A la izquierda Jacobo en el hospital. A la derecha, durante su servicio militar.

A la izquierda Jacobo en el hospital. A la derecha, durante su servicio militar. Imagen cedida

Reportajes

Jacobo, el militar español que se marchó al frente de Ucrania tras conocer su cáncer: "Se fue a morir"

"Se fue a Ucrania a sabiendas de que el cáncer le había ganado la partida", aseguran sus antiguos camaradas de una guerrilla de Irak afiliada al PKK. 

12 mayo, 2024 01:42

Jacobo se fue a Ucrania a sabiendas de que tenía un cáncer terminal de páncreas que había dictado contra él una sentencia inapelable. El exmilitar madrileño del Ejército de Tierra falleció en Kiev esta semana a los cincuenta años, solo que no cayó en el frente de acuerdo con su deseo, sino víctima de la enfermedad debilitante que le robó el aliento.

"Empieza mi peor batalla", informaba a sus amigos en las redes sociales en diciembre de 2022. Algunas horas después, fue intervenido de su tumor maligno en una clínica de su ciudad natal. Ahora ya no eran los yihadistas del Daesh a quienes tenía que abatir, como cuando servía en una guerrilla kurda de Sinyar junto a un puñado más de españoles. "No tengo otro enemigo frente a mí que yo mismo y rendirse no es una opción".

No sería la última vez que pasaría por un quirófano, pero hace un par de navidades aún albergaba esperanzas de doblegar a su adversario. Por el contrario, cuando partió hacia Ucrania ya sabía que el resultado de su propia guerra estaba decidido. Le habían retirado ya una gran porción de estómago. "Se fue a morir", nos dice uno de sus camaradas de armas de Irak. "Cuando yo le vi era solo carne y hueso. Y no tuvo que ser fácil reunir las fuerzas necesarias para hacer lo que hizo sabiendo que su suerte estaba echada ya".

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Últimos días luchando contra el Kremlin

En enero de 2024, nos escribió por WhatsApp para felicitar el nuevo año y decirnos que había decidido viajar a Kiev. Le habíamos entrevistado tres años antes en Irak durante la filmación de un documental producido por los alemanes sobre un grupo de hispano-germanos que combatían dentro de una milicia socialista afiliada al PKK. Él era uno de los ellos.

A Jacobo le conocía mucha gente como Baran Germánico o Baran a secas, que fue el nom de guerre que adoptó cuando peleaba en Oriente Medio con los kurdos. Con su muerte, son cuatro ya los españoles de las YBS fallecidos: dos fueron abatidos en Rojava — Samuel Prada y Ramón Llull— y otros dos en Ucrania. De aquella producción que hicieron los alemanes en 2019 habría que tachar también la foto del alemán Anduk y al sueco Berxwedan, ambos caídos en combate a manos de los turcos y del ejército del Kremlin, respectivamente. Otros dos de los milicianos con quienes compartió aquella parte de su vida sirven ahora con los rusos en los territorios ocupados.

Baran luchó contra el Daesh tanto en Rojava como en los aledaños de Sinyar, la zona yazidí de Irak donde tenían su cuartel la unidad internacional de las YBS a la que pertenecía. Él solía hacerse un cargo de un dragunov. A menudo, recordaba con nostalgia su pasado en el Ejército de Tierra y no dejó nunca de describirse como un soldado. Hizo también pinitos con algunas empresas de seguridad privada. Fue a finales del pasado año cuando fue tomando forma su deseo de pasar sus últimos días luchando contra el Kremlin.

Jacobo, junto a camaradas, durante su servicio militar.

Jacobo, junto a camaradas, durante su servicio militar.

"Me voy para allá en dos meses con un buen grupo de trabajo", nos confesó en enero. Lo que necesitaba entonces era ayuda para reunir dinero o material médico para llevar a cabo su misión, que en este caso no era de combate, sino de ayuda sanitaria. "Marcho en pocos días junto a cinco compañeros más al frente en Ucrania. Somos veteranos del Ejército de Tierra español que han realizado múltiples misiones en Kosovo, Irak, Afganistán, Macedonia, Líbano o Siria. Lo que nos une a todos es la extinta Brigada de Sanidad". "No vendemos humo ni vamos de postureo; no somos gente de tercera o cuarta clase sino veteranos de honor. Y marchamos a la primera línea porque no lo concebimos de otra manera. Nuestra reputación nos precede, siempre en defensa y ayuda de los más necesitados y débiles, en este caso concreto contra la bestia del este (Rusia), tal y como hicieron nuestros abuelos".

No hacía ni siquiera un mes que un antiguo camarada de armas catalán en las YBS, Pau Heras, había sido alcanzado de muerte en el Lugansk defendiendo un búnker de los atacantes rusos. "Murió como un soldado", dijo Baran tras saber que a Sores (indicativo de batalla de Heras) le había reventado un proyectil. Ahora es él quien ha muerto consumido desde dentro.

"Viajó ya muy enfermo", nos explica otro de sus antiguos compañeros en las YBS. "Pasaron varias semanas buscando una unidad donde prestar ayuda humanitaria como sanitarios porque nadie les admitía. Al final, consiguieron una y al poco de llegar, le fallaron las fuerzas. Un día se acostó junto al resto de sus compañeros y ya no pudo levantarse. Fue trasladado a un centro hospitalario de la capital del país, donde expiró al cabo de nueve o diez días tras entrar en coma".

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Antes de viajar a Ucrania había perdido más de cuarenta kilos. Poco quedaba ya de aquel cabo corpulento cuando se apoderó de él el cáncer. En sus últimas fotos es prácticamente irreconocible. Aunque su familia nos manifestó ayer su deseo de no pronunciarse sobre lo ocurrido, nos informó de que están ahora buscando la manera de repatriar el cuerpo del voluntario humanitario para que sus restos descansen en su ciudad natal. "Se obstinó en ir para allá aunque yo ya le insistí en que no era una buena idea", nos comentó uno de sus allegados. Al extenderse la noticia, llovieron las condolencias del club de moteros al que pertenecía.