El Tribunal Supremo ha confirmado 50 años de cárcel, -con un máximo de cumplimiento de 40-, para el padre que asesinó a sus dos hijos, de tres años y seis meses, el 13 de marzo de 2019 en la localidad de Godella (Valencia). La madre, coautora de los crímenes, ha sido absuelta por la eximente de anomalía psíquica por enfermedad mental, aunque permanece en internamiento psiquiátrico.
La Sala de lo Penal del alto tribunal ha rechazado los recursos de ambos progenitores contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que confirmó a su vez la dictada por la Audiencia Provincial de Valencia.
Ambos fueron juzgados por un tribunal del jurado, que los consideró autores del crimen de sus hijos, cometido el 13 de marzo de 2019, tras propinarles multitud de golpes después de bañarlos en la piscina de la casa de campo de Godella donde residían.
La sentencia declaró probado que ambos estaban convencidos de la existencia de una secta que les perseguía, asediaba y abusaba sexualmente del niño, hasta el punto de que realizaban vigilias nocturnas para evitar ser atacados y que sus hijos fueran secuestrados.
Según la resolución ahora firme, decidieron que la única manera de proteger a los menores era someterlos a un "baño purificador", "terminar con sus vidas y enviarlos al más allá para que posteriormente pudieran revivir".
El Tribunal Supremo ha ratificado la condena al padre, de nacionalidad belga, a 50 años de prisión por dos delitos de asesinato con agravante de parentesco, y la imposición de los mismos años de internamiento psiquiátrico a la madre debido a la enfermedad mental que padece, con un máximo de 40 de cumplimiento.
Avala que se trató de un asesinato con alevosía y rechaza la alegación del padre relativa a que la enfermedad mental de la madre hace incompatible que ambos acusados pudieran idear un plan conjunto para matar a sus hijos, dado que, para el Supremo, hay suficientes pruebas como para afirmar que no es incompatible dicha enfermedad "con la certeza que aporta en cuanto a la participación activa en los hechos del otro condenado".
La casa okupa: señales de alerta
Según ha descrito este diario en múltiples artículos, la familia 'vivía' entre basura y animales muertos en una casa okupa cercana a las urbanizaciones de Santa Bárbara, una de las zonas con la renta per cápita más alta de todo el municipio valenciano de Godella.
Al parecer, el padre de los menores, conocido como Gabriel, había perdido su trabajo por culpa de, entre otras cosas, su problema con el consumo de estupefacientes. La madre, María, diagnosticada con esquizofrenia, llevaba tiempo sin tomar la medicación, sustituyendo esta por las drogas, entre otras hasta setas alucinógenas.
Los servicios sociales estaban detrás de la familia, ya que el hijo mayor llevaba tiempo sin ir al colegio, y la abuela de los niños, también había alertado de que algo malo podría suceder, ya que hija le había llegado a mencionar días antes que se "reuniría con el creador".
En Godella, ningún vecino se explicaba cómo podía ser que tras una visita de la Policía, los agentes decidieran marcharse porque la familia se encontraba "en perfectas condiciones". Finalmente, el día de los hechos un vecino alertó a la policía de que había visto al marido correr con una escopeta tras su pareja, que iba desnuda y ensangrentada, con una escopeta. Pero para la visita policial del 13 de marzo de 2019 ya era demasiado tarde, la madre estaba escondida dentro de un bidón, después de intentar 'enterrar' a su hijos, que yacían muertos en el terreno de la casa okupa de Godella.