¿Sabías que los primeros despertadores fueron humanos? Descubre a los increíbles ‘knocker-upper’
Acostumbrados al mundo moderno, en ocasiones, olvidamos cómo era la vida hace algunos años y perdemos la oportunidad de descubrir oficios muy interesantes.
8 octubre, 2023 16:52Vivimos en un mundo en el que podemos escoger hasta la melodía con la que amanecemos o elegir por cuánto tiempo queremos que suene el despertador. Ya sea desde un reloj despertador, desde un teléfono o desde cualquier otro dispositivo, programar la alarma se ha convertido en una tarea más del día a día.
[Trucos para evitar la cara hinchada por las mañanas]
Llegan las siete y veinte de la mañana y suena el despertador. Pasan 5 minutos y vuelve a sonar. Te levantas y preparas un café. Así empieza el día de la gran mayoría de ciudadanos que, ya sea por un motivo u otro, tienen que madrugar. Sin embargo, no siempre ha sido así.
Qué son los knocker-upper
El reloj despertador no se popularizó hasta el siglo XIX, a pesar de haber sido inventado en el siglo XVIII. Un precio elevado y poca accesibilidad a la electricidad incentivaron la necesidad de creación de un nuevo oficio.
Esta nueva demanda fue principalmente originada por la industrialización. El trabajo en el campo no exigía un horario estricto: algunos se levantaban con el cacareo del gallo y otros con el primer rayo de luz. En cambio, el trabajo en las fábricas y en las empresas demandaba el cumplimiento de un horario.
Los jubilados, policías y encargados del alumbrado de las calles fueron los encargados de esta tarea denominada knocker-upper, con el fin de sacarse un sobresueldo. Eran personas encargadas de despertar a los trabajadores para que llegasen puntuales a sus puestos de trabajo.
Cómo funcionaba este oficio
Había diferentes métodos para levantar a los trabajadores. El más común era en el que empleaban una vara o una caña de bambú para golpear la ventana. Los despertadores insistían hasta que veían al individuo asomarse por la ventana, de forma que quedase constancia de que ya estaban en pie.
Mary Smith era una mujer de Londres que usaba una peculiar forma para despertar. Con un tubo de goma, a modo de cerbatana, lanzaba guisantes secos a las ventanas. Era un método más silencioso y eficaz, ya que, los guisantes eran suficientemente duros para hacer ruido pero no para ejercer daños en las ventanas.
Estos 'despertadores humanos' eran contratados por las empresas o, incluso, por los propios trabajadores para asegurarse de que llegaban a la fábrica a tiempo. Cobraban de forma semanal y eran especialmente populares en las ciudades industriales de Manchester, Liverpool y Londres.
Fue una práctica muy habitual en aquella época y que se extendió hasta 1970 en algunas zonas de Reino Unido.
[El sencillo cambio de hábito que te puede ayudar a adelgazar sin hacer dieta]
Pros y contras de los despertadores
Dejando atrás el propósito de los relojes despertadores, estos elementos han traído consigo tanto aspectos positivos como negativos.
Tener un despertador permite establecer una rutina de sueño regular, beneficiando al reloj circadiano del cuerpo. Potencian la productividad al tener la posibilidad de contar con una mayor cantidad de tiempo para la realización de tareas y actividades matutinas, lo que permite establecer hábitos como el ejercicio o la limpieza del hogar.
Sin embargo, estos dispositivos también implican ciertos aspectos negativos. Su sonido puede interrumpir tu fase REM del sueño, lo que puede traducirse en una sensación momentánea de desorientación y un incremento del nivel de estrés. Además, despertarse de manera usual con el despertador puede generar fatiga crónica.
Por otro lado, despertarse de forma natural permite al cuerpo atravesar todos los ciclos del sueño, ofreciendo un despertar más fresco y renovado. Escuchar a tu cuerpo y dormir más tiempo en los días que lo necesitas puede ayudar a reducir el estrés.