La actual presidenta del Vox en Alicante, Ana Vega, sigue en el foco de muchos militantes descontentos del partido en la provincia y no ha recuperado el liderazgo perdido en septiembre de 2020 cuando se repitieron las elecciones internas por las irregularidades del proceso. No obstante, el hombre llamado a sucederla, el teniente general Manuel Mestre, tampoco ha salido muy bien parado de los comicios del 28M en su municipio, Orihuela.
Todo este descontento entre las filas de Vox se ha acrecentado en la última semana con cientos de mensajes de Whatsapp con la salida de Iván Espinosa de los Monteros de la cúpula nacional del partido, abriendo una grita entre el ala más "ultra" y el ala "liberal" de la formación.
Desde Madrid se están mirando ahora con lupa los resultados electorales de la provincia y cómo el partido ha conseguido un 4% más de votos (de 100.331 a 145.562 sufragios) en las generales respecto a las autonómicas de mes y medio antes. La crítica fundamental es que Vox no supo llegar a su electorado en el territorio en mayo. Y sitúan a Ana Vega como presidenta provincial, como responsable.
De hecho, Vega había perdido relativamente el favor de Madrid tras la caída de Javier Ortega Smith (su mentor) de la cúpula nacional, y por eso no fue la cabeza de lista por la Comunidad Valenciana. Sin embargo, ha conseguido hacerse de nuevo con el puesto de síndica de Vox (portavoz parlamentaria en las Cortes Valencianas) una vez más.
De hecho, el apoyo público de Ortega Smith (de la supuesta ala dura) a Espinosa de los Monteros frente a Jorge Buxadé en redes sociales revela que hay dinámicas internas más profundas que la simplemente ideológica, las de la confianza personal. Y desde la perspectiva personal parece que ha sido el mantenimiento de Vega en cargo.
Desde Vox acusan al PP, y en concreto al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, de haber sido el que ha presionado a sus socios para que consiga ese puesto. Pero más allá de la relación personal entre el presidente y el líder de Vox, Santiago Abascal, no se ha visto con buenos ojos la posible injerencia en la dinámica del partido.
En la conformación de las listas de las anteriores municipales (en mayo de 2019) surgieron muchas especulaciones sobre el papel de Vega durante el proceso ya que muchos municipios (especialmente en su granero de votos, la Vega Baja) se quedaron desiertas. Un hecho que convenía al PP de Mazón más que a Vox. En aquellos comicios locales Vox no pasó del 4,2% pese a que en la autonómicas había logrado un 11,4% en la provincia.
En este contexto, el sector de Mestre estaría esperando una decisión de Madrid para nombrar una gestora. Pero esa decisión vendría del núcleo duro de Buxadé -en concreto de María Ruiz y su entorno-. Por eso difícilmente darían el poder territorial a "liberales" como Mestre que ha nombrado como asesores en Orihuela a exmiembros de Cs o como el exconcejal de Alicante, Pepe Bonet, tradicionalmente enfrentado a Vega.
También se especula con la vuelta de Walter Quintero, excoordinador y fundador de Vox Alicante que fue defenestrado por el sector de Vega hasta su expulsión y que ha vuelto a afiliarse. Pero el verdadero poder territorial en la provincia lo tiene Vox Elche, que como tercera ciudad de la Comunidad Valenciana han entrado en el Gobierno municipal y tiene un referente orgánico de primer orden, Samuel Ruiz, concejal de Industria.
En esa tesitura el ala liberal también tendría algo que decir ya que Rocío Monasterio (mujer de Espinosa de los Monteros) ha colocado a su asesor personal, José María Sánchez, como número dos en la lista del Congreso por la provincia de Alicante pese a no ser alicantino y solo tener una segunda residencia.