Sonya Yoncheva. Foto: Víctor Santiago

Sonya Yoncheva. Foto: Víctor Santiago

Ópera

Sonya Yoncheva, soprano: “Morir por amor en escena me da una fuerza increíble”

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La soprano Sonya Yoncheva (Plovdiv, Bulgaria, 1981) se ha convertido en una de la grandes figuras de los escenarios líricos del mundo. En 2010 ganó Operalia y se le abrieron las puertas de numerosas producciones líricas en teatros de primera línea como el Metropolitan, el Covent Garden, el Teatro alla Scala, la Staatsoper de Berlín o la Ópera de París.

Embajadora de Unicef y de Rolex, en 2020 crea SY11, una empresa bajo la que ha auspiciado una revista, Bulgarian Artist, y su propio sello discográfico, con el que este otoño lanzará George, un disco en el que da voz al mundo musical de la novelista y periodista francesa George Sand (1804-1876).

Antes de representar Dido y Aeneas en Tolouse, Versalles, Madrid Oviedo y Múnich –donde cerrará la temporada 2024/25 con un programa doble como Dido y como Frau en la Erwartung de Schönberg–, habla por teléfono con El Cultural.

Pregunta. Este octubre interpreta Dido y Aeneas de Henry Purcell junto a la Orquesta y Coro de la Ópera Real de Versalles bajo la dirección de Stefan Plewniak. ¿Es devota del Barroco?

Respuesta. Sí, el Barroco fue mi primer amor. Cuando estaba todavía en el conservatorio encontré al director de orquesta William Christie, él me habló por primera vez del Barroco y me dijo que tenía talento para cantar ese repertorio. A mí me parecía muy complicado, con todos esos ornamentos. Necesité mucha disciplina para aprender este estilo de música tan particular. Pero así empezó mi carrera, y de vez en cuando me gusta regresar a él, le da frescura y flexibilidad a mi voz.

P. Cuando los dioses le hacen creer a Eneas que debe partir para refundar Troya, Dido se lamenta de que no puede vivir sin su amor; pero cuando él decide quedarse, ella le rechaza y se da muerte. ¿Cómo se construye una heroína así?

R. Ella toma la decisión de una reina, pero su corazón está totalmente roto. Tú, yo, mi madre, todas podemos ser Dido: una reina increíblemente enamorada que es abandonada. Además, se dice que se suicidó de manera que no hubiera vuelta atrás: se envenenó, se cortó las venas y se prendió fuego. Es una manera muy exagerada de morir, digna de una reina.

"Me cuesta dejar mi personaje en el teatro, son mujeres muy complicadas, muy fuertes, que no te dejan dormir"

P. ¿Por qué en la ópera la mujer siempre tiene que morir?

R. [Se ríe] Es verdad. Y siempre se mueren por amor [Se ríe otra vez]. Yo creo que los compositores buscaban que la ópera fuese un culto a la divinidad de la mujer, al coraje supremo. Morir por amor en escena me da una fuerza increíble en la vida. A veces me destruyen los sentimientos, mi vida es así de exagerada. Me cuesta dejar a mi personaje en el teatro, son mujeres muy complicadas, muy fuertes, que no te dejan dormir por la noche. Viven en mí durante mucho tiempo, las revisito no una, sino cincuenta veces en distintos teatros. Me dan la oportunidad de conocerme mejor, y de vivir muchas vidas.

P. Tiene que interpretar el mismo papel a lo largo de varios días o incluso semanas. ¿Qué le inspira para afrontarlo?

R. La música. La música me importa mucho. Un determinado momento, aunque sea de 15 segundos en el escenario, me vuelve loca, es como una adicción. No al escenario, ni a la luz, a la gente ni a los aplausos. Sino a esos momentos en los que me pregunto: “¿Es verdad lo que estoy viviendo?” Me parece tan real, tan verdadero… Solo por eso regreso con gusto y con ansiedad, porque quiero hacerlo mejor y dar lo mejor de mí misma.

Sonya Yoncheva. Foto: Víctor Santiago

Sonya Yoncheva. Foto: Víctor Santiago

P. ¿Alguna rutina que le ayude a conseguirlo?

R. Claro. Cuando estoy en una producción teatral soy muy disciplinada, como una atleta, tengo que dormir muchísimo, comer bien, no puedo beber alcohol ni salir a cenar hasta las tantas... Es increíblemente difícil cuando tienes hijos, porque ellos tienen que despertarse temprano. Pero me organizo, porque mi voz fue mi primer niño antes de tener hijos. Mi carrera es importante para mí y la cuido de distintas maneras.

P. Una vez en la cima, siempre cabe la posibilidad de rodar hacia abajo…

R. Sí. El riesgo está siempre ahí, y eso es lo más difícil. Ser un personaje importante en el mundo de la música es fabuloso. Pero requiere tener la cabeza muy organizada, sangre fría y los pies en la tierra. La fama, con todos esos aplausos, esa tensión… es peligrosa, y uno tiene que saber que la vida es otra cosa. Para un artista eso quiere decir que te tienes que reinventar, buscando otros papeles, otros programas, y ser accesible pero sin pasarte. Son ingredientes importantes.

P. ¿Le ayuda compararse con otras rivales, como Anna Netrebko?

R. Forma parte del juego. No creo que Federer se ofenda cuando lo comparan con Nadal. Me encanta saber que tengo otras colegas fuertes, con carreras fabulosas. Nosotras movemos esta industria, provocamos mucha curiosidad, y esa competición es importante. Anna, Diana [Damrau], Elina [Garanca]… nos conocemos todas y, cuando nos vemos, somos las mejores amigas.

P. ¿Por qué funda SY11 en 2020? ¿Es un parteaguas en su carrera?

R. Por casualidad. Estábamos confinados y yo soy un animal que necesita moverse, así que me puse a buscar distintas maneras de ofrecer un concierto en mi ciudad. Allí hay un pequeño teatro romano, con unas 4.000 localidades al aire libre. La única manera de organizar algo allí era creando una empresa. Y sí, me encantó tener ese contacto con el público y ser la única responsable. Con esa empresa he podido grabar discos, publicar libros, hacer mil cosas y eso significa libertad. Un artista quiere ser libre. Cuando eres una persona muy creativa, lo necesitas.

"Me encanta saber que tengo otras colegas fuertes. Nosotras movemos esta industria, provocamos mucha curiosidad"

P. Hay una cierta rigidez en las normas, en las tradiciones, en el canon, que quizás alejan un poco al público más joven. ¿Cambiaría algo para acercar la ópera al siglo XXI?

R. Completamente. Todo menos la música, que no la tocaría porque sería impensable, como querer cambiar el color de los ojos de la Monna Lisa. Pero la manera con la que nos comunicamos con el público, eso tiene que cambiar. El arte contemporáneo, las artes visuales tienen mucha fuerza. Tenemos que buscar la manera de comunicar con la ayuda de esas otras artes. Necesitamos ese cambio para provocar uno en los jóvenes.

P. Y ¿qué proyectos tiene entre manos?

R. Como cantante me apetece abordar la música de los compositores alemanes: Wagner, Mahler... Como emprendedora me gustaría acercarme a los jóvenes no solo en la ópera, sino a las artes en general. Soy embajadora de Unicef y trabajo muchísimo para integrar el arte en las escuelas como una manera de resolver problemas, entre otros, de salud mental. Me parece importante que los niños puedan liberar su mundo interno a través de las artes sin la presión de obtener resultados.