Seguro que en más de una ocasión te has fijado en parejas que te llaman la atención porque, a priori, parecen ser polos opuestos, haciendo que incluso puedas pensar que te resulta extraño e incluso incomprensible que ambos puedan estar juntos e incluso ser felices. Aunque siempre se ha dicho lo contrario, ahora la ciencia asegura que los polos opuestos no se atraen, y que es otra cosa lo que une a las parejas.
Matt Keller, director del Instituto de Genética del Comportamiento (IBG) de la Universidad de Colorado, junto a Tanya Horwitz, candidata al doctorado en el Departamento de Psicología y Neurociencia de la misma universidad, se han encargado de analizar los 22 rasgos que más unen a las parejas de un total de 199 estudios acerca de las parejas, datando el más antiguo realizado en el año 1903, y ello les ha permitido llegar a la conclusión definitiva.
Según su investigación, los aspectos que más unen a las parejas son las actitudes políticas y religiosas, el nivel educativo y determinadas medidas del coeficiente intelectual, mientras que otros rasgos, como la altura y el peso, las condiciones médicas o los rasgos de la personalidad, mostraron unas correlaciones mucho más reducidas. De esta forma, aunque muchos modelos genéticos dan por hecho que el apareamiento humano se produce de forma aleatoria, esta suposición se alejaría de la realidad, según manifiesta Keller.
[Tres momentos clave para fortalecer tu relación de pareja que os alejarán de la separación]
De hecho, solo en un 3% de los rasgos y en una parte del análisis, los individuos tendían a formar pareja con un polo opuesto, es decir, con personas diferentes a ellos. En el lado contrario, nos encontramos con que, entre el 82% y el 89% de los rasgos que fueron analizados, teniendo en cuenta desde las tendencias políticas hasta los hábitos relacionados con el consumo de sustancias o la edad en la que se tiene la primera relación sexual, tenían más posibilidades de ser pareja que de lo contrario.
Así, se desmontaría la teoría de todos aquellos que defienden que a las personas introvertidas les gustan aquellas que son extrovertidas, y viceversa, por lo tanto, los polos opuestos no se atraen. Según Tanya Horwitz, los extrovertidos tienen exactamente las mismas probabilidades de acabar formando pareja con una persona introvertida que con una que sea tan extrovertida (o más) que ellos.
Rasgos compartidos que favorecen las parejas
Tras analizar los diferentes datos recogidos en el estudio, los investigadores no encontraron ninguna prueba convincente que pudiese confirmar la creencia popular de que los polos opuestos se atraen, si bien es cierto que aseguraron que deberían llevarse a cabo más estudios para poder profundizar en esta cuestión.
[Relaciones tóxicas: así es como puedes reconocerlas y liberarte]
Lo que sí se ha podido confirmar es que los rasgos compartidos favorecen la formación de parejas, siendo el rasgo en el que las parejas tenían más probabilidades de ser similares su año de nacimiento. También se analizaron rasgos poco estudiados, como el número de parejas sexuales de una persona o si fue amamantada cuando era aún una niña, que mostraban cierta correlación.
Horwitz aseguró que los resultados de la investigación sugieren que, incluso en aquellas situaciones en las que las personas tenemos la sensación de poder tomar decisiones y elegir acerca de nuestras relaciones personales, existen mecanismos en nuestro interior de los que no somos conscientes y que nos pueden llevar a tomar una elección u otra.
De esta manera, para los investigadores, el hecho de que las parejas compartan rasgos para unirse tiene diferentes implicaciones en las siguientes generaciones. Esto es debido a que, en función del rasgo común que las una, puede tener consecuencias posteriores, siendo un claro ejemplo el hecho de que las personas bajas tengan una mayor probabilidad de tener descendencia con personas bajas, y las personas altas con altas, y esto hará que pueda haber una siguiente generación más personas con estaturas extremas. Y sucede lo mismo con otros rasgos médicos, psiquiátricos o de otra índole.
[Síndrome del compañero de piso: ¿Cómo enfrentarlo y prevenirlo en la pareja?]
Asimismo, también podría haber un impacto a nivel social relevante en próximas generaciones, ya que la gente se puede emparejar con personas que tengan un nivel educativo similar, lo que a su vez ocasionaría una ampliación de la brecha socioeconómica.
¿Qué parejas duran más? ¿Polos opuestos o personalidades similares?
En el año 2016, un estudio de la Universidad de Kansas también tuvo resultados en contra del mito de que las personalidades opuestas son las que funcionan mejor, ya que concluyó que las parejas con personalidades similares, así como con acuerdos en actitudes, valores, actividades recreativas y consumo de alcohol, eran las que duraban más.
[Amor duradero frente al divorcio gris: todas las claves para mantener una relación madura]
Para ello se estudió a un total de 1.523 parejas, encontrando un 86% de similitud en gustos en aquellas que duraban más años. De igual forma, otro estudio dado a conocer el año siguiente, y que corría a cargo de la Universidad de Michigan, se encargó de analizar las relaciones a largo plazo, ofreciendo interesantes resultados acerca de los hábitos compartidos: las parejas que estaban unidas por un nivel similar de consumo de alcohol y formas similares de disfrutar el tiempo de ocio, también tenían más posibilidades de durar.
Aunque los rasgos de personalidad son un factor fundamental a la hora de evaluar las afinidades o los rechazos en las parejas, en la actualidad la tecnología es clave a la hora de constituir los vínculos y ha cambiado creencias del pasado. Hace tan solo unos años atrás, existía la creencia de que el mejor compañero era aquel "opuesto y complementario" haciendo así contrapeso a los rasgos propios, pero en esta nueva era, el mito ha perdido fuerza, y está demostrado que son más estables las parejas formadas por personas con personalidades similares.