La Albufereta, es hoy un barrio hasta cierto punto envejecido al norte de la ciudad de Alicante, residencia de muchos extranjeros que llegaron a la ciudad en los años 60, 70 y 80. Pero en esos años se trataba de una zona que bullía de actividad nutrida por los recién llegados que encontraron en sus calas y edificios singulares un refugio con una agradable calidad de vida. En su historia más desconocida se ubicó uno de los negocios más clandestinos de la época, una turbia "empresa de seguridad" que ofrecía sus servicios a empresas y gobiernos para actividades encubiertas.
"Contratistas de Defensa" o "Empresas de Seguridad" son algunos de los términos modernos para referirnos a los clásicos "mercenarios" de toda la vida, que ahora se agrupan bajo una denominación empresarial privada y son contratados por los gobiernos para algunas de sus operaciones especiales de vigilancia o acción militar. Antes que eso, durante los años 70, Alicante fue la sede central de una de estas empresas mercenarias, el Grupo Paladín, que tenía su oficina en La Albufereta de Alicante y sucursales en Zúrich, Ginebra, París, Bruselas, Roma y Londres. Pero, ¿por qué en Alicante?
Este hecho ha sido analizado, hasta donde ha sido posible -dado el carácter secreto de estas organizaciones-, por alicantinos como los periodistas Mariano Sánchez Soler, en Los hijos del 20N (Temas de Hoy, 1993) o Martín Sanz, que le cita en La gran olvidada. Postales desde la Albufereta (2017). E incluso en el ámbito nacional por antiguos espías como Luis M. Gonzalez Mata 'Cisne', autor de Terrorismo internacional: la extrema derecha, la extrema izquierda y los crímenes de Estado, Argos Vergara 1978.
No obstante, para entender quienes eran las principales figuras de este grupo paramilitar clandestino habría que remontarse a la Segunda Guerra Mundial. Y en concreto, al excoronel austriaco de las SS Otto Skorzeny (Viena 1908-Madrid 1975), conocido como “Caracortada”, cuyas andanzas por España fueron descritas en 2021 por el periodista Francisco José Rodríguez de Gaspar en su libro Otto Skorzeny. El nazi más peligros en la España de Franco.
La tesis principal del libro de Rodríguez de Gaspar es la connivencia del estado franquista con muchos de los mandos supervivientes de Hitler, pese a la aparente neutralidad del régimen. Terminada la contienda mundial, los sentimientos de admiración y hermandad entre ambos regímenes permitieron a Franco que "mientras realizaba gestos ante los americanos para demostrar su buena voluntad y hacer valer su anticomunismo, abría la puerta de atrás a muchos líderes fascistas de toda Europa, dándoles cobijo en España y alargando al máximo los requerimientos de extradición de los países aliados".
Y es que más a allá de la leyenda, Skorzeny es para este investigador la pieza principal de un puzzle que une el terrorismo contrarrevolucinario de los años 60 y 70 con la ciudad Alicante y el Grupo Paladín,
'Caracortada'
Skorzeny ganó fama mundial durante la II Guerra Mundial como la persona que lideró el comando que liberó a Mussolini en la "Operación Roble" en 1943. Y posteriormente fue uno de los principales agentes que lograron que la "Operación Valkiria" contra Hitler en 1944 resultase un fracaso. Sin embargo, el final de la guerra condujo inevitablemente a su rendición y entrega al ejército estadounidense.
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Más tarde sobrevivió a los juicios de Núremberg con una pequeña pena de ingreso en un campo de desnazificación en Darmstadt, Alemania (1947) del que escapó meses después sin demasiadas dificultades. En septiembre de 1949, un informe del FBI ya le sitúa en España bajo un permiso de periodista “políticamente examinado”, con el que podía viajar a Alemania cuando quería sin mayor dificultad.
Según Rodríguez de Gaspar, "estaba inscrito como 'corresponsal de prensa extranjera' y entre otros medios con los que colaboraba estaban el Deutsche Wochen Zeitung de Hannover, y el Altenaer Kresblatt, de la localidad alicantina de Altea. Sus tentáculos llegaban tan lejos que incluso y pese a su pasado, parece acreditado que fue espía doble para el Mossad de Israel.
‘Caracortada’ también hacía valer en España su profesión de ingeniero para ir desarrollando otros negocios mientras que los EEUU tornaban su miedo al nazismo por el terror al comunismo de la URSS. Reclutaba químicos, ingenieros, expertos en armas bajo la atenta mirada de los espías estadounidenses en España que regularmente informaban de sus operaciones, mientras le dejaban hacer, y el Mossad israelí, para los que también trabajaba.
Entre 1950 y 1959, explica el autor de la investigación, el excoronel de las SS "llegó a amasar una gran fortuna", que el exnazi disimulaba con leyendas como el supuesto hallazgo del tesoro de Hitler en un lago austriaco. No obstante, su actividad se centraba en representar a grandes empresas alemanas del acero que habían colaborado con el III Reich, su intermediación para la construcción de bases norteamericanas en España y la venta y asesoramiento en materia de armas para diferentes gobiernos.
Los mercenarios
En este contexto de lo que el autor define como la “omnipresencia alemana en España durante los años cuarenta”, cabe recordar que Skorzeny fue el primer entrenador de reclutas del Werwolf, un grupo de resistencia y sabotaje contra las tropas de ocupación una vez que el III Reich había perdido la guerra. Una red que resultó ineficaz y de la que surgieron otras como "Ogro" o “La Araña”, más centrada en preservar la ideología nazi.
Dos décadas después, Skorzeny fundó junto con el excoronel estadounidense James Sanders y el exnazi Gerhard Harmut von Shubert (vinculado al ministerio de Goebbles) el Grupo Paladín, "domiciliada en la calle Albufereta 9 de Alicante, que se ofrecía como contratista privado de seguridad". Aunque realmente esa dirección no es la de la actual urbanización alicantina (que se ubica en el barrio de Vistahermosa), sino en el edificio El Panorama, entre las conocidas urbanizaciones de La Chicharra y La Hormiga de la calle Diosa Tanit de La Albufereta.
Según el autor, "Paladín también contó en sus filas con miembros de varias organizaciones de extrema derecha y nacionalistas, como la OEA (Organización del Ejército Secreto) nacionalista francesa o el SAC (Servicio de Acción Cívica), e incluso miembros de la Legión Extranjera francesa". Entre los conflictos en los que participó el Grupo Paladín, Rodríguez de Gaspar cita el régimen de Apartheid de Sudáfrica o el Batallón Vasco-Español contra ETA, precedente de los GAL. También, con países islámicos como Egipto.
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Jeffrey McKenzie Bale, por su parte, se extiende más en las actividades de este grupo en su ensayo The Black Terrorist International: Neo-Fascist Paramilitary Networks and the Strategy of Tension in Italy, 1968-1974, publicado en Berkley en 1994. En él asegura que "Skorzeny fue aparentemente una de las figuras clave del Grupo Paladín de Gerhard Harmut von Schubert, especializado en reclutar mercenarios y especialistas en contraguerrilla para emprender acciones anticomunistas operaciones en todas partes del mundo".
Incluso contrataba anuncios publictarios "que estaban escritos en inglés de mala calidad" y "provocativamente redactados" (en la edicion francesa del New York Herdald Tribune): "¡El peligro no es una objeción! El Grupo Paladín realiza sus pedidos a escala nacional e internacional, incluso detrás del Telón de Acero y el Telón de Bambú, con total confianza garantizada. Expertos totalmente capacitados en muchos campos están a su disposición y dispuestos a ir a cualquier parte del mundo para hacer de su pedido un éxito. Todas las respuestas y pedidos serán totalmente confidenciales y nunca estarán disponibles para terceros". En ellos añadían su dirección en La Albufereta, añade Bale.