Agentes de la Policía Nacional han detenido en Alicante a un fugitivo buscado por las autoridades belgas por su presunta participación en un tiroteo en la ciudad de Genk (Bélgica) en el que hirió a su expareja y a un amigo de esta, el pasado mes de octubre.
El arrestado se enfrenta a una posible condena en Bélgica de hasta 30 años de prisión por homicidio en grado de tentativa, según recoge Efe de la Policía Nacional. La investigación para la localización del reclamado comenzó en el mismo momento en el que las autoridades belgas enviaron información a la Sección de Localización de Fugitivos ante la posibilidad de que estuviera escondido en España con unas amistades.
Las gestiones de los investigadores dieron como resultado la confirmación de su paradero en la ciudad de Alicante. Una vez en la zona, los agentes desplazados, realizaron las gestiones policiales pertinentes para la detención del fugitivo, tras localizarlo al lado de un negocio de comida rápida regentado por una amiga.
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El pasado 7 de octubre, el fugitivo mandó a su expareja una fotografía de su perro a modo de amenaza con la intención de que ella volviera a su casa para comprobar la integridad y bienestar del animal.
Cuando su exnovia se encontraba cerca de su domicilio junto a un amigo, para comprobar el estado del animal, sin mediar palabra realizó varios disparos contra ambos, a los que hirió. Desde ese momento, y hasta su detención, estuvo en paradero desconocido.
Pizzeros de la droga
Por otro lado, un padre y un hijo pertenecientes a un clan italiano han sido arrestados por vender droga desde su pizzería en Torrellano (Elche). Los sospechosos utilizaban el establecimiento para comercializar con cocaína, que ocultaban como harina, y hachís.
Según ha informado la Policía Nacional, la investigación comenzó tras la alerta de varios denunciantes que aseguraban que se traficaba con droga mientras se desarrollaba la actividad de restauración en el negocio de la pedanía ilicitana.
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Tras una serie de comprobaciones por parte de los agentes para comprobar la legalidad del local regentado por el padre y el hijo, de 51 y 24 años, constataron que "la distribución y venta de la sustancia estupefaciente se realizaba desde el interior de la pizzería siendo ellos mismos los encargados de distribuir la dosis de cocaína o hachís a los compradores que acudían hasta el lugar", han asegurado.