Estos claustros de Castilla y León son un auténtico oasis de paz para escapar de la rutina
La Comunidad cuenta con una gran variedad de monasterios que permiten al viajero evadirse del mundanal ruido y vivir una experiencia única de introspección
11 diciembre, 2023 07:00Noticias relacionadas
Castilla y León cuenta con un patrimonio histórico y monumental inigualable, fruto de su milenaria historia. Desde los castros prerromanos hasta las villas romanas, las iglesias románicas y góticas o los increíbles castillos y fortalezas -que dan testimonio de una época de esplendor y conflicto-, las nueve provincias de la Comunidad cuentan con multitud de alicientes para el viajero que busca una experiencia de enriquecimiento cultural.
Pero entre ese patrimonio sin parangón destacan de forma especial los monasterios y sus icónicos claustros, que son testigo de la importancia de las regiones castellana y leonesa en la Reconquista y en el Camino de Santiago. Castilla y León cuenta con una gran variedad de claustros que son una auténtica invitación al silencio y a la meditación para aquellos visitantes que buscan una experiencia diferente y una auténtica desconexión del mundanal ruido con el que conviven de forma cotidiana las grandes ciudades.
La revista National Geographic ha destacado algunos de los claustros más impactantes de la Comunidad, que en su momento estuvieron reservados para los monjes o monjas de los diferentes monasterios, iglesias o catedrales de tierras castellanas y leonesas, pero que gracias a su apertura al turismo hoy en día se puede disfrutar en ellos de la calma delicada que transmiten sus arquitecturas.
El Monasterio de Santa María de Valbuena
Este impresionante monasterio se encuentra situado junto al río Duero, en el municipio de San Bernardo, dependiente de Valbuena de Duero, y cuenta con un increíble cenobio que es una auténtica joya de la restauración. A principios del siglo XXI, la fundación de Las Edades del Hombre ubicó en este lugar su sede mientras se encargaba de recuperar un monasterio que había sido seriamente dañado durante la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX.
El resultado de esa restauración es una auténtica delicia gótica con dos plantas, cuyo principal atractivo va mucho más allá de sus arcos y alegres capiteles. Destacan los murales del siglo XVI de estilo manierista italiano que sirven como decoración de las diferentes pandas y que se hayan dedicados a la pasión de Cristo y a los padres de la Iglesia. Un lugar de desconexión donde el viajero puede trasladarse más de 500 años en el tiempo.
San Juan de Duero
La del Monasterio de San Juan de Duero, en la provincia de Soria, es una de las ruinas que desprende más romanticismo de España. Se trata de un complejo en el que se asentó la Orden de los Hospitalarios de San Juan, que procedían de Tierra Santa y que contaban con una gran cantidad de recursos económicos.
Al contemplar el claustro, el visitante se sentirá fascinado al observar una estampa que podría asemejarse a un escenario épico de El Señor de los Anillos. Cuenta con una auténtica fantasía de arcos que se encuentan entrelazados, algunos de medio punto que descansan sobre columnas pareadas, otros de herradura entrelazados y sin capiteles, otros de herradura apuntados, también de sugerida herradura y algunos salteados con motivos vegetales a modo de ornamentación.
Santo Domingo de Silos
"Ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos", así definía Gerardo Diego el ciprés que se puede contemplar en el jardín del claustro del monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos. Tanto Diego como otros muchos poetas se sintieron atrapados por la belleza de ese solitario árbol elevado por encima de la doble planta del claustro románico del complejo.
Un claustro que, además, permite al visitante deleitarse con los 64 capiteles que se encuentran en los arcos del claustro bajo, siendo auténticas obras maestras de la iconografía del románico, contando con escenas bíblicas y evangélicas y con animales quiméricos, como centauros, grifos y arpías.
Catedral de Segovia
El claustro de la Catedral de Segovia cuenta con la particularidad de que fue trasladado piedra a piedra desde su anterior ubicación. Carlos I ordenó mantenerlo cuando se llevó a cabo la construcción de la nueva Catedral, después de que la antigua quedara en un estado agónico a consecuencia de la Guerra de los Comuneros.
El maestro cantero Juan Campero fue el encargado de llevar a cabo la mudanza del claustro y se le obligó a firmar un documento en el que mostraba su compromiso de desmontar, trasladar y montar de nuevo el claustro "de la misma manera" en que estaba y con el mismo "ancho y alto". Además, se comprometía a costear cualquier pérdida o rotura de las piezas. Solo con visitarlo se comprueba que, además de lograrlo, superó con creces la dificultad de situar el claustro en un terreno nuevo que obligaba a una nueva cimentación.
Convento de las Dueñas
El Convento de las Dueñas, ubicado en Salamanca, no tendría mucho espacio en los manuales de Historia del Arte si no fuese por su espectacular claustro. La iglesia de este convento femenino que cuenta con una sola nave de estilo gótico, que se haya cubierta por siete bóvedas, es especialmente sobria pero destaca especialmente el impactante claustro.
Estamos hablando de uno de los conjuntos más destacados del renacimiento español, con sus columnas, arcos, capiteles, medallones, frisos y zapatas labrados en la piedra de forma delicada.
Monasterio de San Andrés de Arroyo
La montaña palentina cuenta con uno de las más grandes conjuntos de románico de toda Europa y en el mismo destaca especialmente el Monasterio de San Andrés de Arroyo, fechado en el siglo XII. Su origen se encuentra en la decisión del rey Alfonso VIII de Castilla de instalar en esta ubicación una comunidad de monjes premostratenses.
Después de entrar al monasterio, la monja que se encarga de recibir a los viajeros ofrece las explicaciones necesarias y activa los curiosos paneles audiovisuales de tipo táctil que fueron instalados en 2017. Una tecnología moderna para acercarse a este emblemático edificio del siglo XII.