Los desastres naturales arrasan las infraestructuras energéticas y las redes eléctricas son su primer objetivo
- Inundaciones, incendios, temporales, tornados, DANA, rayos... todo apunta a la misma línea de flotación: el suministro energético.
- Más información: Iberdrola repone el suministro eléctrico a la mitad de los afectados y Naturgy aplaza facturas a clientes de la DANA
La peor DANA de la historia en Valencia y Albacete dejó, en solo unas pocas horas, a más de 150.000 personas sin suministro de luz. La red eléctrica es uno de los sistemas de infraestructura más necesarios para la vida moderna, pero también es uno de los más vulnerables. Sin luz, los teléfonos móviles no pueden cargar su batería, las casas y los pueblos se quedan a oscuras y dejan de funcionar los sistemas informáticos.
La experiencia demuestra que, pese a que se habla mucho de las amenazas cibernéticas a la red, son las amenazas físicas, como el clima, las más dañinas para la capacidad de la red. La red de distribución de gas suele ser menos vulnerable que otras infraestructuras a este tipo de fenómenos atmosféricos y, en el caso de la DANA en Valencia, no se ha visto comprometida, según ha comunicado Naturgy.
Por otro lado, solo se han visto afectadas las estaciones de servicio donde se han producido inundaciones. Según fuentes del sector, una vez que se recupere la zona, volverán a operar con normalidad. Mientras tanto, han servido de refugios y de suministro de agua, comida y aseo para todos los que se han visto afectados y se encontraban cerca de una.
La mayoría de los cortes de energía relacionados con el clima entre 2000 y 2023 fueron causados por condiciones climáticas severas (58%), tormentas invernales (23%) y ciclones tropicales, incluidos huracanes (14%), según un informe de Climate Central, una organización que analiza e informa sobre climatología, formada por científicos y periodistas.
Según i-DE, la empresa distribuidora del grupo Iberdrola, la zona más afectada en el suministro de luz por las lluvias fue la zona de Catadau, donde la DAN provocó averías en las líneas eléctricas de transporte y distribución que alimentaban la estación ubicada en esta zona de la provincia de Valencia.
En la comarca de L’Horta Sur, más de 50.000 personas tuvieron problemas con el suministro eléctrico tras una fuerte riada que afectó el miércoles pasado al menos a una decena de municipios, entre ellos Catarroja, Paiporta, Massanassa, Picanya y Alfafar.
Otras zonas que se vieron afectadas son los municipios valencianos de Utiel, Buñol y alrededores, donde hubo aproximadamente 25.000 clientes sin luz a causa de la DANA y que se ha tardado en acceder para poder restablecer el servicio.
Desastres naturales
El informe del 'think tank' estadounidense Climate Central apunta a que la creciente incidencia de desastres naturales, muchos de ellos provocados por las alteraciones del clima, causa pérdidas económicas que exceden la capacidad de reconstrucción de un país, lo que lleva a una reducción del consumo nacional de energía.
Y no solo son inundaciones, como lo ocurrido en Valencia. Si bien el calor extremo no es una causa directa de fallas en la red eléctrica, sí hace que las líneas eléctricas funcionen de manera menos eficiente. Además de la menor eficiencia, los clientes a menudo usan más energía para enfriar sus hogares.
La sequía también puede afectar a las redes eléctricas, dejando menos agua disponible para las operaciones de refrigeración, especialmente en las centrales eléctricas que producen energía a partir de carbón, gas natural o energía nuclear.
La sequía también puede allanar el camino para incendios forestales devastadores que tienen el potencial de destruir las líneas eléctricas. Y las subestaciones sumergidas por las inundaciones pueden paralizar regiones enteras, lo que afecta a la atención sanitaria, los servicios esenciales y las comunicaciones.
Casos concretos
En los últimos años, la Unión Europea ha sido testigo de una amplia gama de fenómenos adversos que han causado la devastación de vidas humanas, bienes, el medioambiente y el patrimonio cultural.
Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, entre 1980 y 2022, los peligros naturales afectaron a millones de personas y han costado a los Estados miembros unos 650.000 millones de euros en total (de ellos, 59.000 millones en 2021 y 52.000 millones en 2022).
Los análisis estadísticos revelaron que las pérdidas económicas aumentan con el tiempo y que los últimos tres años se encuentran entre los cinco años con mayores pérdidas económicas anuales.
En las inundaciones de Alemania de 2021, donde los daños a la infraestructura vial y ferroviaria costaron aproximadamente 2.000 millones de euros, y los cierres a largo plazo afectaron aún más a la movilidad y obstaculizaron la recuperación económica. En 2023, en febrero, el satélite de la Unión Europea publicaba una imagen escalofriante de una intensa sequía en el valle del Po, al norte de Italia. Y tres meses más tarde, la situación fue bien distinta, al quedar anegada por el agua.
Se estima que entre 1980 y 2023, las pérdidas económicas por los fenómenos climáticos extremos ascendieron a 738.000 millones de euros (precios de 2023) en la UE. Y los riesgos hidrológicos (inundaciones) representan el 44%. Los meteorológicos (tormentas, incluidos rayos y granizos) casi el 29% del total.
En cuanto a los riesgos climatológicos, las olas de calor causan casi el 19% de las pérdidas totales (pero son responsables del 95% de las muertes), mientras que el 8% restante se debe a sequías, incendios forestales y olas de frío en conjunto.