La delincuencia no solo se encuentra en tierra firme. Los cazatesoros que buscan reliquias en las profundidades del mar llevan existiendo desde tiempos remotos. Ya sea para venderlas, engordar sus colecciones o como mero capricho, los ladrones de antigüedades armados con gafas y aletas ponen en riesgo el patrimonio sumergido de Alicante. Un equipo especializado formado por 'hombres rana' es el encargado de proteger estos valiosos bienes.
Su nombre oficial es Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), es la unidad de la Guardia Civil encargada de recuperar y proteger los objetos en el medio acuático, pero también realizan misiones de búsqueda y rescate de personas, entre otras funciones.
Hace más de 70 años que el instituto armado se metió en el mar, pero no es hasta la década de los 60 cuando se recogen documentos de esta actividad, que derivó en el actual equipo especializado. En sus inicios los guardias civiles carecían de la formación y de los medios que hoy convierten al GEAS en los guardianes de las profundidades.
[El barco del Imperio romano que se hundió en Alicante con tesoros de un emperador]
La provincia de Alicante atrae a furtivos, aficionados de la arqueología subacuática y grandes organizaciones internacionales que tratan de hacerse con piezas de gran valor histórico de los pecios. Siendo el barco del Imperio romano hundido en el siglo I.d C., el Bou Ferrer de Villajoyosa, el más preciado por tratarse del mayor naufragio romano del Mediterráneo.
Alicante tiene más de 100 puntos donde se hallan restos arqueológicos, el territorio en el que más patrimonio sumergido hay de la Comunitat Valenciana. Debido a la importancia de las rutas comerciales que desde la antigüedad pasaban por su litoral. Otros pecios con cargas béticas son el Albufereta 1 (Alicante), Portixol 1 (Xàbia) o Cap Prim (Xàbia).
Las funciones directas de los GEAS son la protección del patrimonio cultural subacuático, dando apoyo tanto al Ministerio como a los departamentos de Cultura de las distintas comunidades autónomas en labores de comprobación e inspección, localización, posicionamiento y documentación. Así como la extracción de piezas vulnerables de sufrir expolio. Los 'hombres rana' pueden llegar a sumergirse hasta 120 metros para realizar sus operaciones.
Desde que se tienen registros, y con datos de 2021, en Alicante se han producido un total de diez actuaciones en el ámbito penal, con la captura de 41 objetos, fundamentalmente piezas cerámicas de épocas romanas. Las intervenciones se saldaron con ocho detenidos y tres personas investigadas.
Robo de reliquias
No obstante, los bandidos siempre ganan alguna vez. El golpe más duro ocurrió en 2013 en el pecio romano Bou Ferrer, con el expolio de una parte de la mercancía que transportaba hace 2.000 años entre Cádiz y Roma, conformada por más de 2.500 ánforas y entre 5 y 10 toneladas de lingotes de plomo del emperador Nerón.
El punto de inflexión de su descubrimiento en el año 2000 y su robo posterior hicieron que el GEAS, establecido en Alicante en 2009, formara parte de las campañas de excavación y ampliara sus labores de vigilancia, sobre todo en Villajoyosa y Santa Pola, para evitar episodios similares.
En Santa Pola se han identificado tesoros romanos robados en los últimos años. En 2020 un grupo de investigadores de la Universidad de Alicante con el arqueólogo Jaime Molina al frente catalogaba 13 ánforas romanas que se habían estado utilizando como maceteros en una pescadería de la ciudad.
Así, en 2022 se encontró otra ánfora del siglo I d. C. de manera casual cuando la Guardia Civil investigaba en una vivienda por causas ajenas a la pieza. El año pasado, una propietaria halló mientras limpiaba la vivienda que quería poner en venta tres piezas cerámicas de grandes dimensiones. Que resultaron ser otros recipientes romanos del primer siglo con gran valor histórico.
Rastreo de barcos
Para evitar que reliquias romanas acaben en el mercado negro o como elementos de decoración, se hace un seguimiento y vigilancia vía satélite para el control de barcos y la detección de situaciones anómalas a través del Servicio Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE).
El SIVE rastrea toda la costa alicantina y puede saber qué tipo de nave es cada una analizando rumbo, velocidad, envergadura o la hora en la que navega. Con estos datos pueden anticiparse a los delincuentes.
La Ley 4/98 del Patrimonio Cultural Valenciano establece que las piezas arqueológicas, como objetos que integran el patrimonio histórico, son bienes de dominio público, propiedad de la Administración. Por este motivo, todo hallazgo o tenencia, deben ser comunicadas. Está prohibida su comercialización y por lo tanto, cualquier transacción o negocio jurídico de cualquier pieza considerada como de alto valor histórico carece de validez legal.
El artículo 65 de la citada ley obliga a toda persona que encuentre un objeto arqueológico a comunicarlo a las autoridades tan pronto como se produzca el hallazgo. Para quienes no respeten los tesoros alicantinos, la multa puede rondar entre los 60.001 y los 150.000 euros.