Alicante

En lo alto de una peña luce el castillo de Sax, el faro del Vinalopó, como se enorgullecen sus habitantes. Una fortaleza que marca la silueta de esta población en el interior de la provincia de Alicante. Y un ejemplo de las fantasías medievales con las que se reconstruyeron los castillos en el franquismo.

El arqueólogo Miquel Signes lo explica: "La historia de los castillos en el franquismo se relaciona con la reafirmación del Estado español y de la historia militar que impuso Franco tras la guerra con un pasado mítico de España en la Edad Media". ¿En qué se tradujo esa relación para una pequeña fortaleza en el que era entonces un pequeño pueblo en Alicante?

La respuesta arranca en los años 40, como apunta este experto que ha dedicado parte de sus trabajos a investigar esta fortificación. En los años 40, indica Signes, un decreto marca "que estas construcciones de la Edad Media y Moderna tengan la máxima protección". El problema es que ese objetivo se estanca porque "tampoco se invierte demasiado y no es hasta los 60 cuando empiezan a recuperarlos".

[La mejor época para la restauración arqueológica en Alicante deja atrás las fantasías en los castillos]

Y ahí surge un problema. Fortalezas que estaban en ruinas, como muestran las fotos de los años 20 y 50, tienen otro potencial. España ya se ha abierto de nuevo al mundo tras la autarquía y el turismo extranjero es un gran objetivo. Sí, el sol y playa es una gran oferta, pero también la riqueza del patrimonio histórico. Y una película unía ambos frentes en 1961, El Cid.

Las ruinas pasan a ser un atractivo turístico "y un llamamiento internacional para que se vea que el país recupera su patrimonio". En el caso de Sax, como muchos otros, los proyectos de rehabilitación "se firmaban desde Madrid con arquitectos desde allí y tampoco tenían un estudio previo demasiado bien hecho para saber cómo eran originalmente, se guiaban por esa mítica de cómo debían ser los castillos".

Los castillos en la provincia de Alicante suelen tener la rica historia de las civilizaciones anteriores, lo que implica diferentes formas y materiales para construirlos. "Aquí no hemos tenido castillos de piedra como los que podemos encontrar en el norte de España o en el centro de Europa, pero siempre hemos querido tener algo parecido porque los nuestros son más endebles, son de tierra y son árabes, sobre todo", apunta Signes.

[Guy Ritchie transforma las montañas de Alicante en Afganistán para su nueva película]

Eso lleva a una forma de trabajar sobre los restos arqueológicos muy diferente a la que se tiene hoy en día. "Parece ser que la idea era crear algo más bonito, quien sabe si para atraer más turismo". De hecho, Signes recuerda que para el mencionado rodaje de El Cid se hizo parte de la reconstrucción del castillo de Peñíscola "y esos parámetros se han usado también luego en más partes de ese castillo y en otros".

En 1965 el arquitecto Alejandro Tomás dispone de más de cien mil pesetas para redactar el proyecto e iniciar las obras en Sax. Una importante cantidad que aportaron el Estado, la Diputación de Alicante y el propio Ayuntamiento. "Fue una intervención bastante fuerte en la que intervinieron gente del pueblo y trabajadores de otros sitios para levantar aquello y que las ruinas históricas no le iban a impedir crear un proyecto", apunta.

Lo que sucedía en Sax no estaba aislado, remarca. Ese criterio se había impuesto en otros lugares como Carcasona en el sur de Francia o el Barri Gòtic en Barcelona. "Creando esa imagen, se debía de estar pensando aún en el llamado neogótico y se crean soluciones que no tienen mucho sentido". 

[Los castillos más imponentes de Alicante para transportarse a la época medieval]

"El castillo no tenía demasiados restos arquitectónicos que fueran espectaculares, lo único que quedaba allí eran unos muros y torres medio hundidas. No tenía grandes ventanales o torres monumentales como en otros sitios. Y lo que se hace es adaptarla para lo que se creía que debía haber, modificando algunas cosas", razona.

Eso es lo que lleva a un particular desarrollo creativo: "Como le faltan todas las defensas de arriba y no sabemos si había o no, las vamos a poner bonitas. E hicieron crecer esos parapetos y merlones para darle un aspecto medieval. Y lo mismo con las murallas, que no se sabía si serían defensas de madera o piedra y se opta por esas de piedra con merlones".

A pesar de ese fuerte arranque, en 1971 paran las obras. La crisis económica de principios de la década interrumpe los trabajos y pese a la reforma, el castillo de Sax no se convierte en el gran atractivo turístico en que momento: "Las visitas son muy puntuales, incluso hoy. Y no se le saca el potencial que tiene".