Pablo Rivero y Júlia Molins en 'La importancia de llamarse Ernesto'.

Pablo Rivero y Júlia Molins en 'La importancia de llamarse Ernesto'.

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'La importancia de llamarse Ernesto' con un rejuvenecido aire pop

David Selvas le ha dado forma de musical indie acertadamente innovadora a la producción del Teatro Pavón. 

30 junio, 2024 01:20

Cuánto nos alivian las comedias de los rigores madrileños. Una de las mejores opciones nos la ofrece el Teatro Pavón con La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde. La producción está dirigida por David Selvas, que le ha dado forma de musical indie acertadamente innovadora.

Estrenada en Londres en 1895 con gran éxito desde el primer día, su autor la subtituló “Comedia trivial para la gente seria”. Y, efectivamente, va de gente seria y aburrida a la que no parece que le ocurra nada, solo que lleva una ajetreada vida social sometida al rígido ceremonial de la burguesía inglesa.

Wilde, que bien lo conocía y también lo padecía, lo parodia en este enredo de manera elegante, distante e irónica, con juegos de palabras difíciles de traducir del inglés original. El mismo título juega con la palabra earnest, que significa “serio, formal” (aquí parece que se han inclinado por “honesto”), y Ernest, el nombre de la identidad bajo la que se esconde el protagonista cuando quiere dar rienda suelta a sus deseos.

El gran acierto de este montaje es la modernidad que respira la versión de Selvas, que ha podado con acierto el original y a la que ha sabido darle un aire contemporáneo. Otro hallazgo es la partitura musical y las letras de Paula Jornet, inspiradas en la obra o recuperando otras célebres (de Paquita la del Barrio); ella misma las interpreta, haciendo las veces de actriz y cantante, apoyada por otros actores del elenco a la batería o el piano. La puesta en escena logra trascender el aire de anquilosada comedia burguesa que suelen padecer otras producciones recientes que se han hecho.

Dos hombres jóvenes (Pablo Rivero y Ferrán Vilajosana) seducen a dos mujeres jóvenes (Jornet y Júlia Molins), más lady Bracknell (Silvia Marsó), cancerbera de las normas victorianas y de asegurar un buen partido matrimonial para su hija Gwendolen. A estos se añade otra pareja, la formada por la profesora de alemán (Gemma Brió, ), que esconde una historia folletinesca, y el reverendo inseguro acerca de las bondades del matrimonio (Albert Triola).

Las piruetas de los chicos jóvenes para esconder su identidad a fin de dar rienda suelta a sus verdaderos deseos propicia un enredo largo y complicado, que termina revelándose como el título de la comedia exige: o sea, poniendo las cartas boca arriba.
Rivero defiende con firmeza sus dos personalidades, la real y la inventada bajo el nombre de Ernesto, la que le permite vivir una vida en libertad en Londres.


Jornet hace de Cecil una joven indie, guitarra eléctrica en mano, atraída por un hombre -el tal Ernest- con una vida que imagina apasionante y peligrosa. Vilajosana actúa, toca el piano, y le echa gracia a su vivales Algernon. Y Julia Molins resulta cómica y resolutiva como Gwendolin, sorteando a su interesada e hipócrita madre a la que Marsó dota de frivolidad y de un histrionismo adecuado que atrae todas las miradas y en la que Wilde hace recaer un ramillete de sus frases ingeniosas.

Me gustó la escenografía, obra de José Novoa, que evoluciona de un burgués salón de la city al de una casa del countryside con un sencillo ejercicio de transformación, o de decoración, consistente en poblarlo de plantas.

Esta producción (del Teatro Nacional de Cataluña, La Brutal y Bitó) tiene bastantes credenciales. Repite en la cartelera madrileña tras su paso por el teatro Español. Pero se remonta a la temporada 2017-18, cuando se estrenó en Barcelona, en catalán y con un elenco diferente, convirtiéndose en una de las producciones más premiadas de entonces, pues entre otros ganó el Premio al Mejor Espectáculo en los Premios de Teatro de Barcelona y el de Revelación para la actriz y cantante Jornet.

Ficha técnica

Dramaturgia: Oscar Wilde Dirección: David Selvas Reparto:  Silvia Marsó, Pablo Rivero, Júlia Molins, Ferran Vilajosana, Paula Jornet, Albert Triola y Gemma Brió Traducción: Cristina Genebat Diseño de espacio escénico: Jose Novoa Diseño de iluminación: Mingo Albir Diseño de espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos Diseño de vestuario: María Armengol Caracterización: Paula Ayuso Coreografía y Movimiento: Pere Faura Dirección Musical: Pere Jou y Aurora Bauzá (Telemann Rec.) Música original: Paula Jornet. Una producción de Teatre Nacional de Cataluña, La Brutal y Bitò Producciones

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