Crisis en la red de tren de España: tres descarrilamientos en 12 días y récord de accidentes en 2023
- Ninguno ha causado víctimas mortales, pero sí grandes retrasos y problemas en la operativa de las empresas ferroviarias.
- Más información: Renfe confirma que había personal de Alstom cuando descarriló el tren pero no en labores de mantenimiento
La red ferroviaria española no atraviesa su mejor momento. Al cierre de la línea de alta velocidad entre Valencia y Madrid por la DANA, hay que sumar los tres descarrilamientos que en menos de dos semanas se han producido en Atocha (Madrid), Matillas (Guadalajara) y Álora (Málaga). Se trata, además, de un tipo de accidente que ha aumentado en los últimos años.
En concreto, en 2023 se produjeron 25 descarrilamientos, la segunda causa de accidente ferroviario por detrás de los arrollamientos en pasos a nivel y empatado con los accidentes causados a personas con implicación de material rodante en movimiento.
Así se desprende de la memoria de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), el organismo adscrito al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, que fue creado en 2007 para investigar de forma independiente este tipo de sucesos. No obstante, sólo investiga aquellos que le sean notificados y en los que sea preciso esclarecer las causas de lo ocurrido.
El pasado año, la CIAF analizó 126 sucesos, de los que 116 fueron calificados de accidentes, 9 de incidentes y uno resultó descartado al comunicar posteriormente Adif que había sido catalogado como un suicidio.
Se trata de la cifra más alta en los últimos años tanto en sucesos notificados, como en accidentes investigados. Y dentro de esto, también es el dato más elevado de descarrilamientos que esta especie de CSF ferroviario ha analizado.
Un año antes, en 2022, se informó de 112 sucesos de los que la CIAF calificó de accidente grave 89. Dentro de estos, 16 fueron descarrilamientos. En 2021, también fueron 16 los trenes que se salieron de las vías de 96 accidentes investigados y en 2020, hubo 14 descarrilamientos de 75 accidentes.
Y la cifra va menguando a medida que bajamos de año, con excepción de 2019, que cerró el año con 20 descarrilamientos investigados de 64 accidentes. De hecho, fueron más incidentes de esta tipología.
La CIAF comunicó que en un descarrilamiento notificado sin víctimas se consideró procedente no investigar el suceso, al tratarse de un acto de sabotaje no atribuible al sistema ferroviario.
Y hace una década, más concretamente en 2014, hay constancia de nueve descarrilamientos, la mayoría de ellos protagonizados por trenes de mercancías. Por lo que con el paso de los años este tipo de accidentes ha aumentado coincidiendo, también, con un mayor uso de las vías tras la liberalización de los servicios de mercancías y de alta velocidad.
Principales causas
¿Cuáles son los principales motivos de los descarrilamientos? “Hay muchas causas, por eso se investiga caso por caso”, señalan fuentes de Adif a EL ESPAÑOL-Invertia. Es decir, puede ser por encontrar obstáculos en las vías (por ejemplo árboles caídos, rocas o animales), algún defecto en las vías o en el tren, exceso de velocidad, error humano, etc.
Por norma general, los descarrilamientos generan más daños materiales que físicos y conllevan el cierre temporal de la vía afectada. Aunque siempre hay excepciones, como la del descarrilamiento del Alvia ocurrido el 24 de julio en las cercanías de la estación de Santiago de Compostela (A Coruña) causando la muerte a 80 personas.
Pero evitar la salida de un tren de la vía es posible en algunos casos. Aquí entra en juego la prevención a través de la inspección de vías, que consiste en comprobar el estado y la alineación de los carriles, las traviesas y otros componentes. Esta labor puede identificar defectos, grietas, corrosión o desgaste.
También es vital el estado del tren en cuanto a regular la velocidad, el frenado y la señalización para evitar estos accidentes, especialmente cuando son causados por errores humanos, colisiones o exceso de velocidad.
Tres descarrilamientos en 12 días
Sin embargo, ninguna de estas medidas de prevención han evitado los últimos tres descarrilamientos. El más sonado fue el del pasado 19 de octubre. Ese día, un tren que estaba siendo remolcado a talleres descarriló en el túnel del chato (entre Chamartín y Atocha) cortando la circulación de alta velocidad entre Madrid y Valencia y ocasionando un enorme caos ferroviario.
La incidencia en este túnel supuso que Renfe tuviera que cancelar 22 trenes, que afectaron a 18.800 pasajeros. Por su parte, Ouigo suprimió 13 trenes con impacto en 5.900 viajeros, mientras que Iryo suspendió seis y registró 18 con retrasos de más de 60 minutos, según datos aportados por los distintos operadores a este periódico.
A día de hoy, el tren aún sigue en las vías y se investigan las causas del incidente, aunque los investigadores creen que la caja negra esté desactivada. Hace unos días, Adif y Renfe anunciaron que retirarán el convoy de forma "inminente" y en horario nocturno para garantizar la menor afectación posible a los pasajeros.
Mucho más rápidos han sido en la retirada de otro convoy de Renfe que descarriló en Álora (Málaga) el pasado martes 29 de octubre. El tren, que cubría el trayecto entre Málaga y Madrid, se vio afectado por un desprendimiento de piedras causado por las fuertes lluvias. A bordo iban 300 pasajeros que no sufrieron daños.
Dos días después, un tren que transportaba productos químicos, entre ellos argón líquido, se salió de la vía en el término municipal de Matillas (Guadalajara), circunstancia que motivó el corte de la vía ferroviaria Madrid-Grisén. En este caso, desde Adif aún no han informado de las causas del accidente.