La Audiencia de Alicante ha condenado a un hombre, de 79 años, a una pena de seis años de prisión por abusar de la nieta de su pareja sentimental de forma continuada durante el tiempo en el que la menor permanecía bajo el cuidado de su abuela, en el municipio de Villajoyosa (Alicante).
Los abusos se produjeron desde el año 2002, cuando el acusado tenía 58 años y la víctima solo cuatro, y se prolongaron durante siete años, cuando la víctima había cumplido once, según la sentencia dictada por un tribunal de la Sección Primera, que detalla que el procesado aprovechó los momentos en los que se encontraba a solas con la menor para cogerle la mano y masturbarse hasta llegar a eyacular.
Esos primeros episodios se registraron cuando la abuela de la niña y el procesado residían en la ciudad de València, y continuaron después en Villajoyosa, a donde el acusado y su pareja se habían trasladado.
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En concreto, la sentencia detalla que la niña pasaba los veranos con su abuela, desde los cinco hasta los once años, y que el acusado repetía los mismos abusos al forzar a la menor a tocarle los genitales y a masturbarle. En ocasiones, según la sentencia, también la besaba en la boca. Y, además, él le tocaba los genitales cuando se encontraban bañándose en la playa.
Por último, el tribunal también considera demostrado que el acusado aprovechaba los viajes en los que tenía que llevar a la menor hasta Bilbao, hasta el domicilio de su padre, para tocarle en sus partes íntimas sobre la ropa.
El acusado negó los hechos en el momento del juicio, así como la abuela y la tía materna, que comparecieron en la vista en calidad de testigos pero los magistrados confieren credibilidad al testimonio de la víctima pese al tiempo transcurrido desde que se produjeron los hechos, al concluir que su declaración fue “unívoca en aspectos esenciales, coherente y sin fisuras”.
Se apoya, también, en las conclusiones del informe del servicio de atención psicológica del Centro Espill en el que se ratificaría la credibilidad del relato de la chica.
La sentencia añade que la víctima justificó la demora en la denuncia “por miedo” y dice que, si al final acabó presentándola, fue por el hecho de haber acudido a declarar en calidad de testigo en otro juicio seguido contra el mismo acusado, a partir de la denuncia previa presentada por una prima suya.
El tribunal impone al procesado la pena de seis años de prisión por un delito continuado de abuso sexual y establece la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros a la víctima, además de una indemnización de 15.000 euros.