Cada país tiene sus propios héroes, y muchos de ellos son objeto de versiones cinematográficas de Hollywood. La meca del cine no deja escapar oportunidades de hacer una buena superproducción, y ha recogido leyendas de muchos países para realizar películas. En España, hace ya casi 60 años se fijó en El Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar. Héroe de la Reconquista al que se le dedicó el mítico cantar.
Una historia que tenía todo lo que podía desear el Hollywood de la época. Guerras, héroes, batallas, una gran producción de época… así que se lanzaron a rodar un filme protagonizado por Charlton Heston y Sofia Loren y que trajo todo el glamour a tierras españolas, donde se rodó el filme en lugares emblemáticos como Peñíscola. Los españoles vivieron las bambalinas de una película que tuvo de todo: lujo, peleas… y hasta a Franco metido. Estas son las curiosidades de una película mítica.
1. El guion
El productor, Samuel Bronston, y el director, Anthony Mann, no fueron los primeros en querer realizar una película sobre El Cid, sino que en España había un proyecto rondando desde los años 50. Un filme que nació de Rafael Gil, poseedor de los derechos de la historia y con un tratamiento de guion ya realizado que preparaba Vicente Escribá con asesoramiento de Gonzalo Menéndez Pidal, hijo del prestigioso historiador. Francisco Rabal iba a ser el protagonista… hasta que llegaron los americanos.
Del guion original de Escribá quedó poco, aunque en un guiño al filme original Bronstón contactó a Ramón Menéndez Pidal como asesor, también para tranquilizar a Franco de que la figura sería tratada con respeto, y para aconsejar a Heston. Pidal tenía 91 años y acabó rendido al filme y permitiendo todo tipo de inexactitudes históricas que luego serían objeto de análisis.
2. Samuel Bronston
Es imposible pensar en El Cid sin hacerlo en la figura de su productor, Samuel Bronston, responsable de todos los rodajes realizados en España en aquella época. Nuestro país, en medio de la dictadura, consiguió estrechar las difíciles relaciones internacionales de Franco ofreciendo nuestras localizaciones como escenarios de rodaje dando grandes facilidades.
Muchos productores lo utilizaron, pero fue Bronston el que vio una oportunidad de oro y hasta estableció su propio estudio en Madrid, desde donde levantó proyectos como 55 días en Pekín (Nicholas Ray, 1963), La caída del imperio romano (Anthony Mann, 1964), o este Cid en 1961. Bronston fue un embajador del franquismo en el extranjero, y en entrevistas llegó a decir en Variety que en España se respiraba “una atmósfera de paz sin histerismo, muy adecuada para las obras de creación".
3. Franco
Franco se empeñó en que Hollywood rodara en España, y lo logró en numerosas ocasiones. Dos años antes Espartaco había traído a Kirk Douglas a nuestro país. El actor recordaría la experiencia en sus memorias y contó como tuvieron que hacer una donación a la fundación de la esposa del dictador y contratar a los soldados que hicieron de víctimas de la batalla. Pero para él este proyecto era demasiado importante, ya que la figura de El Cid era de su agrado y creía que servía para vender la imagen que él quería de España, además de representar valores que defendía.
Por ello Franco declaró la película “de interés nacional”, una categoría que hasta entonces sólo se reservaba a filmes nacionales. Además puso a disposición de Bronston todos los recursos que necesitara y le dio vií libre para rodar en todos los castillos (1.500) y ciudades amuralladas de España. Además tuvo a miles de extras sacados del ejército, así como caballos del estado. La relación fue tan estrecha, que hasta mandó a Juan Carlos y Doña Sofía a visitar el rodaje.
4. Guerra en el rodaje
Lo que las autoridades españolas no sabían es que dentro del rodaje se estaba formando una batalla campal. Nadie soportaba a nadie. Charlton Heston no quería a Anthony Mann como director, y tardó poco en enfadarse con Sofia Loren, a la que acusaba de tener poses de diva y de llegar tarde a los rodajes. Loren era ya una estrella internacional, y consiguió que su personaje no envejeciera durante el filme, así, mientras que por El Cid de Heston pasan los años, la Doña Jimena de la italiana parece haber hecho un pacto con el diablo.
Loren no sólo discutió con Heston, sino que durante la promoción del filme discutió con Bronston, al que acabó demandando por incumplimiento de contrato. Los rumores en torno a ella -para un papel que estuvo a punto de interpretar Sara Montiel- no pararon, y se dijo que había cobrado un millón de dólares por su participación en la película (más que lo que ganaba Charlton Heston) y que exigió contratar a una peluquera especial para ella que costaba a la producción 200 dólares semanales.
5. Una ayuda animal
La super producción necesitó ayuda en varias materias, también para los animales, especialmente para los halcones que debían posarse en el brazo de Heston durante el filme. Para ello contrataron a un entonces desconocido Félix Rodríguez de la Fuente, experto en cetrería e historia de la televisión española posteriormente.