuela debido a su gran significado religioso y la presencia de miembros de la Orden de Predicadores en el Colegio Diocesano de Santo Domingo, hoy declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
En aquella época, el Colegio de Santo Domingo era usado como sede universitaria y, como muestra de agradecimiento a los dominicos por su entrega a la religión cristiana, el rey Felipe IV regaló a la sede estudiantil un óleo sobre lienzo del pintor sevillano para exponerlo en la sala de grados del edificio con un claro significado.
Un ejemplo de castidad
El cuadro representa la historia Santo Tomás de Aquino en el momento de la negación a la tentación carnal. Queriendo ser religioso, Santo Tomás se encuentra estudiando el cristianismo para ser dominico, algo a lo que su familia se oponía y le encerró en una habitación con una mujer para averiguar ni caía en la tentación carnal.
Para resistir a la tentación, Santo Tomás coge un tizón aún ardiendo de la chimenea y pinta una cruz en la pared para arrodillarse ante ella. En este momento, el dominico se desmaya exhausto por el esfuerzo realizado ante la tentación, a lo que dos ángeles aparecen para ayudarle, uno de ellos con el cíngulo de la pureza y castidad.
En la parte superior del cuadro, se puede apreciar una tercera escena presente en la obra, siendo protagonizada por una mujer quien, asustada, se va de la habitación de forma apresurada, dejando a Santo Tomás y los ángeles en el interior.
Con este significado tan profundo, el cuadro fue expuesto en la sala de grados del Colegio Diocesano de Santo Domingo para mostrar a los estudiantes a lo que se enfrentaban si llegasen a caer en la tentación carnal. De este modo, Santo Tomás quedó como un gran ejemplo a seguir para los dominicos.
Un gran símbolo para Orihuela
Desde su llegada a la capital de la Vega Baja en el siglo XVII, la obra del pintor sevillano ha sido trasladada en varias ocasiones. En pleno contexto de pre-Guerra Civil y siendo Orihuela una zona de retaguardia republicana, los ataques a los símbolos religiosos eran constantes. Sin embargo, la importancia de este cuadro no pasó desapercibida para el gobierno de la República
Así, se crean juntas de expertos en las provincias para proteger las obras de arte y en Orihuela se da un caso muy singular debido a la creación de un museo en plena guerra. Ya en 1939, se produce el primer traslado de la obra de Velázquez bajo los auspicios del Museo del Prado, un especial encargo encomendado al archivero oriolano Justo García Soriano, quien funda el primer museo creado en la guerra, salvando así una parte muy importante del patrimonio histórico de Orihuela.
Ya con Franco en el poder y ordenar el cierre del museo republicano, la obra de Velázquez vuelve al Palacio Episcopal, pero acaba expuesto en la catedral tras el deterioro del edificio en 1960. Finalmente, tras su inauguración en 2011, fue trasladado al Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela, donde es expuesto actualmente en una gran sala exclusiva para la obra.
"Se trata de una gran obra". La conservadora del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela, Gemma Ruiz, destaca el símbolo de la presencia de este cuadro en la ciudad. Una obra que forma parte del patrimonio histórico de la capital de la Vega Baja y que "engrandece la ciudad".
Pero su simbolismo no se limita a la ciudad de Orihuela. Para la conservadora, se trata de una de las grandes "joyas de la Comunitat Valenciana". Y es que, Orihuela es la ciudad más pequeña en albergar una obra con una importancia y un simbolismo tan fuerte, siendo las grandes ciudades como Londres, Madrid, Roma o Nueva York las que más obras del pintor sevillano albergan.