Mujer con plantas.

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Estilo de vida

Ni fungicidas ni insecticidas: el sencillo truco de la aspirina para cuidar y proteger tus plantas de las plagas

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Cada vez más personas deciden incorporar plantas y flores a sus casas. Además de otorgar un ambiente mucho más colorido y vivo, tienen grandes beneficios como los mundialmente conocidos como purificar el aire o algunos más desconocidos como disminuir el ruido y eliminar el estrés.

A pesar de esta creciente tendencia, es cierto que muchos de los que deciden añadir una dosis de color a sus pisos acaban desistiendo por un motivo: el cuidado que necesitan. No solo hablamos de regarlas y que reciban suficiente luz, sino también de favorecer un crecimiento óptimo o evitar que desarrollen enfermedades.

Aunque parezca algo difícil de entender, las plantas son seres vivos que necesitan una serie de requisitos para vivir y florecer. Así como los seres humanos se cuidan de enfermedades e infecciones, ellas también necesitan hacerlo. Y son tan parecidas a nosotros, que incluso las aspirinas que usamos les pueden hacer un gran favor.

Beneficios de la aspirina en las plantas

El ácido acetilsalicílico, conocido como aspirina por el nombre de una marca que pasó al uso común, es un fármaco que se utiliza como medicamento para tratar el dolor, la fiebre y la inflamación. En las plantas, tiene efectos beneficiosos debido a una hormona vegetal natural llamada ácido salicílico.

Esta hormona es producida naturalmente por las plantas como respuesta de defensa ante enfermedades. Por lo que es fundamental para regular su respuesta ante el estrés, como ataques de plagas, infecciones por hongos o bacterias, y condiciones ambientales adversas como sequías o temperaturas extremas.

Según un artículo publicado en The Conversation, el uso de la aspirina en el cuidado de plantas de jardín es sorprendente y ha sido aplicado por investigadores como sustituto del ácido salicílico, sin presentar ningún riesgo de fitotoxicidad y con efectos benéficos similares.

Cuando una planta es atacada por patógenos o experimenta estrés, produce ácido salicílico como parte de su respuesta inmunológica, enviando señales a través de sus tejidos para prepararse ante la amenaza.

Este proceso estimula la producción de proteínas defensivas y antioxidantes que protegen las células vegetales. Al aplicar aspirina, se imita esta respuesta natural, "engañando" a la planta para que active sus defensas, incluso en ausencia de una amenaza inminente.

De esta forma, al aplicar aspirina en las plantas, ya sea diluida en agua y pulverizada sobre las hojas o agregada al suelo, mejoramos su resistencia a mejores factores estresantes, reforzamos su sistema inmunológico y la hacemos más fuerte ante enfermedades y condiciones adversas.

Aspirina.

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Además de aumentar la resistencia al estrés, la aspirina puede mejorar el crecimiento de las plantas. Se ha observado que el ácido salicílico está involucrado en varios procesos de desarrollo de las plantas, como la germinación de las semillas, la fotosíntesis y la floración.

La aspirina puede estimular el crecimiento de las raíces y aumentar la producción de clorofila, lo que a su vez mejora la eficiencia fotosintética de la planta. Además, puede promover una germinación más rápida y uniforme. 

A nivel de protección contra plagas y enfermedades, la aspirina ayuda a fortalecer las barreras físicas y químicas de la planta, lo que reduce la incidencia de infecciones.

Si bien no actúa directamente sobre los patógenos como un pesticida, el hecho de que estimule las defensas naturales de la planta la hace menos vulnerable a infecciones bacterianas, fúngicas y virales.

Añadido a todo lo anterior, y según explica el medio ya citado, es que el uso de la aspirina aporta a las plantas es la repuesta favorable a condiciones adversas. De hecho, puede ayudar a las plantas a sobrellevar mejor los efectos de la sequía al regular el cierre de los estomas, las 'puertas' de las plantas. Así reduce la pérdida de agua por evapotranspiración y, por lo tanto, evita la deshidratación.

Cómo usar la aspirina en las plantas

Existen varias formas de usar la aspirina en nuestras plantas. Según los expertos de The Conversation, "si buscamos prolongar la vida de flores ya cortadas, podemos moler una aspirina, disolver 0,1 gramos en un litro de agua y usar esta solución para sumergirlas o como agua de riego".

La proporción recomendada para las plantas de interior es de una aspirina por cada 4,5 litros de agua. Simplemente, tenemos que machacarla y diluirla en agua, una mezcla que podremos añadir a nuestro pulverizador.

Si, por ejemplo, queremos proteger a nuestra planta frente algunas plagas, deberemos ser constantes con la aplicación de nuestra mezcla, pero siempre en cantidades adecuadas y sin abusar de su uso.

Es importante recordar que la aspirina no es un sustituto de un cuidado adecuado de las plantas. Por ello, debemos asegurarnos de proporcionarlas las condiciones de luz, agua y nutrientes que necesitan para estar sanas y crecer de forma saludable.