La riada anegó la zona cero de la DANA con "cuatro veces el caudal del Ebro": dos millones de litros por segundo
- La rambla del Poyo, que cruza la comarca de L'Horta Sud, la zona cero de la tragedia, experimentó una subida de 2.000 metros cúbicos por segundo.
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La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), comúnmente conocida como la gota fría, es un fenómeno meteorológico típico de la cuenca mediterránea que puede causar episodios tormentosos con fuertes lluvias y vientos.
Y uno de los mayores riesgos asociados a este fenómeno es la crecida de los ríos porque desencadenan peligros graves para las poblaciones, como se ha visto en la tragedia que ha ocurrido en el área metropolitana de Valencia, una zona pegada a la capital. Se estima que solo en la comarca de L'Horta Sud, la zona cero de la tragedia, residen unas 400.000 personas.
Victoria Rosselló, jefa de meteorología de À Punt, ha sido en los últimos días muy clara en sus declaraciones sobre la DANA que ha afectado a la Comunitat Valenciana. En una intervención en la televisión pública, Rosselló explicó que la rambla del Poyo, que cruza esta comarca, experimentó una subida de "2.000 metros cúbicos por segundo, lo que equivale a cuatro veces el caudal del Ebro". 2.000 metros cúbicos equivalen a dos millones de litros.
Rosselló reconoció durante su intervención que la gestión de los avisos de la AEMET es polémica. "La politicas de avisos es discutibe y se tendría que mejorar, pero estábamos en aviso rojo toda la mañana", matizó.
Pese a que gran parte de la provincia de Valencia estaba en aviso rojo durante toda la mañana del fatídico 29 de octubre, la alarma general de la población no se dio hasta las ocho de la tarde, cuando el barranco ya había alcanzado su pico máximo.
Por ello, Rosselló, doctora en Física, subrayó la gravedad de la situación y la necesidad de mejorar las políticas de avisos para eque tragedias como la de Valencia no se vuelvan a repetir.
"Sabiamos que habia caido 400 litros por metro cuadrado y el agua iría a la rambla del Poyo. A las tres de la tarde dijimos que no se podía salir de casa y la alarma no se dio hasta a las ocho. A las seis de la tarde, la rambla llevaba 2.000 metros cúbicos por segundo, lo que equivale a cuatro veces el caudal del Ebro", detalló.
Para esta experta valenciana, "son datos de especialidad gravedad porque tenemos medios para que eso no pase". Esta información es pública y puede consultarse prácticamente en directo desde varios portales especializados, recordó.
450 km2
La cuenca que conforman los barrancos Poyo, Pozalet y Saleta se sitúa en la provincia de Valencia, entre la de los ríos Turia y Júcar, y tiene una extensión de unos 450 kilómetros cuadrados.
Según detalla un informe de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), "sus características morfológicas, con un desnivel superior a los 1.000 m en 50 kilómetros de cauce, sumado al fenómeno característicos de las cuencas mediterráneas con precipitaciones de elevada intensidad, hacen que se generen unos caudales muy elevados a la entrada a las zonas urbanas (unos 1.800 m³/s para T= 500 años), siendo el punto final actual de las aguas el lago de la Albufera".
Así, "la problemática existente se caracteriza por el riesgo de inundación de varios términos municipales y por la periódica aportación de sedimentos a la Albufera".
La red hidrográfica que conforman los barrancos Poyo, Pozalet y Saleta es bastante compleja, e integra zonas con cauces bien definidos, áreas de inundación y zonas con escaso drenaje.
Dicha red ha ido sufriendo variaciones a lo lago del tiempo motivados por factores geomorfológicos y fundamentalmente antrópicos, según la CHJ.
Estos aspectos llevan a que las poblaciones de la huerta valenciana de Valencia (11 municipios de forma directa y hasta 32 de forma indirecta) "se vean frecuentemente afectados por las inundaciones".
El problema como tal ha sido analizado y estudiado por la Confederación del Júcar desde principio de los años 90.
Este informe reconoce que las "condicionantes medioambientales limitaron las actuaciones a las obras de encauzamiento del barranco de Poyo (también denominado de Chiva, Torrente, Masanasa, etc.) comprendido entre Paiporta y La Albufera, unos 11 kilómetros".
Dichas obras, que se finalizaron en el 2004, tuvieron como objetivo la restitución del cauce hasta alcanzar una capacidad cercana los 800 m3/s.
"En el mapa de peligrosidad de 1996, antes de los estudios para el Patricova, ya lo teníamos detectado. Es un barranco típico de crecida relámpago", detalló a EFE Félix Francés, catedrático de la Universitat Politècnica de València y director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería de Agua y Medio Ambiente.
"En su cruce con la A-3 el cauce es de 100 metros de ancho por cuatro, seis u ocho de alto. A partir de la A-3 desaparece y entra en el Llano de Quart, para volver aparecer en Torrent, desde donde va encauzado hasta L'Albufera pero con un cauce muy limitado".
La fuerza del agua que bajaba por la rambla el martes 29 de octubre acabó por derrumbar varias columnas de uno de los puentes que une Torrent con Valencia, lo que provocó el derrumbe de los dos carriles de uno de los dos sentidos de la instalación. Pero también dañó otras instalaciones similares menores.
En la desaparición natural del cauce en el Llano de Torrent los daños del agua se extendieron. "Imagínate 1.000 metros cúbicos por segundo de agua corriendo libres", señaló Francés.
"Cuando evaluamos el riesgo para el Patricova (el 'Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana' de 2003) era de los más altos, solo por detrás del Segura, del Júcar o del Barranco Seco de Castellón, pero ahí la Confederación Hidrográfica del Júcar estuvo rápida e hizo actuaciones", valoró.
"En 2007 realizamos un plan de gestión del riesgo con la CHJ y nos salia 15 millones de euros al año y las planificaciones de obras era de 150 millones por lo que solo en daños directos ya era rentables hacer las obras", según este experto.
Los daños potenciales que recogía el estudio eran fundamentalmente urbanos e industriales e incluían un riesgo para el aeropuerto de Manises. En este caso, los posibles daños agrícolas eran mucho menores.
Según Francés, más allá de su unión con el Barranco del Pozalet el Poyo es una cuenca independiente, por lo que todo el caudal que bajó era en principio de las lluvias caídas en las horas previas.