Fábrica contaminante en mitad del campo.

Fábrica contaminante en mitad del campo. Pixabay

Fondos de inversión

Sostenibles, pero no mucho: el 57% de los millennials no vende sus acciones de empresas contaminantes

La inversión verde sigue ganando adeptos entre los más jóvenes, pero aún está lejos de suponer una línea roja para la gestión de sus carteras.

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Las gestoras defienden que la inversión sostenible pega cada vez más fuerte entre sus clientes. Sin embargo, aún hay mucho recorrido para que llegue a calar hondo. Ni siquiera los millennials, más seguidores de estas estrategias verdes, parecen dispuestos a desprenderse de las acciones de empresas contaminantes si estas les aportan ganancias.

Esta reticencia a ser radicalmente verdes a la hora de invertir queda en evidencia en un nuevo estudio ejecutado por Natixis Investment Managers. Aunque la mayoría de los inversores considera que el mejor modo de presionar a una empresa para que adopte políticas más sostenibles es vender sus acciones en cartera, lo cierto es que en la práctica se resisten a seguir sus propias convicciones.

Un 53% de los inversores considera que la venta es la mejor fórmula de presión, según los datos recogidos por el estudio. Sin embargo, solo un 43% de los millennials -nacidos entre 1980 y 2000- reconoce haber ejecutado esta medida. Y el porcentaje es aún más bajo si se pregunta a inversores de mayor edad.

Búsqueda de responsables

La generación que va por delante de ellos, la que abarca a los nacidos entre los años 1965 y 1980 y comúnmente conocida como X, es todavía más esquiva a la hora de aplicar el correctivo de las ventas. Solo un 38% de ellos reconoce haberlo hecho. Un paso más, hasta los baby-boomers, y la cota baja hasta el 29% frente a un 71% que reconoce seguir aguantando posiciones en empresas contaminantes.

Estos bajos porcentajes concuerdan con los agentes a los que los inversores señalan como principales responsables de las políticas ambientales de las empresas. Si un 82% de la comunidad inversora señala directamente hacia las propias corporaciones como principales motores de su propio cambio hacia la sostenibilidad, solo un 58% reconoce su propio papel en este ámbito.

Las excepciones a esta percepción se dan en varios mercados asiáticos. Un 74% de los inversores tailandeses sí que se muestra convencido de su papel a la hora de generar transición hacia modelos más verdes en las empresas por las que apuesta. Y el porcentaje se mantiene en un elevado 71% en el caso de China, que actualmente es el mayor generador de gases de efecto invernadero del mundo.

En cualquier caso, en su descargo de responsabilidades, los inversores también apuntan hacia otro agente con más responsabilidad que ellos en materia de sostenibilidad corporativa: los gobiernos. Para un 78% de los accionistas de empresas cotizadas, las administraciones públicas tienen en su mano esta evolución hacia sistemas de gestión más respetuosos con el medio y la sociedad.

El papel de los fondos

Dentro de este mismo discurso, son muchos los que deslizan su responsabilidad hacia los gestores de los fondos en los que invierten. Así, un 55% de los inversores señala que los responsables de estos vehículos deberían liquidar sus posiciones en empresas contaminantes si no disponen de planes para mejorar en este campo o no muestran interés en implantarlos.

En este sentido, el estudio de Natixis IM también recoge la creciente importancia de otra tendencia relativamente nueva en el mundo de la inversión: la gestión activista. Uno de cada diez inversores en todo el mundo considera que los gestores de los fondos por los que apuestan deberían hacer valer sus derechos como accionistas para forzar mejoras hacia una economía más verde y justa.

Por lo que respecta a este último punto, la comunidad inversora parece más dividida. Solo un 45% de los encuestados por la gestora francesa considera que es conveniente invertir en compañías en vías de transición a modelos más sostenibles para incentivar el salto.

Sin embargo, parece que el apego de las generaciones más longevas a una economía más marrón también se deja notar la percepción sobre este punto. Un 48% de los baby-boomers se muestra favorable a invertir en compañías en transición, mientras que solo un 43% de los millennials cree que esta puede ser una buena estrategia.

Más catálogo y más real

Mientras tanto, las gestoras se esfuerzan cada vez más en desarrollar productos de inversión más especializados en distintas vertientes de la sostenibilidad. Tanto por criterios sociales como ambientales y de gobernanza corporativa, que conjuntamente se designan bajo las siglas ASG.

Además, los supervisores de la industria de todo el mundo -y especialmente los europeos- se esfuerzan en hacer que los fondos etiquetados como sostenibles de verdad sigan estrategias en esta línea más allá de etiquetas en sus folletos de comercialización. Una fórmula con la que se quiere impulsar el cambio verde al que, como muestra este estudio, los inversores esperan contribuir con su apuesta por estos productos especializados.