Unas temperaturas más propias de mediados de agosto, similares al Caribe y que podrían tener consecuencias en episodios de lluvias torrenciales. Este es el resumen del análisis que el departamento de Climatología de la Universidad de Alicante ha hecho de la situación en la que se encuentra el mar Mediterráneo, en un preocupante proceso de tropicalización.
En concreto, desde el campus alicantino explican en una entrada en su Facebook que "en estos momentos el mar Mediterráneo presenta temperaturas muy similares a las del Caribe". "No da impresión meterse en el agua si habéis ido recientemente a la playa. En algunos sectores del mar Balear la temperatura del mar roza los 30 ºC, mientras que en nuestras playas [en referencia a la costa alicantina] ronda los 28".
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"Normalmente el máximo se alcanza en agosto o incluso a principios de septiembre, pero la persistencia de las altas temperaturas, los vientos débiles y la elevada insolación de este mes ha provocado que alcancemos estos valores a mediados de julio". Y alertan de que, "salvo un episodio de inestabilidad, poniente o de vientos más intensos que provoquen que el agua se remueva o que sea reemplazada por agua más fría procedente del fondo, todavía tiene margen para subir un poco más".
"¿Qué consecuencias puede tener esto? Ya las estamos notando. Las brisas son más débiles, y además no refrescan, ya que vienen cargadas de calor y humedad, aumentando de forma importante la sensación de bochorno", apuntan desde la UA.
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Además, "entre las altas temperaturas, la isla de calor urbano y un mar caliente, en algunas ciudades costeras prácticamente no se baja de los 20 ºC de noche desde junio a septiembre. Muchas noches son asfixiantes, con mínimas de 23-25 ºC y con la humedad muy elevada".
Las consecuencias
La pregunta que se hace el departamento de Climatología es si esto se traducirá en lluvias torrenciales en otoño: "Es imposible saberlo, pero el mar por sí mismo no genera lluvias intensas (las lluvias cálidas podrían ser la excepción, pero es un caso muy especial)". "En 2003 el Mediterráneo alcanzó temperaturas muy altas y en otoño prácticamente no sucedió nada", recuerda.
Sin embargo, "con un mar caliente y húmedo, es mayor el potencial para que se produzcan lluvias torrenciales, pero si no hay un ingrediente básico, que es la inestabilidad (descuelgues de gotas frías/DANAs, básicamente) ese peligro no existirá. Y se tienen que dar una serie de factores más a la vez".
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"Es preocupante el ascenso de la temperatura del Mediterráneo en las últimas décadas: nuestro mar se está tropicalizando". Esto, "en lo que respecta al tiempo y clima, como hemos visto tiene varias consecuencias".
Entre ellas que "un mar más caliente ayuda a que se prolongue el calendario de lluvias torrenciales, algo que estamos viendo en los últimos años: se están produciendo eventos pluviométricos extremos en invierno o primavera. Una realidad a la que hay que adaptarse".