La Unión Europea manda el catalán al cajón pero Puigdemont se da por satisfecho con Sánchez
El líder de Junts afirma que "España tiene trabajo pendiente", pero con este paso desde Moncloa ven la investidura más cerca.
20 septiembre, 2023 04:15¿Y ahora qué? La oposición a la petición de España ha sido tan fuerte que el reconocimiento del catalán en la UE se queda ahora en el limbo.
Los ministros de Asuntos Europeos han decidido devolver el expediente al grupo de expertos que prepara las reuniones de los embajadores. Ni siquiera se crea un grupo ad hoc para el catalán, ni se solicitará de momento un informe al servicio jurídico, aunque así lo habían pedido países como Francia.
También el calendario está totalmente indefinido. El expediente de las lenguas cooficiales volverá a nivel ministerial "en una próxima reunión", ha dicho el secretario de Estado para la UE, Pascual Navarro.
En realidad, con estas decisiones, los 27 envían la oficialidad del catalán al cajón.
Los ministros de Asuntos Europeos se reúnen una vez al mes, pero las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL aseguran que la cuestión del catalán no volverá a abordarse hasta dentro de tres meses, es decir, en diciembre, al final de la presidencia española.
"Aquí quizá jugará de nuevo la política nacional. Si en Barcelona se pide que las discusiones avancen lo más rápido posible en los grupos de trabajo, imagino que la presidencia española lo impulsará", señala el diplomático europeo. Desde el Gobierno insisten, sin embargo: "Al final se conseguirá que sea oficial".
En todo caso, las perspectivas de un acuerdo para introducir el catalán en el reglamento sobre el régimen lingüístico de la UE (al mismo nivel que las otras 24 lenguas oficiales) son escasas, sobre todo a corto plazo.
De hecho, el ministro finlandés de Asuntos Europeos, Anders Adlercreutz, ha sugerido que la solución de compromiso podría pasar por mejorar los acuerdos administrativos que firmó en 2005 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con todas las instituciones de la UE (salvo la Eurocámara) y que ya permiten usar las lenguas cooficiales pero en contextos muy limitados.
"¿Podría mejorarse este estatus? ¿Podría ser esta la forma de encontrar una solución que sea aceptable tanto para España como para el resto? Hay diferentes niveles entre el estatus oficial pleno y lo que tienen estas lenguas a día de hoy que podrían investigarse", sostiene Adlercreutz.
"Nadie puede esperar que se adopte una decisión en Bruselas en una mañana sobre una propuesta cuya versión en papel nos acaba de llegar ese mismo día, aunque se nos avisara hace unas semanas", se quejaba el ministro irlandés de Asuntos Europeos, Peter Burke.
Por todo ello, el Consejo de Asuntos Generales de la UE decidió este martes aparcar indefinidamente la admisión del catalán ante el gran número de dudas jurídicas y presupuestarias que suscita esta petición del Gobierno de Pedro Sánchez.
Desconcierto en Bruselas
La prisa de Sánchez por forzar el reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE ya desde este martes 19 de septiembre causó sorpresa y desconcierto en Bruselas, según admiten fuentes comunitarias. Una decisión que apenas se preparó a nivel técnico y para la que España no presentó ninguna argumentación detallada ni análisis de impacto ni documento alguno de explicación.
"Esta propuesta ha llegado muy rápido. Existía la posibilidad de que se hubiera adoptado hoy sin haber sido suficientemente investigada y trabajada. Había incertidumbre entre los países, se necesitaba más información", dijo el ministro finlandés, que sorprendió a todos con una intervención en catalán.
La fecha del 19 de septiembre era una exigencia impuesta por Carles Puigdemont a cambio de dar su apoyo a la elección de la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso. Y Sánchez todavía necesita los siete votos de Junts si quiere que su investidura salga adelante. "Han traído un problema nacional al nivel europeo", señalaba a EL ESPAÑOL un diplomático europeo.
Para tratar de cumplir este calendario a toda costa, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, planteó al resto de socios de la UE una serie de concesiones que también provocaron estupor. En primer lugar, España asumiría todos los costes, a diferencia de lo que ocurre con el resto de lenguas oficiales que se pagan con el presupuesto comunitario. Todavía no hay cifras sobre la mesa, pero Burke afirma que sería una "factura importante".
En un último giro sorprendente de guion, Albares propuso en tiempo de descuento al resto de ministros (también sin presentar ningún documento) dar prioridad al catalán y retrasar el uso del gallego y el euskera en las instituciones comunitarias, introduciendo "periodos transitorios".
Albares justifica esta discriminación por las dudas expresadas por varios países sobre la introducción simultánea de tres lenguas nuevas en el reglamento lingüístico de la UE. Pero las fuentes consultadas por este periódico aseguran que ningún país pidió esta diferenciación. "No recuerdo que se discutiera que tengamos que separar una lengua del resto", aseguró el ministro finlandés.
Al final, todas estas maniobras del Gobierno de Sánchez no tuvieron efecto y la reunión acabó en fracaso. "Muchos colegas alrededor de la mesa dijeron que necesitan una evaluación de impacto. Se requiere más tiempo para evaluar los aspectos legales y también las implicaciones presupuestarias", explicaba el ministro irlandés al término de la reunión.
De hecho, las fuentes consultadas alegan que las concesiones de Albares no resuelven ninguno de los problemas, sino que podrían crear otros nuevos. "Es muy amable querer pagar pero ¿a cuánto asciende la factura? Si España asume el coste, ¿qué significa eso para el resto? ¿Qué tipo de precedente se sienta?", resaltó el diplomático europeo.
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Tampoco el hecho de dar prioridad únicamente al catalán (Albares lo justifica alegando que tiene 10 millones de hablantes, más que varias lenguas oficiales de la UE de países pequeños, pero ha enfurecido al PNV y al Gobierno vasco) convence al resto de socios. "No se trata solo de la cuestión del catalán: estamos cambiando la lógica del régimen lingüístico de la UE y eso puede tener un impacto en decenas de otras lenguas regionales. Se está abriendo la caja de Pandora", añadió el diplomático.
"La principal preocupación es el principio general: muchos países europeos tienen lenguas minoritarias. ¿Qué impacto puede tener esto en una situación en que la UE va a ampliarse hacia los Balcanes, Ucrania y Georgia? ¿Cuál es la situación allí? Debemos tomarnos más tiempo y examinar los diferentes escenarios, no sólo actuales, sino futuros", insistió también el ministro de Asuntos Europeos de Finlandia.
El Gobierno persevera
A pesar del varapalo de este martes, previsible dados los antecedentes, el Gobierno de España se muestra convencido de que acabará logrando los objetivos que les han pedido las fuerzas independentistas. "Lo que ha pasado hoy es lo que esperábamos, pero al final se conseguirá que sea oficial", aseguran fuentes de Moncloa, que insisten en que las tres lenguas siguen adelante.
En el Ejecutivo entienden que haya países que pueden tener reticencias, ya que muchos Estados miembros viven una situación interna similar y temen que aprobar el catalán, el gallego y el euskera pueda avivar conflictos territoriales internos. Interpretan desde Moncloa que las trabas legales y presupuestarias son un pretexto para no tumbar la petición de España.
Por el momento se quedan con la victoria de haber evitado los vetos y de haber iniciado un proceso que ya sabían que es largo. De hecho, siempre explicaron que puede llevar años, con la referencia del tiempo que necesitó Irlanda para que se aceptara el gaélico y eso que es lengua oficial en todo el país y estaba reflejado en el tratado de adhesión.
Satisfacción de Junts (por ahora)
Mientras el análisis de los socialistas esgrime que la aprobación del Reglamento para permitir el uso de las lenguas refuerza esa voluntad de acuerdo por parte del PSOE, las fuerzas independentistas, especialmente Junts, no lo tienen del todo claro.
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Sospechan que España no está haciendo todo lo posible y que por eso no ha presentado argumentos técnicos ni un análisis de impacto. No obstante, fuentes de Moncloa consideran que ayer se produjo el segundo giro fundamental de Junts, ya que ha pasado rechazar cualquier contacto o acuerdo con el Gobierno central, a darse por satisfecho con el intento llevado a cabo en la UE.
“Que ningún Estado haya vetado la propuesta es buena noticia, pero no es suficiente. España lo sabe, sabe que tiene trabajo pendiente y sabe que debe hacerlo con diligencia, porque la oportunidad es ahora. Estaremos muy atentos. El camino para conseguirlo debería ser irreversible sin tener que esperar demasiado; porque ya hemos esperado lo suficiente”, escribió en la red social X (antigua Twitter) Carles Puigdemont.
Y por boca de la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, aplaudió el "esfuerzo" del Gobierno en la UE y añadió que “es un día histórico porque hoy el catalán está mucho más cerca de ser oficial”.
Es decir, Junts da por cumplido por parte del Gobierno la primera parte del trato que sirvió para pactar la Mesa de la Cámara y se aparta así una piedra del camino.
No obstante, ahora que la pelota está en el tejado del resto de socios europeos, el Ejecutivo está intentando avanzar todo lo que está en su mano.