María Jesús Montero, dirigiéndose al PP en una sesión del Congreso, junto a Pedro Sánchez.

María Jesús Montero, dirigiéndose al PP en una sesión del Congreso, junto a Pedro Sánchez. Europa Press

Política RUPTURA PP-VOX

El PSOE seguirá ubicando en la extrema derecha al PP pero asume que romper con Vox se lo complica

Los socialistas creen posible alguna elección autonómica antes de final de año y refuerzan el mensaje de la inestabilidad de la derecha.

12 julio, 2024 03:28

"El PP debe escuchar a los moderados que, desde sus filas, les piden arrimar el hombro y llegar a encontrar una respuesta necesaria, justa y que tiene que pasar por la solidaridad obligatoria. Debe ser valiente y no sucumbir al órdago de Vox", decía el argumentario distribuido por el PSOE el miércoles por la tarde.

Horas después, las comunidades gobernadas por el PP aceptaron el reparto de menores y no sucumbieron al órdago de Vox. De hecho, el partido de Santiago Abascal anunció enseguida su salida de los gobiernos de coalición con los populares.

Pese a eso, el PSOE y el Gobierno mantuvieron la presión sobre el partido de Alberto Núñez Feijóo con la idea de que el PP rechaza apoyar la reforma de la Ley de Extranjería para convertir en obligatorio asumir a los menores migrantes cuando rebosen las instalaciones de Canarias, Ceuta y Melilla.

Los socialistas buscan el apoyo del PP porque Junts, sus socios habituales y necesarios en el Congreso, han rechazado negociar y apoyar esa reforma legal. El propio Pedro Sánchez dijo en Washington esta madrugada que "la prueba del algodón" de la voluntad del PP para "romper con las políticas" que pactó con Vox es, precisamente, el apoyo a esa reforma legal.

El tono del presidente del Gobierno fue positivo, para asegurar que es "un gran día, España es un país mejor y los beneficiarios netos son la mayoría social de los españoles. Es un día de celebración de algo que jamás tuvo que suceder". Pero sólo se comprometió a hacer una "oposición constructiva" en las comunidades en las que se ha roto el pacto, sin comprometerse expresamente a ayudar al PP en esas comunidades para liberarse de la extrema derecha.

El argumentario del PSOE que siguió al citado del miércoles por la tarde, señalaba que el PP "tiene la oportunidad de decidir qué quiere ser en España, y sólo hay dos caminos: oposición destructiva, rechazar hacer frente al problema sin aportar soluciones, o una oposición constructiva, esto es, apoyar al Gobierno en una solución de Estado (…) Apoyar la reforma de esta ley debería ser para el PP una cuestión de humanidad. Basta ya de cálculos políticos y de pensar en los sillones. Dejen sus batallas internas y piensen en los niños".

Es decir, la presión se mantiene y no hay indicios para asegurar que el Gobierno la levantará o que abandonará la estrategia basada en identificar al PP con Vox y, de esa forma, agitar permanentemente el miedo a la ultraderecha como estrategia electoral. Moncloa no recalcula ruta, al menos, por el momento.

Lo que sí hacen los socialistas es asumir la posibilidad de que en algunas de esas comunidades se convoquen elecciones antes de final de año, por ejemplo, en Castilla y León. Eso les obligaría a acelerar o retrasar, según los casos, el plan previsto para reforzar los liderazgos autonómicos.

Algunos socialistas creen ver signos positivos para sus intereses en la división de la derecha y la extrema derecha en tres partidos enfrentados: PP, Vox y Alvise.

PP, partido de Estado

De hecho, tras insistir en que el PP debe romper los acuerdos con Vox, el siguiente argumentario de los socialistas desdeñaba la ruptura en comunidades y ayuntamientos y se titulaba "No nos interesa si Vox se va o se queda, nos importan los niños y su futuro".

Desde las generales de hace un año, a Pedro Sánchez le ha funcionado esa estrategia, que se apoyaba en los acuerdos de gobierno de PP y Vox en comunidades autónomas y ayuntamientos.

Si se rompen esos acuerdos, se debilitará teóricamente ese argumento electoral de los socialistas. Aun así lo mantendrán, aunque asumen que al PP le centra quedarse entre el discurso del PSOE y el de Vox.

La tesis en el PSOE es que el PP mantiene su vinculación a Vox al hacer suyos discursos como el del uso del Ejército contra la migración o relacionar la inmigración con la delincuencia.

Incorpora, eso sí, un nuevo concepto: el de estabilidad, contraponiendo la que proporciona la coalición liderada por Sánchez en la Moncloa con la de los acuerdos del PP, antes con Ciudadanos y ahora con Vox.

"En los gobiernos del Partido Popular siempre se nos adjudica la inestabilidad al Gobierno de España, pero llevamos ya más de seis años y nos quedan otros tres por delante, con todas las dificultades. Pero lo que ya vimos en su momento de gobiernos rotos de la derecha con Ciudadanos es pura inestabilidad", asegura el PSOE.

Como asegura un dirigente del PSOE, "a ver cómo el PP reprocha a Sánchez no poser aprobar los Presupuestos generales del Estado cuando es muy probable que tampoco puedan aprobarlos en 2025 los barones populares en sus comunidades".

Además, salvan a Junts en lo referente a su oposición a la acogida de menores migrantes, con el argumento de que el PP es un partido de Estado y debe estar a la altura de esa responsabilidad, y el de Carles Puigdemont no.

Sánchez no hizo mención alguna a Junts y ERC que se oponen a que Cataluña acoja menores migrantes no acompañados.