En la mayor parte de España, entrar en diciembre significa entrar también en la época de frío y heladas nocturnas, esa temporada donde cuesta el triple salir de la cama y corremos para llegar al coche lo más rápido posible.
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El problema de esta mini-carrera que nos pegamos hasta llegar al coche es cuando nos encontramos que el frío de por la noche ha congelado los cristales del vehículo, lo que se traduce en tener que pasar más tiempo a la intemperie rascando el hielo.
Esta bajada de temperaturas dificulta el arranque de los vehículos, sobre todo de aquellos más antiguos, que necesitan un poco más de atención para que funcionen a primera hora de la mañana.
Sin embargo, el hielo nos afecta a todos: los coches más grandes, los más pequeños, los más caros o los de segunda mano. El frío termina por cubrir la carrocería y los cristales de una capa helada que imposibilita el poder circular con el coche.
La forma más tradicional siempre ha sido rascar el parabrisas con raspador —o lo que más se parezca, en situaciones de emergencia—, no obstante, muchas veces no tenemos tiempo suficiente o la capa de hielo se nos resiste tanto que no desaparece.
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En este caso, cuando nuestra paciencia comienza a desvanecerse, terminamos por pensar en diferentes opciones, una de ellas, meternos en el coche y esperar a que la calefacción derrita la capa de hielo.
A pesar de que parezca la mejor solución, no es recomendable enchufar la calefacción y dirigir las rejillas de aire directamente hacia el cristal. No se debe esperar a que el motor adquiera temperatura antes de encender la calefacción, puesto que el cambio brusco de temperatura puede rajar el cristal.
Pero, si la capa de hielo es muy gruesa, no tengo tiempo, quizás tampoco tengo calefacción en el coche y no es aconsejable poner la calefacción en ese instante, ¿qué debo hacer?
La solución instantánea
Roberto Brasero dio la solución ante unos días a esta situación y no es nada más y nada menos que rociar el parabrisas con alcohol, un método que descongela el hielo en menos de un segundo.
El alcohol tiene un punto de congelación inferior al agua, por lo que el líquido hará que el hielo se descongele en tan solo unos segundos, sin esperar nada más y sin la necesidad de rascar el cristal.
Es importante no olvidar retirar también el hielo de los faros. En coches con faros halógenos, debería bastar con encender las luces durante un tiempo. Pero los halógenos con un diseño que separan mucho la parábola del cristal protector requieren que retiremos el hielo a mano.
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Sin embargo, si queremos evitar todo el proceso, una de las mejores soluciones para evitar que se nos congele el parabrisas consiste en proteger el cristal con un simple cartón sujeto con los limpiaparabrisas, que podremos guardar en el maletero y tener a mano siempre, al igual que el alcohol.
¿Por qué alcohol y no agua?
Descongelar el parabrisas con agua muy caliente es la peor solución, aunque parezca, de primeras, la más lógica. La diferencia brusca de temperaturas —tal y como pasa con todo tipo de cristales, como los vasos— puede romper el parabrisas.
Tampoco podemos accionar los limpiaparabrisas y echar agua, ya que empeorará la situación radicalmente, no solo la del propio parabrisas, sino que las escobillas es posible que estén pegadas por el hielo y se podrán estropear en el momento, así como el motor del limpiaparabrisas.