El hecho de que enemigos irreconciliables se unan para afrontar un reto y que luchen a muerte una vez logrado ese hito, no es nuevo en la historia. Más bien al contrario, es un clásico que suele repetirse con frecuencia.

Hoy informamos de que el PSOE de Alicante ha alcanzado un acuerdo para repartirse los delegados al Congreso Federal Socialista de Sevilla. La portavoz municipal, Ana Barceló, el líder de la minoría mayoritaria, los peones del exsenador Ángel Franco, y la antigua portavoz y candidata a la Alcaldía, Eva Montesinos, acudirán juntos al cónclave. Juntos pero no revueltos, porque las relaciones entre ellos siguen rotas.

Tanto, que hace un par de semanas la ejecutiva de Franco acordó con Compromís de Rafa Mas una hoja de ruta para hacer oposición al PP de Barcala. Una iniciativa de la que quedaba excluida la portavoz municipal socialista, que es quien en principio debería acordar cualquier estrategia con el portavoz nacionalista alicantino.

Justo el día que trascendió el boicot a Barceló de los suyos concluía una lectura muy interesante, La guerra mundial de los romanos (Crítica 2024), de Giusto Traina. Un ensayo en el que el historiador italiano intenta clarificar qué sucedió tras los Idus de marzo con los partidarios de Julio César, su lugarteniente Marco Antonio, su hijo adoptivo Octavio Augusto (en aquella época tan sólo Octaviano) y el general Marco Emilio Lépido.

Estos tres enemigos declarados fueron elegidos en noviembre del 43 a. C. para conformar el segundo triunvirato en un contexto de guerra civil contra los asesinos de César y sus aliados, Casio, Bruto, Sexto Pompeyo. 

Año a año, batalla a batalla, el autor narra los encuentros y desencuentros entre los triunviros y el final de los cesaricidas. Siempre bajo la tesis principal de que más que guerras civiles entre romanos se trató de una guerra mundial (del mundo conocido) por los diferentes campos de batalla y protagonistas de distintos reinos fuera de Roma que participaron en el complejo escenario bélico.

Pocas analogías pueden establecerse en lo histórico, pero no así en psicológico de los protagonistas. ¿Qué lleva a personas que supuestamente buscan un objetivo común como es alcanzar la Alcaldía en Alicante a derrochar esfuerzos y recursos en acabar los unos con los otros? Incluso por encima de su objetivo principal. 

Al menos Marco Antonio y el futuro César Augusto se mantuvieron en el terreno de la lealtad hasta que acabaron con sus enemigos comunes. Pero es que tal vez el objetivo del PSOE de Alicante no sea conseguir la Alcaldía, sino quién gestiona las miserias de la oposición.