Sección del Regimiento de Artillería Antiaérea 74 trabajando en  la localidad de Benetusser (Valencia).

Sección del Regimiento de Artillería Antiaérea 74 trabajando en la localidad de Benetusser (Valencia). Fuerza Terrestre

España LA DANA DEL SIGLO

"Hubo boinas verdes que se quitaron el uniforme y fueron a ayudar": enfado en el Ejército por el operativo en Valencia

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"¿A qué estaban esperando? ¿A que les dieran una póliza?". Las palabras de un alto mando de las Fuerzas Armadas expresan el sentir que muchos militares, de distintos escalafones, están experimentando estos días en Valencia.

El problema, el lento desarrollo del despliegue para combatir los efectos de la DANA. Miembros de las Fuerzas Armadas desplazados a Valencia reconocen su frustración, sobre todo en los primeros días, porque creen que podrían haber comenzado su labor antes. No les quedó más remedio que aguardar esperando órdenes de los mandos. Pero hubo quienes no tuvieron tanta paciencia.

"Los boinas verdes, por ejemplo", señala otro mando consultado por EL ESPAÑOL. "Se quitaron el uniforme y se echaron a las calles sin esperar órdenes. Una vez desplegados como cualquier voluntario más, nadie les pudo decir nada", explica.

Muchas de las fuentes consultadas en las Fuerzas Armadas califican de "absoluto desastre" la coordinación de la Generalitat Valenciana y el Gobierno a la hora de activar el dispositivo militar de rescate. Las peticiones de los municipios no fueron escuchadas, y es ahora, una semana después, cuando se está notando de verdad la llegada de los efectivos.

Desde el sábado el despliegue se ha incrementado de forma exponencial, y ya son casi 8.000 soldados de todos los Ejércitos los que se encuentran en distintos puntos de Valencia.

Se están recogiendo escombros, achicando garajes, realizando vuelos de reconocimiento con drones, hay apoyos a la descarga logística, se despejan los accesos con maquinaria, se están limpiando las calles... 

Despliegue

"Estaremos en cada puerta, en cada calle. Y en las que no hemos estado hoy, estaremos esta tarde, o mañana", decía este lunes el teniente general Javier Marcos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Ese es el espíritu con el que más de 7.500 militares se han desplazado a Valencia para tratar de devolver cierta normalidad a las calles tras la catástrofe.

Sin embargo, la sensación generalizada es que se podría haber actuado mucho antes. "Es cierto que no intervenimos rápidamente", admitía el general Marcos, y subrayaba que la meteorología impidió esa "actuación inmediata". 

"El día en que se desencadenó la emergencia, la UME hizo la alerta temprana y el despliegue adelantado. Cuando la autorización llegó, mis soldados tardaron 15 minutos en llegar. Fuimos de los pocos que estuvimos en Utiel-Requena", añadió el mando de la UME.

Pese a ello, Marcos ha pedido también "paciencia" ante la "terrible destrucción de infraestructuras".

Desde el primer momento, entre los militares había ganas de echar una mano. Según ha podido conocer este periódico, hay soldados que han cancelado sus permisos para llegar desde Canarias a ayudar.

Relatan también que ha habido incluso casos de soldados que estaban de baja por alguna lesión, que han acelerado estos días su reincorporación para echar una mano en Valencia.

Desafío logístico

Mandos de las Fuerzas Armadas aseguran que lo más complejo del operativo, lo que impide desplegar una cifra mayor de soldados, es la carencia logística. Aseguran que es un problema que arrastran las Fuerzas Armadas.

"Queremos ir todos, pero hay que entender que tenemos un Ejército pobre. No se destina tanto dinero como quisiéramos. Logísticamente es una barbaridad", advierte un capitán.

Por ejemplo, se depende de civiles en casi todos los casos para el sostenimiento de la tropa. "La comida, las contratas, todo es civil. Desplegar así un montón de militares en Valencia es complicadísimo. Debería de haberse salido con más el primer día, pero nadie se creía que fuese a ocurrir lo que ha pasado", añade la misma fuente.

Todas las fuentes consultadas coinciden en que el desdoble de competencias y la comunicación entre organismos autonómicos y central está siendo un problema para afrontar la mayor catástrofe natural de este siglo en España.

Como sucede en cualquier tragedia de estas características, la UME ha establecido turnos rotatorios y relevos, de forma que los soldados puedan descansar tras su turno luchando contra el barro. 

Uno de los mandos consultados pide paciencia, "porque esta es una batalla de largo aliento, una lucha que no se va a resolver ni en dos semanas ni en dos meses".