Publicada

Primero fue un frontón, sí, pero durante décadas fue muchas otras cosas. Concesionario de coches y motos, taller de chapa y pintura, corrala de vecinos, centro de investigación de un inventor... "Aquí ha pasado de todo", relata un buen conocedor del lugar. Uno llega por primera vez al Beti Jai sin saber muy bien qué va a encontrarse. Situado en la calle Marqués de Riscal, en Chamberí, al histórico edificio se entra por un callejón de ladrillo. Cualquiera diría que se trata del acceso al garaje de un bloque de viviendas. Pero no.

Este sábado, 115 años después, el Beti Jai recuperó su sentido original: el de frontón. Los pelotaris regresaron a este singular espacio un siglo después. Aunque sólo sea a modo de exhibición. Iñaki Lizaso y Julen Urruzola contra Iker Urmeneta y Arkaitz Esnaola. Cuatro deportistas vascos de dos clubes de Guipúzcoa que, con sus manos protegidas con los 'tacos' y envueltas en esparadrapo, ilusionaron al público. 

El partido arrancó pasadas las 13 horas. Unos 400 asistentes disfrutaron del intercambio de golpes en una mañana fría en la capital. El objetivo de cada pareja: llegar a 22 puntos a base de que el rival no llegue a la pelota. Sólo se admite un bote en el suelo.

Vista general del Beti Jai durante el primer partido de pelota. Fotografía realizada con Leica SL3.

Vista general del Beti Jai durante el primer partido de pelota. Fotografía realizada con Leica SL3. Jose Verdugo Madrid

Para quien no está acostumbrado a este deporte, sorprende el chasquido seco y algo agudo que produce la pelota al impactar con el frontis. También llama la atención la dureza a la que los 'pelotaris' someten a sus manos. "El dolor está en la cabeza", bromeó uno. El encuentro avanzó disputado y terminó 22-20. "Es un frontón muy bonito, es un placer jugar aquí", admitió el pelotari Lizaso, que afrontó el espectáculo con "muchas ganas" pero sin nervios. 

A lo largo del día se disputaron otros tres partidos: uno más de pelota de mano y dos de frontenis. Todos dentro de un evento "cargado de simbolismo porque hace 115 años que no se juega al frontón" en el Beti Jai. Así lo subrayó Fernando Rodríguez, comisario del Centro de Interpretación del Beti Jai que se inauguró la semana pasada y que ofrece un recorrido por historia.

Fernando no escondió su felicidad en medio de "un día completamente histórico". El comisario cuenta de forma amena la historia de vaivenes de este peculiar edificio. Una construcción plagada de ladrillos típicos del estilo neomudéjar y que utiliza elementos característicos de la arquitectura de hierro. Todo ello conformado como una corrala. Este sábado, de hecho, las gradas se montaron en lo que equivaldría al patio. Las galerías de los pisos superiores permanecieron vacías durante la exhibición. 

Iker Urmeneta nos muestra sus manos antes del comienzo del partido. Fotografía realizada con Leica SL3.

Iker Urmeneta nos muestra sus manos antes del comienzo del partido. Fotografía realizada con Leica SL3. Jose Verdugo Madrid

El Beti Jai fue obra del arquitecto Joaquín Rucoba. "Lo hizo con mucha prisa, en ocho meses, porque ya se empezaba a sospechar del futuro del frontón. Este fue el último frontón grande que se hizo y hay defectos por todos lados... Pero lo hizo muy bien, a la vez, porque no se ha caído y ha estado en peligro absoluto", cuenta a este periódico.

La pelota vasca se hizo muy popular en Madrid a finales del siglo XIX. Afición, en parte, derivada del interés de la Casa Real: "Los Reyes veraneaban siempre en el País Vasco y allí les gustó el deporte de la pelota vasca". Y decidieron traerse el entretenimiento de vuelta: "Hubo muchísimo boom". Fue así como llegaron a construirse cuatro frontones en la misma época. El Beti Jai se inauguró el 29 de abril de 1894 con capacidad para 4.500 espectadores

"Entre todos los frontones de la época se calcula que cabrían más de 20.000 personas, Madrid tenía 500.000 habitantes. Era el deporte de moda, los pelotaris eran tan famosos como los toreros, como los cantantes de ópera... No había fútbol. A finales del siglo XIX, la pelota vasca tuvo un momento de éxito absoluto". En el Beti Jai se jugó de forma profesional hasta 1897. Pero el deporte tenía "muy mala prensa". "Se jugaba a las apuestas y se ganaba mucho dinero", recuerda el comisario. 

Detalle de una de las pelotas con la que se ha jugado un partido después de 115 años. Fotografía realizada con Leica SL3.

Detalle de una de las pelotas con la que se ha jugado un partido después de 115 años. Fotografía realizada con Leica SL3. Jose Verdugo Madrid

Después de una segunda etapa 'amateur', el Beti Jai perdió de alguna forma su condición de frontón. Uno de los últimos partidos pudo jugarse en 1909, indica Fernando, si bien se trata de un dato que no se conoce a ciencia cierta. Cerró definitivamente en 1919. A partir de entonces, comenzaron las diferentes vidas de este espacio. 

"El frontón estuvo completamente abandonado y tuvo miles y miles de funciones", expone el experto. Entre 1904 y 1909 albergó el centro de investigación de Leonardo Torres Quevedo, inventor del mando a distancia. En las décadas de los 50 y 60 era una corrala de vecinos y todas las gradas estaban tapiadas. Y desde mitad de siglo hasta mediados de los 90 el patio estuvo ocupado por el taller de coches. 

"La empresa propietaria quería que esto se cayera porque imagínate lo que puede costar este solar en este lugar de Madrid. Lo intentó por todos los medios, incluso poniendo un andamio fuera para hacer pensar que se estaba trabajando dentro. Y no se estaba haciendo nada. Sólo se estaba intentando que se cayera. Es un absoluto milagro que esto siga en pie", rememora Fernando Rodríguez, que destaca el papel de la plataforma Salvemos el Frontón Beti Jai en la recuperación de este lugar peculiar. 

En 2011, siendo José Luis Martínez-Almeida director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, el Gobierno regional declaró el frontón Bien de Interés Cultural. Cuatro años después, el Ayuntamiento expropió el espacio. Tocó entonces trabajar para asegurarlo y rehabilitarlo. La restauración terminó en 2019.

El pasado marzo, el frontón se abrió al público general y se pueden hacer visitas gratis de martes a domingo. Eso sí, tal y como apunta el comisario del Centro de Interpretación, para darle un uso concreto en el futuro hará falta un plan especial. Rodríguez insiste en una idea a la hora de hablar del Beti Jai: "Que nunca se nos olvide que esto es un frontón". Este domingo, de momento, los pelotaris ofrecerán otra exhibición.