Durante el periodo estival y sobre todo con estas temperaturas tan altas puede producirse un empeoramiento de multitud de patologías crónicas. "Dentro de las enfermedades que pueden empeoran están los problemas cardiovasculares como la insuficiencia cardiaca y la hipertensión, la diabetes mellitus, los problemas respiratorios como la EPOC o el asma".
También, añade "la patología nefrológica, la patología cerebrovascular como los accidentes cerebrovasculares o la esclerosis múltiple además de problemas dermatológicos como el acné, la rosácea y el lupus, y otros procesos”, detalla el doctor José Luis Lasaga, jefe del Servicio de Urgencias de Quirónsalud Alicante.
"Los síntomas de este agravamiento", señala el doctor Fulgencio Molina, jefe del Servicio de Urgencias de Quirónsalud Murcia, "pueden ir desde sensación de cansancio, debilidad, calambres, hasta los que son potencialmente más peligrosos como es el caso de la deshidratación y disbalance de iones. Ante estos síntomas es muy importante consultar con un especialista”.
Dentro de las enfermedades cardiovasculares los pacientes con hipertensión arterial pueden sufrir hipotensión debido al calor, con la posibilidad de que ocurran mareos, sudoración y perdida de conciencia. Además, añade el doctor Juan Costell, jefe del Servicio de Urgencias de Quirónsalud Torrevieja, "tendemos a que el cumplimiento del tratamiento durante el verano sea más irregular lo que puede provocar aumento de la tensión arterial".
Por su parte añade el doctor Lasaga, "los pacientes que sufren insuficiencia cardiaca pueden sufrir deshidratación e hipotensión ya que el corazón tiene menos capacidad de reserva funcional para eliminar el exceso de calor del cuerpo y puede sobrecargarse y entrar en edema agudo de pulmón".
"Es importante tener en cuenta la medicación que toman estos pacientes que suelen incluir diuréticos y betabloqueantes, para ajustarlos y evitar estos problemas”.
Diabetes y EPOC
Por su parte los diabéticos son más sensibles al calor y debido al mayor riesgo que tienen de sufrir deshidratación y las posibles alteraciones que pueden padecer tanto a nivel de las fibras nerviosas como en los vasos sanguíneos que impiden que las glándulas sudoríparas regulen la temperatura corporal. "Esta deshidratación", indica el doctor Molina, "puede provocar un aumento de la glucosa en el organismo, lo que puede producir aumento de sed, piel seca, cansancio, visión borrosa".
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La vasodilatación producida por el calor provoca además en un aumento de la velocidad de absorción de la insulina lo que puede llevar a una hipoglucemia con la presencia de mareo, alteración del nivel de conciencia, agitación, subraya el doctor Lasaga.
Las personas con enfermedades respiratorias como EPOC, asma o bronquitis pueden tener sus síntomas agravados durante la época estival por el aumento de calor y la sequedad ambiental que aumentan la cantidad de trabajo que tiene que realizar nuestro cuerpo. para mantener la temperatura corporal normal. "lo que supone un aumento de los requerimientos de oxígeno. Además de que el aumento de calor y la contaminación aumentan la concentración de ozono y pueden desencadenar una crisis de asma", indica el jefe de urgencia de Quirónsalud Alicante.
Consejo útiles
Por último, el doctor Costell señala un aumento de la mortalidad y hospitalizaciones en pacientes con enfermedad renal terminal. Consejos para pacientes crónicos ante las altas temperaturas Los especialistas de Quirónsalud aconsejan seguir las siguientes pautas para evitar el agravamiento de las patologías crónicas con el calor:
Evitar cambios bruscos de temperatura en la medida de lo posible. En el hogar el aire acondicionado debe estar entre 24-26 grados. Y no exponerse al sol en las horas punta del día.
Mantenerse siempre bien hidratado y evitar el consumo excesivo de bebidas azucaradas y de alcohol ya que favorecen la aparición de arritmias. Durante los viajes largos evitar la inmovilización prolongada y en caso de que ésta sea inevitable en algunos pacientes seleccionados el uso de heparinas de bajo peso molecular puede estar indicado.
También, evitar los destinos con climas muy calurosos y altitudes por encima de 3.000 metros ya que favorece el consumo de oxígeno. Llevar ropa ligera y transpirable.
Realizar ejercicio moderado en las horas de temperatura más bajas. Y lo que es muy importante: cuidar la alimentación, aumentar el consumo de frutas y verduras y consumo moderado de alcohol, grasas y azúcar. Así como no olvidarse tomar la medicación, y siempre viajar con un informe médico.