Hasta la fecha, todos los intentos por crear una gran conurbación entre Alicante y Elche que se convertiría en una de las áreas más pujantes del Mediterráneo sur, se han quedado en nada. Elche siempre ha intentado mantener su autonomía e idiosincrasia propia y ha recelado de cualquier tipo de unión que le supusiese una suerte de "subordinación" a la capital de provincia con la que le separan apenas 25 kilómetros entre sus núcleos urbanos pero que comparten limites territoriales en sus respectivos términos municipales.
Hoy, el alcalde de Alicante Luis Barcala recibe al alcalde de Elche, Pablo Ruz, en el Ayuntamiento y celebrarán posteriormente celebrarán una "reunión de trabajo entre los equipos de Gobierno de ambos ayuntamientos".
Entre ambos ayuntamientos no está la idea de integración, pero si la de colaboración y coordinación superando las tensas relaciones que han existido tradicionalmente entre primeros ediles de distintos partidos políticos. Y es que sólo coincidieron en militancia la ilicitana Mercedes Alonso y la alicantina Sonia Castedo (y luego Miguel Valor) en el mandato 2011-2015.
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Ahora, ambos equipos quieren sentar las bases de una comisión bilateral que tendrá continuidad con una agenda de reuniones periódicas en las que se plasmen estrategias y acciones de común interés en múltiples ámbitos para la segunda y tercera ciudad de la Comunidad Valenciana. Unas relaciones que elevarán el peso de ambas administraciones locales en su interlocución con Valencia y Madrid.
Por eso, se trabajará sobre áreas concretas con intereses comunes, como puede ser en el ámbito de las infraestructuras. Para el Ayuntamiento de Alicante y el de Elche, la ejecución de la Variante de Torrellano para la retirada de las vías del frente litoral servirá también para reclamar otras inversiones a la Generalitat y el Gobierno central. Se trata de nuevas vías de circunvalación para descongestionar los dos cascos urbanos, exigir un tercer carril en la A-70 o la liberalización del peaje de la segunda circunvalación de Alicante, la AP-7.
También en materia de transporte, pretenden estudiar acciones conjuntas para promocionar infraestructuras de gran potencial como el aeropuerto y el tren de cercanías, así como la posibilidad de mejorar el aprovechamiento mutuo de nodos industriales de gran valor como el Puerto de Alicante y el Parque Empresarial de Torrellano.
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En el área de Cultura, ambas ciudades tienen capacidad para trabajar en actividades museísticas conjuntas que van desde la programación a posibles abonos compartidos o la posible creación de un circuito museístico común. También, es interesante para las dos ciudades trabajar de manera conjunta con el objetivo de abaratar el caché de artistas de prestigio mundial.
Otra de las posibles acciones se refiere al deporte. Alicante y Elche pueden desarrollar competiciones compartidas entre los dos municipios como puede ser una maratón u otras carreras.
Además, en la planificación urbana y generación de suelo para la instalación de empresas hay muchas posibilidades abiertas con el nuevo Plan General tendente a un planeamiento conjunto y armonizado.
Los alcaldes de ambas ciudades quieren poder reforzarse de manera recíproca para sumar argumentos con los que convencer a las empresas o a las administraciones cuando se presentan a proyectos por las posibilidades que conjugan tanto en plazas hoteleras como en disponibilidad de suelo, o en la preexistencia de determinados ecosistemas económicos especializados en sectores concretos.
Y por último, en materia turística pueden plantear acuerdos mutuos y nuevas líneas promocionales que potencien el atractivo de los dos términos municipales colindantes. Entendiendo así que la promoción conjunta también puede multiplicar el atractivo de ambas ciudades.
Los intentos
Como bien explica el periodista Antonio Zardoya en el último monográfico de la revista Canelobre, 125 años del nuevo Elche, esos intentos comenzaron en el tardofranquismo "a través de sus ordenamientos urbanísticos.
"En 1970, García Bellido, autor del Plan General de Ordenación Urbana de Elche, ya menciona la necesidad de crear un Área Funcional entre las dos urbes para sincronizar determinadas infraestructuras y servicios. Es la misma expresión, Área Funcional, la que emplea García Solera en el Plan General de Alicante en 1971", afirma el periodista ilicitano.
A finales de los años 80 se planteó ya de manera explícita la posibilidad de conurbación a través del Club de Inversores de Alicante, empresarios de ambas ciudades que apostaron por el Eje Alicante-Elche y luego el Triángulo Alicante-Elche-Santa Pola. "El punto de partida fueron los cerca de 50 empresarios de toda la provincia con la adquisición de acciones, fijadas en 2,5 millones de pesetas", recuerda Zardoya.
Ya en 1997 algunas de aquellas ideas empezaron a tomar forma "a través de la Conselleria de Infraestructuras que presidía José Ramón García Antón" quien lanzó "el Plan de Acción Territorial Alicante-Elche donde se abogaba por infraestructuras que se habían planteado en el Triángulo. El caso más significativo fue la Vía Parque, con escala en el Parque Empresarial de Torrellano donde operan más de 700 empresas y 13.000 trabajadores; el desdoblamiento de la carretera Elche-Crevillent, al igual que Elche-Santa Pola (ahora en ejecución). O la circunvalación de Alicante".
Las negativas del longevo alcalde socialista de Elche, Diego Macià a perder autonomía frente a Alicante, asegura el periodista, "han flotado en Elche en estas tres últimas décadas desde distintos ámbitos, incluido un estamento empresarial fragmentado y con cierta atonía a ejercer de contrapeso reivindicativo frente las administraciones públicas e, incluso, contra organizaciones empresariales de carácter provincial y autonómico".