La población de una alondra en peligro de extinción cayó un 66 % tras Filomena, según un estudio de la UA
La investigación, publicada en Bird Conservation, detalla el descenso de ejemplares de la alondra ricotí tras el fenómeno meteorológico.
8 mayo, 2023 13:13Un estudio liderado por la Universidad de Alicante (UA) y publicado en la revista Bird Conservation International alerta del descenso de más de un 66 % de la población de la alondra ricotí, ave en peligro de extinción en España, tras la borrasca Filomena, registrada en enero de 2021.
El objetivo de esta investigación ha sido ampliar "el conocimiento científico sobre el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, como el vivido el pasado mes de enero del 2021 en España con la borrasca Filomena, en la dinámica poblacional de la fauna en peligro, pues dichos eventos pueden representar una amenaza general para la diversidad", ha explicado el autor principal del artículo e investigador distinguido del Departamento de Ecología de la UA, Cristian Pérez-Granados.
"En este trabajo utilizamos la alondra ricotí como modelo de estudio al ser una especie con seguimiento anual en varias localidades y por ser una especie residente, amenazada y con una selección de hábitat muy especializada”, ha expuesto Pérez-Granados.
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Los investigadores han analizado los cambios en la abundancia de alondra ricotí antes y después de la Filomena en catorce poblaciones de las provincias de Soria, Lleida, Murcia, Burgos, Segovia y Valencia.
Según los resultados obtenidos, durante el periodo de control, entre 2017 y 2020, la especie sufrió un declive anual global del 19,4 % para las catorce poblaciones muestreadas.
Sin embargo, el declive medio tras Filomena fue del 66,5 % para siete poblaciones monitorizadas tanto el año anterior como el posterior a esta borrasca, es decir, en el periodo de 2020 y 2021.
"En el trascurso de la borrasca, la nieve cubrió el suelo durante más de diez días en el centro y el este de España, lo que, unido a la posterior ola de frío extremo, podría haber reducido la capacidad de la especie para encontrar recursos alimenticios y para termorregular adecuadamente, obligándola a realizar desplazamientos de larga distancia u ocupar zonas de baja calidad", según el investigador Gerard Bota, responsable del Grupo de Biología de la Conservación del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña y también autor del artículo.
Estos desplazamientos "pueden aumentar el riesgo de mortalidad de los individuos en dispersión y, por tanto, afectar drásticamente a la dinámica poblacional y la conservación de la especie”, ha señalado.
Aunque tomados con la debida prudencia, los resultados de este trabajo podrían ser representativos del impacto que los eventos climáticos extremos pueden tener en las aves amenazadas dado el escaso número de estudios que han evaluado el impacto de este tipo de fenómenos en la fauna, según un comunicado de la UA.
"Nuestros resultados también pueden ser útiles para futuros estudios con esta especie u otras similares, dirigidos a comprender el impacto de los eventos estocásticos en la dinámica poblacional de las especies como, por ejemplo, los análisis de viabilidad poblacional o proyecciones de cambio climático, al mejorar el conocimiento actual sobre el papel que los fenómenos catastróficos pueden tener en la dinámica de una población a corto plazo", según Juan Traba, de la Universidad Autónoma de Madrid, autor del trabajo y redactor de la estrategia nacional de conservación de la especie.
Conseguir proteger las especies de futuros eventos climáticos extremos no es sencillo, pero "aumentar la conectividad entre las poblaciones existentes, proteger parches de hábitat con vegetación potencial que pueda ocupar la especie como refugio mientras duren dichos eventos y tratar de incrementar tanto el tamaño de los parches ocupados, la calidad del hábitat, como el de las poblaciones podrían favorecer la persistencia de estas y aumentar las probabilidades de futuras recolonizaciones", ha apuntado Pérez-Granados.
El equipo de trabajo del artículo cuenta con una docena de investigadores de varios centros, como el Departamento de Ecología y el Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio 'Ramón Margalef' (IMEM) de la UA, el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) y el Grupo de Ecología Terrestre de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).